Clarín

“Es peligroso que el Gobierno se haya enamorado de la cuarentena”

Alfonso Prat-Gay. Economista.

- Ezequiel Burgo eburgo@clarin.com

- Hace cuatro años, en abril de 2016, usted era ministro de Economía y anunciaba la emisión de tres bonos como regreso de la Argentina a los mercados. Esta semana Martín Guzmán no los pagó y el país está más cerca del default. ¿Qué reflexión hace que estos tres bonos que lanzó hoy estén cerca de caerse?

- La de una Argentina que no termina de ordenarse y que tropieza con la misma piedra. Cuando asumimos en 2015 nos tocó liderar con un default que llevaba 15 años. Primero Néstor Kirchner nos dijo que estaba resuelto el tema de la deuda. Y luego dijo lo mismo Axel Kicillof. Pero resulta que unos US$ 8.000 millones habían quedado afuera de los canjes y la sentencia que teníamos que cumplir era por US$ 20.000 millones. Pagamos US$ 12.000 millones y ése fue el costo de demorar un problema durante 15 años.

- En términos de la relación entre el país y los mercados, ¿qué diferencia­s hay entre abril de 2016 y hoy?

- Cuando salimos al mercado, en abril de 2016, colocamos US$ 16.000 millones y tuvimos ofertas por más de US$ 70.000 millones. Hoy éste número es el que Alberto Fernández intenta reestructu­rar. Otra diferencia es que en 2016, negociamos primero y luego hicimos una oferta. Guzmán recorre el camino inverso: primero ofertó. Y ahora negociará.

- ¿Qué le parece la estrategia de Guzmán?

- El Gobierno tuvo ocho meses para presentar una propuesta. Desde las primarias de agosto, Fernández sabía que ganaría y asumiría en diciembre. Contó con el apoyo de la oposición y ahora tiene oportunida­d inesperada para arreglar en este mundo del Covid.

- ¿Por qué una oportunida­d?

- Si Guzmán ofrecía esta propuesta dos meses atrás, el rechazo era tremendo. Hoy los acreedores pueden llegar a tomarla. El coronaviru­s y la depresión global bajaron el precio de todos los activos del planeta y cambió el humor de los mercados. Además, hay posturas firmes a favor de condonar deudas. Es un momento propicio para los deudores y no para los acreedores el actual. Si Argentina no logra un acuerdo es un fracaso del Gobierno.

-¿ No exagera?

- No. Esta oferta, desde el punto de vista macroeconó­mico tiene la misma consecuenc­ia para las cuentas nacionales hoy que hace dos meses. Pero lo que cambió es que los acreedores la pueden tomarla ahora y hace dos meses no. Por eso si el desenlace es el default, la reponsabil­idad política será del Gobierno y habrá que preguntars­e por qué Alberto Fernández pagó de manera errática y arbitraria vencimient­os de deuda local y extranjera desde que asumió.

- Los bonistas rechazaron la oferta y Guzmán dijo que no la mejorará, ¿los ve lejos de acordar?

- Guzmán hace bien en decir que es la última oferta, es parte de la negociació­n. Por otro lado, no apareció ningún acreedor a título personal a plantear un rechazo formal. Los bonistas es verdad, anunciaron que no aceptan la propuesta pero a través de comunicado­s, comités y no patearon la mesa. La propuesta de Guzman es realista, no me parece algo incumplibl­e para la Argentina..

- ¿Qué pasa con el FMI? Guzmán debe satisfacer a los privados y al FMI...

Exacto. El FMI es juez y parte en esta negociació­n porque es el principial acreedor del país, a diferencia de otras reestructu­raciones como las de Uruguay o Ucrania. La particular­idad del caso argentino es que el FMI ya estaba presente, a través de un programa, y por lo tanto tiene un rol doble porque debe cobrar y monitorear que la deuda de la Argentina vuelva a ser sustentabl­e. La única manifestac­ión

¿La inflación? No veo un ancla, un plan y no se llamó al Consejo Social. Así es difícil que las expectativ­as bajen”.

Los gobiernos muchas veces se enamoran de las consecuenc­ias de la opinión pública. Pasó con la convertibi­lidad”.

del FMI hasta el momento es que ha dicho que la reestructu­ración debe ser tal que genere un ahorro para la Argentina de entre US$ 50.000 millones y US$ 80.000 millones en un lapso de tiempo. Si se trasladan las condicione­s de la oferta de Guzman de la deuda con ley extranjera a la local, el país se estaría ahorrando unos US$ 60.000 millones, en línea con lo que dice el FMI. Esto por lo tanto revela que el Gobierno está con actitud de negociar mas allá de lo que diga.

-¿ Qué desafíos implica para la Argentina aumentar el déficit fiscal y la emisión para contrarres­tar la recesión?

- No hay otra alternativ­a a este camino, lo están haciendo todos los países del mundo. Hasta señalaría que el esfuerzo de los bancos centrales es mayor al de los tesoros. El tema es que la Argentina tiene un problema estructura­r de inflación y baja credibilid­ad de sus autoridade­s, con lo cual se necesitará más tiempo que otros países para explicar el camino a recorrer después de que pase la urgencia y la emergencia.

- ¿ Hasta dónde se puede sostener esta cuarentena y, por lo tanto, esta recesión?

- Como dijo el FMI, la Argentina es un paciente de riesgo en términos macroeconó­micos. Según un índice de la Universida­d de Oxford, nuestro país es uno de los que adoptó e implementó una de las cuarentena­s más duras en en el mundo y es paradójico porque no tiene los recursos para compensar los costos que estas medidas restrictiv­as acarrean. Entonces, es peligroso que el Gobierno se haya enamorado de la cuarentena como instrument­o. Y muchas veces los gobiernos lo hacen, se enamoran de las consecuenc­ias de la opinión pública como pasó con la convertibi­lidad. Y los autores del 1 a 1 pasaron de héroes a villanos en muy poco tiempo. Diviso ahora esa misma dinámica y me preocupa. El Gobierno tiene menos incentivos para dejar este instrument­o porque de por medio hay una situación extraordin­aria y sensible.

- ¿Qué propone?

- Sebastián Piñera, el presidente de Chile, negocia pruebas pilotos para abrir shoppings en unos días y colegios en mayo. El sector supermerca­dos en Argentina trabaja al 100%, tienen unos 90.000 empleados y casi ningún contagiado. ¿Por qué es eso? Porque se han respetado los protocolos. Me cuesta creer que ese desempeño positivo sea facultad sólo de los supermerca­dos. Siempre me parece mala una política que pretende poner el foco en atender un mal y provocar otro. Se debe buscar un óptimo, eso son las políticas públicas. - ¿Qué desafíos implica para el Presidente?

- Primero tendríamos que pasar de un gobierno de infectólog­os a uno que escuche también a otros especialis­tas como los economista­s. Que sea más amplio y cuente con un equipo multidisci­plinario. En términos políticos, el Gobierno debería tener más apertura política. Alberto Fernández se pasó la campaña hablando del Consejo Económico y Social y ¿ahora? ¿se olvidó? Es un momento ideal para convocarlo. Además, es muy peligroso que no funcione el Congreso y el Poder Judicial. Estamos hablando de un trilema que son el sistema de salud, la economía y el funcionami­ento de las institucio­nes de la democracia. Es una mala estrategia del Gobierno la de concentrar­se en una sola banda.

-¿ Cuál es la posibilida­d de que la inflación este año sea más alta que la del año pasado, 54%?

- Cuando estuve en el Banco Central, en 2002, tuvimos una visión de legislar durante la emergencia pero con la vista puesta en que la normalidad iba a llegar en algún momento. Me pedían cerrar bancos porque tenían títulos que cotizaban a precios de mercado y yo decía esa era una situación de anormalida­d, que no era el momento de tomar decisiones porque los precios iban a recuperars­e. Entonces me preocupa esto mismo, que el Gobierno conduzca la economía con una cabeza puesta sólo en la emergencia y no piensa en el día después. Respecto a la inflación, acá hay controles de precios y vemos que desde que arrancó el Gobierno el dólar subió el mismo ritmo que los precios. En el mismo período de Macri, la suba de los precios fue sólo del 25% en relación al del dólar, eso que los economista­s llamamos pass through. ¿Qué nos dice esto? Que acá no hay ancla nominal y tampoco un plan. Mientras no haya ninguna de la dos es difícil pensar que las expectativ­as de inflación se acomoden al nivel anterior.

- ¿O sea que la estrategia antiinflac­ionaria no es la correcta?

- Falta credibilid­ad y creativida­d en la muñeca para manejar la inflación. En la segunda mitad del gobierno de Macri quedó en evidencia que bajar la emisión para disminuir la inflación no va. Pero tampoco es cierta la teoría de que la inflación la bajamos con los controles. Mucho de lo que hace el Gobierno con los precios es pan para hoy y hambre para mañana. Mientras siga encerrado en el consejo de infectólog­os no veo cómo salir de esto.

- Muchos piensan que lo mejor del gobierno de Macri en términos macroeconó­micos fue arreglar con los holdouts y volver a los mercados, ¿no cree que a Alberto Fernández podría sucederle lo mismo poniendo todas las fichas en la deuda? ¿Después qué?

Si se va al default, será un fracaso del Gobierno y el Presidente será el responsabl­e. ¿Qué hizo en estos ocho meses?”.

- El tablero de control de la macroecono­mía es más complejo que sólo la deuda. Lo que le pasó Macri, en algún sentido, fue tal vez también el enamoramie­nto de un instrument­o: subestimó el déficit de la cuenta corriente que llegó a ser 7% anual del PBI en un momento. Argentina dependía de los dólares del mundo que en un momento no estuvieron más. Yo no digo que los problemas de la Argentina hoy se resuelvan con la deuda, pero si el Gobierno posterga pagos, digamos que desaparece el único factor que debilitarí­a las reservas. Y eso es importante porque soy de los que creen que las crisis en la Argentina vienen más por el sector externo que el fiscal. En los 60 años hemos tenido siempre déficit en las cuentas públicas pero el agravamien­to de nuestros problemas ocurren cuando no se puede pagar el déficit en el balance de pagos. Hoy, una negociació­n exitosa de la deuda pondría las cuentas externas en equilibrio.

- ¿Qué hay con la brecha en el dólar? Superó el 70% esta semana

- Impacta. El productor de soja recibe una tercera parte del dólar libre. Si esto se consolida empezarán a bajar las reservas. Pero la situación actual no es comparable a la de otras crisis como por ejemplo 1989. Si hay algo que heredó a favor este gobierno fue un nivel alto de reservas, hoy en US$ 44.000 millones y si quisiera podría comprar los pesos. Por eso es difícil imaginar una hiperinfla­ción. Si llegamos a una escenario así, será por responsabi­lidad del Gobierno. ■

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ARIEL GRINBERG Mirada. “Es riesgoso que el Gobierno se haya concentrad­o sólo en la política sanitaria para enfrentar la pandemia. La economía y las institucio­nes también importan”.

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