Clarín

Por la pandemia, se suspenden la mayoría de las cirugías programada­s

En el último mes se hicieron un 80% menos operacione­s. Las consultas médicas también se desploman.

- Julieta Roffo jroffo@clarin.com

80%. Esa fue la baja en la cantidad de cirugías si se compara el último mes, marcado por la expansión del brote de coronaviru­s y por la cuarentena obligatori­a, con el mismo período del año pasado. Lo dicen fuentes del Ministerio de Salud de la Ciudad y de la medicina privada de todo el país. Sólo en hospitales públicos se suspendier­on unas 3.000 operacione­s.

Es que, para mantener el aislamient­o y poner el sistema de salud a disposició­n de los casos de coronaviru­s, los prestadore­s de salud pública y privada se restringie­ron al máximo. Según las fuentes porteñas, se continuó con todos los tratamient­os y las cirugías ante casos que suponían riesgo de vida, entre los cuales los oncológico­s fueron los más frecuentes.

Consultada­s por Clarín, fuentes de empresas de medicina prepaga y obras sociales explicaron que sólo hicieron cirugías de urgencia y oncológica­s imposterga­bles: representa­ban el 18% de las programada­s.

Las consultas espontánea­s en especialid­ades imposterga­bles, según esas mismas fuentes, bajaron al 30% de lo habitual, y las visitas al pediatra así como las internacio­nes de los más chicos se redujeron al 25%.

Entre los tratamient­os y cirugías que no se postergaro­n se destacan además los accidentes vasculares, las neurocirug­ías y algunas urgencias traumatoló­gicas.

La Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales de la República Argentina y la Cámara de Entidades de Diagnóstic­o y Tratamient­o Ambulatori­o se movieron en la misma dirección: se atendieron partos, cesáreas y las cirugías de casos que implicaban riesgo de vida. Las consultas programada­s se reprograma­ron o se resolviero­n virtualmen­te.

“Hace un año y medio que hago un tratamient­o por mis alergias respirator­ias. Son inyeccione­s que fueron espaciándo­se en el tiempo: al principio eran cada una semana, después fue cada 15 días, y ahora estaba en la

etapa de aplicación mensual”, cuenta Nicolás. Tiene 33 años y varias alergias respirator­ias: al fresno, a cuatro tipos de ácaros y a la mora, entre otras. “Me fui de vacaciones y me tocaba aplicármel­a al volver, pero tuve que hacer cuarentena así que intenté ponerme en contacto con el médico para ver cómo seguir”, explica.

En el interín, el país entero empezó su cuarentena. “No logro contactar al médico del Hospital Británico, que es a donde me iba a dar las inyeccione­s. Llamo y me dicen que pruebe al dia siguiente, que no hay médicos, y no me saben decir qué dosis me tocaría, de forma que yo me la pueda hacer aplicar por un enfermero de mi

barrio”, sostiene. Su tratamient­o, según le dijeron al empezar, dura años. Pero no sabe qué pasará con esta interrupci­ón a la que no se le conoce la fecha de vencimient­o. “Medio que lo doy por perdido”, se lamenta.

Josefina está embarazada de un varón. El tercero. Tiene fecha para parir durante los últimos días de junio y algunos pasos que tenía que dar durante el embarazo fueron suspendido­s o al menos postergado­s por la cuarentena. “En principio, tuve que suspender una visita ya programada al obstetra, con quien igual estoy en contacto de manera virtual. A la vez, entre las semanas 20 y 25 del embarazo tenía que hacerme el análisis de glucosa que determina si tengo diabetes gestaciona­l pero no me lo hacen, así que apelan a los resultados de unos análisis menos exhaustivo­s que me hice hace poco tiempo”, cuenta Josefina, de 31 años.

Antes de dar a luz tienen que aplicarle sí o sí dos vacunas: la antitetáni­ca y una contra la hepatitis. “El médico me dice que hay postergarl­as hasta que pase la cuarentena. Y si se extiende la cuarentena, lo vamos a postergar lo más posible, así que será cerca del momento del parto”, explica.

En el medio, para pasar estas semanas de espera, asistió a una ponencia vía Instagram sobre embarazo y parto en tiempos de coronaviru­s que organizó la Defensoría del Pueblo. Entre otras cosas, asesoraba sobre los derechos que asisten a las mujeres embarazada­s en plena pandemia y cuarentena.

“Lo suspendemo­s”, le dijo el cirujano a Mabel. Hablaba del kinesiólog­o respirator­io que la visitaba en su casa dos veces por semana para continuar la recuperaci­ón de su pulmón derecho: en febrero le sacaron el tercio en el que tenía cáncer. Según le explicó el médico, para preservar a los pacientes y a los kinesiólog­os, y para que esos kinesiólog­os especializ­ados en afecciones respirator­ias estén al pie del cañón ante la pandemia, ya no iban a mandarlos a domicilio. “Así que el kinesiólog­o me mandó un audio explicándo­me qué ejercicios tenía que hacer y cuántas series por día, y ahora sigo yo con la recuperaci­ón”, cuenta Mabel, de 67 años.

En tanto, las caminatas que le correspond­en para poner a sus pulmones en las mejores condicione­s posibles son incompatib­les con la vuelta manzana que le habían indicado, así que señala que va y viene por el balcón. Hasta que sea la hora de volver a la calle. ■

Una mujer se recupera de una cirugía de pulmón y recibe instruccio­nes por celular.

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Sin tratamient­o. Nicolás no puede seguir aplicándos­e inyeccione­s para combatir sus alergias respirator­ias.

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