“Sin evaluación no hay educación”
A raíz de muchos argumentos que se han dado, incluso desde áreas de gobierno, creo que es necesario reflexionar qué es y qué función tiene la evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Abordar la evaluación como una instancia educativa es de enorme valor. Evaluar es acompañar a los alumnos para que puedan hacer uso del fracaso y del error como una instancia de seguimiento, superación y cambio positivo que permite que el alumno aprenda a aprender. El fracaso no es estigmatizante, como está de moda decir. Al contrario, el fracaso es una instancia del proceso de enseñanza-aprendizaje, que ayuda a educar. La vida es un proceso en el cual la persona atraviesa momentos de éxito y de fracaso. Por ello es necesario que el alumno aprenda a superar y a asimilar ambos. Acompañar al alumno es justamente evaluar y corregir las conductas, acciones e informaciones que los niños tienen. El fracaso educa. El fracaso genera en el alumno una conducta de invención- creativa. El fracaso ayuda a crecer. ¿Por qué hablamos de invención creativa? El alumno cuando ve que el resultado de su hacer no es el buscado, no es el correcto, puede quedarse paralizado o buscar la forma de superar el error. Lo que hace el docente en estas situaciones es hacerlo pensar. La creatividad le permite descubrir posibilidades, siempre guiado y asesorado por el docente. Evidentemente hay áreas más propicias para la creatividad. Las ciencias duras son más difíciles, no obstante, ante la presentación de problemas, el alumno no tiene una sola alternativa o camino para seguir o, quizá mejor, no tiene una única manera de llegar a lo deseado. Puede ir generando y creando diferentes respuestas. En un paréntesis debemos aclarar que estamos ante un docente ágil, abierto y creativo, no aquel que sólo acepta aquella respuesta que tiene una única salida, que sigue establecidos pasos previos inamovibles. Ese no es un docente formador, es un robot que sigue reglas estrictas que no favorecen la creatividad.
La evaluación es un momento del proceso educativo fundamental y crítico. El alumno crece cuando tiene que buscar y crear alternativas ante un mismo problema. Casi deberíamos afirmar que si los docentes no evalúan, no están enseñando, no están educando. Evaluar es ayudar a los alumnos a crecer, es educar, es formar. Es ayudarlo a devenir persona íntegra e integrada a su núcleo de pertenencia y a futuros núcleos que él vaya construyendo.
María Inés Morello mimorello@hotmail.com