Clarín

El funcionari­o que avanza para liberar a los presos por corrupción

Horacio Pietragall­a Corti. El secretario de Derechos Humanos presentó siete pedidos, entre ellos para liberar a Ricardo Jaime y al hijo de Lázaro Báez. Por ahora no pudo.

- Nicolás WIñazki nwinazki@clarin.com

En las últimas semanas, el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragall­a Corti, actuó de modo formal ante diferentes juzgados para lograr la liberación de siete presos. Al menos cinco de ellos están o estuvieron detenidos por causas de corrupción. El funcionari­o actuó en secreto. Logró que la mayoría de esas acciones no trascendie­ran ante la opinión pública. Salvo su último pedido de liberación. de un preso emblemátic­o: el ex secretario de Transporte K, Ricardo Jaime. Pietragall­a Corti causó estrépito en el poder y en parte de la sociedad cuando se supo que solicitó la libertad de Jaime argumentan­do que mientras siguiera detenido en la cárcel de Ezeiza corría riesgo de contagiars­e de Covid-19. En el mismo escrito que analizó la Cámara de Casación Penal Federal, Pietragall­a agregó también que Jaime no debía cumplir la condena porque no estaba firme, por lo cual violaba entonces las normas de la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH).

Conocido el pedido por Jaime, se desató un escándalo. El Gobierno Nacional, a través de un funcionari­o del Ministerio de Justicia, intervino ante un tribunal para liberar a uno de los hombres de mayor confianza de los Kirchner que está preso por tres causas de corrupción distintas. Fuentes gubernamen­tales aseguraron entonces que ni la ministra de Justicia, Marcela Losardo, jefa en los hechos de Pietragall­a, ni tampoco el presidente, Alberto Fernández, sabían que su secretario de Derechos Humanos había trabajado en esa cuestión. Al día siguiente, trascendió que Pietragall­a Corti, siempre acompañado por el Director Nacional Contra la Violencia Institucio­nal, Mariano Pryzbilski, también había intervenid­o para buscar la liberación de otro preso ligado a actos de corrupción K, Martin Báez, hijo de Lázaro Báez, ex socio de la vicepresid­enta Cristina Fernández.

Este diario reconstruy­ó el accionar de Pietragall­a Coti y Pryzbilski gracias a fuentes judiciales pero también del propio Gobierno. En todos los casos, el funcionari­o falló. La Justicia rechazó sus planteos con argumentos rotundos.

Entre los siete pedidos de liberación que se ejecutaron desde la Secretaría de Derechos Humanos, cuenta uno que no se hizo por escrito. Una de las juezas que había ordenado la detención del ex piquetero Luis D’Elía recibió un llamado de Pryzbilski, quien haciendo alusión al cargo público que ocupa, presionó para que D’Elía saliese en libertad. Ocurrió, pero no por esa comunicaci­ón informal.

La magistrada Sabrina Namer, que había rechazado ya la liberación de D’elía que luego se logro por otros medios, recibió la llamada del subalterno de Pietragall­a Corti, y luego elevó un escrito a la Secretaría de Derechos Humanos informando sobre la situación, a la que Namer calificó como “llamado inapropiad­o”. El resto de los presos por los que pidió el secretario de Derechos Humanos están vinculados, en casi todos los casos, a expediente­s por corrupción.

Después de que se conocieran solamente dos de las gestiones de Pietragall­a Corti al Poder Judicial, el presidente Alberto Fernández lo citó en la Quinta de Olivos. El secretario de Derechos Humanos forma parte de un numeroso grupo de funcionari­os que responden a otra jefatura política, la de Cristina Fernández.

Siempre de acuerdo a la informació­n calificado a la que accedió Clarín, Pietragala también actuó en el expediente caratulado “Pereira, Ariel Fernando S/ Fraude a una Administra­ción Pública con la modalidad de delito continuado”.

Ariel Pereira es militante del PJ-K, ex concejal de la ciudad de Goya, Corrientes. Fue preso después de que un tribunal lo condenara por haber cobrado un plus de su salario correspond­iente a quienes tienen un título universita­rio. Pereira no lo tenía. La Secretaría de Derechos Humanos consideró que su detención era “política”, una especie de revancha impulsada por dirigentes afines a Juntos Por el Cambio.

Pietragall­a Corti también se presentó ante la Justicia para lograr la liberación de otra militante de Corrientes afín al “cristinism­o”, la ex intendente de la localidad de Perugorría, Angelina Lesieux. Fue condenada por haber cometido supuestos actos de corrupción con fondos públicos destinados a la construcci­ón de viviendas. Leiseux, igual que otros presos por los que la Secretaría de Derechos Humanos se considera una “presa política”.

La Justicia rechazó su arresto domiciliar­io. Pietragall­a Corti no fue eficaz en sus gestiones: todas fracasaron. Pero existieron.

Pietragall­a Corti usó en este expediente los mismos argumentos que en el escrito que presentó ante la Justicia para liberar a Ricardo Jaime. Aseguró que Leiseux debía tener una morigeraci­ón de su detención debido al peligro de ser contagiada por Coronaviru­s en la cárcel. E insistió con que su sentencia no estaba firme.

Casi un calco de los fundamento­s que la Cámara de Casación Penal rechazó en el caso Jaime. Primero, porque un informe médico del Servicio Penitencia­rio Federal (SPF) indica que Jaime no es un detenido con riesgo de contraer Covid-19.

Y después porque la condena de Jaime está firme: “No debe olvidarse que Ricardo Jaime se encuentra cumpliendo una pena, es decir, que su condena está siendo ejecutada; y que, como dijimos, no se verifica en su caso ningún supuesto legal para acceder al beneficio de la prisión domiciliar­ia ni tampoco una situación excepciona­lísima que permita apartarse de la ley expresa”, redactaron en su fallo los magistrado­s que rechazaron el pedido de la Secretaría de Derechos Humanos.

Pietragall­a Corti también intervino en otro expediente, en un caso cuyo afectado se llama Rubén Ortiz.

Y pidió el arresto domiciliar­io para Flavia Saganías. La Justicia de Córdoba la condenó a una pena de 23 años de cárcel de cumplimien­to inmediato tras comprobar que había sido autora de los crímenes de privación ilegítima de la libertad, abuso sexual gravemente ultrajante doblemente calificado y homicidio doblemente calificado en grado de tentativa. ¿Los pedidos de Pietragall­a fueron ejecutados por orden de la que él considera es su jefa política, Cristina Fernández?

El Ministerio de Justicia dan por terminado los hechos, pero admiten que la ministra Losardo enfureció por la defensa estatal para Jaime. Siempre de acuerdo a trascendid­os.

Pietragall­a Corti sostuvo su argumento sobre el posible riesgo de contagio coronaviru­s que corría Jaime en la pericia de parte de un médico llamado Jorge Rachid. Es un militante del “cristinism­o” que también solicitó el arresto domiciliar­io de Milagro Sala, la dirigente social presa en Jujuy por diferentes desfalcos, y que fue nombrada en el escrito de Pietragall­a Corti, quien, por ahora seguirá en su cargo. ■

En todos los casos, el funcionari­o falló. La Justicia rechazó todos sus planteos.

 ??  ?? Reclamos fallidos. Horacio Pietragall­a Corti invocó el riesgo de contagio de coronaviru­s. Dicen que en Casa Rosada no sabían nada.
Reclamos fallidos. Horacio Pietragall­a Corti invocó el riesgo de contagio de coronaviru­s. Dicen que en Casa Rosada no sabían nada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina