Golpeado tras las acusaciones de Moro, Bolsonaro busca contener la crisis
Busca a un jurista de prestigio para relevar al ex juez. La tensión se da enmedio de un récord de contagios del virus.
Brasil ya cuenta más de 4.000 muertos y casi 60.000 infectados por el Covid-19. El país alcanzó el sábado un récord de contagios en 24 horas, 5.514 casos, un aumento de 10,4%, con 346 nuevos fallecimientos. El ministerio de Salud dijo, además, que investiga otras 1.300 muertes consideradas sospechosas. Algunas de las capitales regionales, como Manaos y Fortaleza, enfrentan la peste sin suficientes profesionales y con hospitales públicos en colapso, en los que ya no hay camas para atender enfermos graves.
Pese a ese cuadro, la principal preocupación del gobierno era contener la monumental crisis política que acorrala a Jair Bolsonaro, cuyo primer capítulo fue disparado por un conflicto con el ministro de Salud, al que el presidente echó impiadosamente pese al reconocimiento a su trabajo, y que se agudizó con la salida, el viernes, del titular de Justicia y Seguridad Pública, Sergio Moro.
El ex popular juez se fue del gobierno lanzando una bomba: acusó a Bolsonaro de intentar controlar investigaciones de la Policía Federal que acechan a políticos y parientes cercanos, en especial a su hijo Carlos, concejal en Río de Janeiro y caracterizado por críticos del presidente como jefe del llamado “gabinete del odio”, del que partirían amenazas, ataques y diatribas casi diarias contra jueces, políticos y periodistas.
La pelea de Bolsonaro y el ex juez y ex ministro prosiguió el sábado, y a cada hora se hace más encarnizada. Se trata de un combate de fondo y riesgoso para el gobierno, porque Moro, cuya acción judicial fue decisiva para permitir la llegada al poder de un outsider, manejó con precisión durante sus tiempos de juez la divulgación de informaciones comprometedoras para los blancos de sus investigaciones, y goza de una extendida credibilidad entre la población.
El presidente, sugiriendo ingratitud, le recordó a Moro el apoyo que le dio cuando el ex juez fue golpeado por la revelación de dialogos de sus tiempos de magistrado de la mayor operación anticorrupción de Brasil, el Lava Jato, que mostraron relaciones impropias con fiscales para encaminar investigaciones.
Fue una respuesta a la divulgación, por parte de Moro, de conversaciones telefónicas con el presidente, que mostraron que Bolsonaro le pidió cambiar al director de la Policía Federal cuando su ahora ex ministro leo informó sobre investigaciones cercanas a diputados oficialistas.
Moro retrucó: “sobre el reclamo en red social del Sr. Presidente respecto a la supuesta ingratitud, también apoyé al Presidente de la República cuando él fue atacado. Pero preservar a la Policía de interferencia política es una cuestión institucional, de Estado de Derecho, y no de relacionamiento personal”.
Bolsonaro echó al comisario Mauricio Valeixo, director de la Policía, un despido que detonó la renuncia de Moro, pero aún no tiene bajo control esa fuerza, y el Poder Judicial resiste que una policía estatal sea convertida en la policía de un gobierno. De hecho, el juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, tras la salida de Moro y el despido de Valeixo, ordenó que no haya cambios de comisarios de la Policía Federal involucradas en causas judiciales con secreto de sumario que son objeto de la preocupación de Bolsonaro.
En la justicia también hay demandas para que sean anuladas las decisiones de Bolsonaro de reemplazar a Valeixo y reemplazarlo por el comisario Alexandre Ramagem, a cargo de la Agencia Brasileña de Inteligencia y quien lideró la seguridad del mandatario después que sufriera un atentado que casi le costó la vida.
El Fiscal General, Augusto Aras, ya pidió al STF investigar las denuncias de Moro contra Bolsonaro, que podría ser acusado de delitos como falsedad ideológica y obstrucción judicial.
El presidente brasileño, en tanto, se abocó el sábado a buscar un nombre para sustituir a Moro en el comando del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. Varios candidatos fueron mencionados, entre ellos auxiliares cercanos de Bolsonaro, pero la indefinición se mantenía porque se buscaba un jurista prestigioso, con tránsito pleno en el Poder Judicial local. ■