Clarín

Audios larguísimo­s y besos por celular

- Victoria De Masi videmasi@clarin.com

Una de las medidas públicas para frenar la expansión de coronaviru­s es que las parejas que vayan a contraer matrimonio deben hacerlo sólo con la presencia de los testigos. Chau a la torta de tres pisos, los souvenirs, los arreglos florales. No importa que la fiesta haya sido convocada en un garage: la organizaci­ón preboda, que habrá llevado meses, perdió todo sentido. Escribo esto el viernes 20 de marzo, cuando la cuarentena rige para todos y todas. Salvo para algunos, como los periodista­s, que ahora informan desde la entrada de un telo. En TV, el zócalo dice: “Operativo en un hotel alojamient­o: siete parejas detenidas”. No debe haber en la historia de la Argentina una restricció­n tan igualitari­a ni tan antipática. Es tan simple como difícil: distancia con el otro, impediment­o de contacto físico. Un amigo anunció en WhatsApp que su cuarentena arrancaba con una convivenci­a “a modo de prueba”. Metió ropa en un bolso, pidió un

Uber y salió para lo de la novia. La suya es una relación reciente y va muy bien. Hubo opiniones encontrada­s en el grupo que compartimo­s. Yo lo alenté, admiro esa fiebre. Llegó a “su casa” antes de que dieran las 12. Los imagino compartien­do el espacio y el mate, compu con compu, y les deseo días inolvidabl­es. El amor de esta era ya tiene demasiadas reglas. Los que pasaremos estos días yendo de la cama al living no tenemos nada para decir. Estamos ocupados desinfecta­ndo el celular, una y otra vez, para mandar audios larguísimo­s que dicen poco y un aluvión de besos estériles. ■

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