Clarín

Cuatro ciudades en América Latina son las que más sufren la pandemia

Son Guayaquil en Ecuador, Manaos en Brasil, Iquitos en Perú, y Tijuana en México. Sus sistemas colapsan.

- MADRID.

Hospitales con pocas camas, sin respirador­es, recorridos en el río de 6 horas y hasta 3 días para llegar al centro de salud, cuerpos tirados en las calles tapados con una sábana. La ecuatorian­a Guayaquil, las amazónicas Manaos, en Brasil, e Iquitos en Perú, y Tijuana en México son las cuatro de la región que sufren con más dureza los estragos del coronaviru­s.

En estos lugares convertido­s en epicentro de la pandemia, los sistemas sanitarios y funerarios han colapsado, o están a punto de hacerlo, por el avance de la enfermedad que ya deja más de 125.000 casos y de 6.000 muertos en la región, según los datos más recientes de la Organizaci­ón Mundial de la Salud. Lo peor: el pico máximo del COVID-19 ni siquiera ha llegado y se espera para mediados o finales de mayo.

"Guayaquil ha vivido una de las tragedias más grandes de la historia", dijo el viernes la alcaldesa Cynthia Viteri. La segunda ciudad en importanci­a de Ecuador pasó de ser el centro económico del país a escenario de una situación dantesca: gente sacando de sus hogares cadáveres y dejándolos en las calles con una sábana encima; personas emprendien­do durante semanas búsquedas desesperad­as de sus familiares en las morgues y después soportando una espera de hasta 4 días para enterrarlo­s.

Con por lo menos 520 muertos y 10.400 contagios oficiales, Guayaquil suma el 51% de los casos de todo el país, lo cual se agrava al saber que Guayas, la provincia de la que es capital, suma casi 8.000 fallecimie­ntos “extra” desde que comenzó la crisis sanitaria en el país el 29 de febrero y de los que, según reconocen las propias autoridade­s, es casi imposible saber las causas exactas.

A todo esto se le suma que con el paso de los días es palpable el desacato en las calles a las órdenes de confinamie­nto y, por ejemplo, el lunes y martes pasados se veían largas filas de vehículos en el principal puente de ingreso a la ciudad, como si fuera un día laboral normal.

"Es muy preocupant­e y peligroso el aumento de movilidad. En la última semana el incremento en Guayaquil es de 17,7%. Si bajamos la guardia se perderán vidas", escribió en Twitter el presidente Lenín Moreno.

En Manaos, la emergencia afecta tanto a los vivos como a los muertos. Los hospitales están colapsados y los ataúdes ya no caben en su mayor cementerio, por lo que los cuerpos van ahora afosas comunes: de un promedio de 20 a 35 entierros diarios se ha pasado a casi 100. Muy pocas camas y equipamien­to casi nulo para los casos graves, frigorífic­os en un hospital para suplir la falta de espacio para los cadáveres, trabajador­es sanitarios trasladand­o cuerpos y excavadora­s abriendo los cementerio­s.

El ” Estado se encuentra extremadam­ente ausente", denunció Luigi Fernandes, que sufrió hace un par de semanas la muerte de su suegra y dijo que en el hospital en el que estuvo internada 8 días los rayos X no servían, solo contaban con un respirador y ellos mismos tenían que comprar los medicament­os. Una radiografí­a que muestra por sí sola que los 2.270 casos confirmado­s y las 193 muertes que se reportan oficialmen­te en la Amazonía brasileña están lejos de la verdadera dimensión del problema en esa zona de Brasil.

Iquitos, la mayor ciudad de la Amazonía en Perú, es la que concentra la mayoría de los problemas de la región, en la que medidas de contención como cuarentena­s o uso de mascarilla­s son inexistent­es y las comunidade­s indigenas viven lejos de los centros sanitarios. De seis a ocho horas y hasta tres días por río. Eso es lo que a los habitantes de la zona les toma llevar a esos puestos de salud.

“Más del 60% de las comunidade­s carece de postas médicas y las que existen están desabastec­idas, no cuentan con equipos ni medicament­os y difícilmen­te se aplica el enfoque intercultu­ral”, denunció la Organizaci­ón de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), con base en Iquitos.

En Tijuana, en la frontera con EE.UU “estamos al borde de la saturación”, dijo a EFE el subsecreta­rio mexicano de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell. Alli se han reportado 588 contagios y 89 muertes, más de la mitad que en todo el estado de Baja California.

Aunque actualment­e la ocupación hospitalar­iaes de 44,9% y 73,02%, dependiend­o de sla entidad, y con una utilizació­n de 69% de los respirador­es disponible­s, lo que preocupa a las autoridade­s es que se estima que el pico máximo de la enfermedad llegue entre el 8 y el 10 de mayo y Tijuana, junto con Ciudad de México, es el epicentro de la pandemia en el país.

Además, hace poco el gobernador estatal, Jaime Bonilla, aseguró que los trabajador­es sanitarios están "cayendo como moscas" ante la falta de protección y seguridad. ■

 ?? EFE ?? Dolor. Un sepelio de apuro en el cementerio Nossa Senhora Aparecida, en Manaos, en Amazonas, en Brasil, uno de los focos graves de la peste.
EFE Dolor. Un sepelio de apuro en el cementerio Nossa Senhora Aparecida, en Manaos, en Amazonas, en Brasil, uno de los focos graves de la peste.

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