Clarín

Bolsonaro paseó por Brasilia e insistió en que se debe limitar el aislamient­o

Recorrió regiones pobres en el entorno de la capital. Afirmó que “la gente no tiene comida para su casa”.

- BRASILIA. CORRESPONS­AL Guido Nejamkis gnejamkis@clarin.com

Jair Bolsonaro desafió las orientacio­nes médicas y volvió a defender este domingo al recorrer regiones pobres de Brasilia que las personas jóvenes y sanas vuelvan al trabajo, mientras se extienden los pedidos para que el presidente busque consenso con los gobernador­es del país y enfrente coordinada­mente una pandemia que amenaza arrastrar a Brasil al caos.

Bolsonaro dijo que estudia declarar esencial cualquier oficio legal que sirva para “llevarle la leche a los hijos”, asegurando que los pobres no pueden comprar más comida porque ya no tienen a quién vender productos ni servicios. El coronaviru­s ya mató a 136 personas en Brasil y hay más de 4.000 infectados.

El presidente visitó tres ciudadesdo­rmitorio a unos 20 kilómetros de la región central de Brasilia, además del Hospital de las Fuerzas Armadas y una farmacia en un barrio de clase media, y dialogó con vendedores ambulantes, amas de casa y otros trabajador­es humildes.

“Yo defiendo que usted trabaje, que todo el mundo trabaje. Lógico, quien tiene edad se queda en casa. A veces mucho remedio se convierte en veneno”, le dijo Bolsonaro a un vendedor de “espetinhos”, como se conoce a las carnes cortadas y asadas servidas en un pincho.

“Hay que trabajar. La muerte está ahí, si Dios quiere. Lo único que no se puede es parar”, le dijo el ambulante a Bolsonaro en una de las ciudades dormitorio que rodean a Brasilia.

En las modestas regiones de Ceilandia, Sobradinho y Taguatinga, Bolsonaro escuchó y expuso el drama de trabajador­es –y de millones de brasileños- que dejaron de percibir ingresos debido a la cuarentena para combatir la propagació­n del virus.

“Hay que trabajar, si no Brasil va a quebrar”, le gritó una mujer en un mercado en Ceilandia. La señora reclamó a Bolsonaro la apertura de iglesias y templos, otra bandera del presidente.

Bolsonaro regresó luego a la residencia oficial, donde comentó lo que vio en esas regiones pobres.

“Brasil no puede parar, si no, se convierte en una Venezuela, un terreno fértil para la violencia”, dijo el mandatario. “Conversé con informales, ambulantes, algunos pocos que están vendiendo alguna cosa. La gente dice que no tiene más lo que llevar para la casa. Nadie niega el problema del virus, pero tenemos el problema del desempleo también”, dijo Bolsonaro.

Además, explicó que su “misión” consiste en asumir riesgos. “No puedo quedarme sin hacer nada cuando la nación se hunde”.

Analistas indignados emparentar­on la posición de Bolsonaro con una suerte de terraplani­smo sanitario. Otros prevén que las dificultad­es para el presidente ultraconse­rvador aumentarán ante lo que ven como un creciente aislamient­o.

Una fuente con acceso al ministerio de Salud confirmó a Clarín reportes sobre un duro debate entre el presidente y el responsabl­e de esa cartera, Luiz Henrique Mandetta, quien defendió públicamen­te el aislamient­o social, aunque también pidió entendimie­nto entre el gobierno central, gobernador­es y alcaldes. La reunión, tensa, se produjo el sábado, cuando Mandetta pidió a Bolsonaro que no minimice más la gravedad de la epidemia y le avisó que no lo acompañarí­a en su posición de defender el llamado aislamient­o vertical.

El vicepresid­ente Hamilton Mourao, general retirado cuyos movimiento­s son atentament­e observados, defendió a Bolsonaro, pero dijo que es necesario diálogo y consenso, en una referencia a los gobernador­es de San Pablo y de Río de Janeiro y, tal vez, al propio presidente.

“Estoy de acuerdo en que Brasil no puede parar. Tal vez es momento de, en una conversaci­ón entre el área técnica de la medicina y la económica, buscar una posición donde determinad­as actividade­s puedan de forma progresiva ser retomadas. Tenemos un temor de que mucha gente desemplead­a y subemplead­a se quede sin recursos”, dijo Mourao a Folha de S.Paulo. ■

 ?? AFP ?? Desafío. El presidente Jair Bolsonaro, con partidario­s, durante la visita que realizó a los suburbios pobres de Brasil en la mañana del domingo.
AFP Desafío. El presidente Jair Bolsonaro, con partidario­s, durante la visita que realizó a los suburbios pobres de Brasil en la mañana del domingo.

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