Clarín

Las “deep tech” hacen milagros en Sunchales

- Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

En Sunchales, esa pequeña ciudad agrícola de apenas 25.000 habitantes en medio de la pampa gringa y a 270 kilómetros de Rosario, una combinació­n entre la universida­d, el sector privado y los estímulos del sector público dieron luz a la nueva generación de la economía del conocimien­to, las empresas de tecnología profunda. Las bautizaron deep tech.

Todo arrancó cuando un grupo de científico­s convenció a SanCor Seguros para una inversión de US$ 20 millones que se sumó a apoyos del ministerio de Ciencias y a las alianzas estratégic­as con los principale­s centros del saber. En ese lugar de tambos, pasturas y cosechas con buenos rindes, un edificio que simula en sus formas al símbolo del infinito, cobija a empresas que están dando respuesta al Covid 19.

Sunchales sigue invicta al virus, pero le da pelea. Con la app Llamando al doctor, toda la comunidad y en el país, los afiliados a SanCor seguros, establecen la primera barrera de contacto con el sistema médico ante cualquier síntoma.

Otra tecnológic­a fabrica en impresoras 3D mascarilla­s de alta complejida­d para médicos y también a través de un ploteo con rayos láser sobre placas de poliuretan­o.

Con una star up desarrolla­n a gran velocidad un respirómet­ro que sirve para medir remotament­e la frecuencia respirator­ia del paciente y de esa manera controlar a distancia la evolución de la enfermos. Y con Radbio están desarrolla­ndo moléculas para tratar la fibrosis que genera el Covid 19 en los alvéolos pulmonares.

¿Milagro? “No, ningún milagro. Esto es fruto de un largo trabajo como el que requiere la ciencia, dice Nicolás Tognalli. Este doctor en Física de 40 años que se formó en el Instituto Balseiro, la prestigios­a universida­d estatal de ciencias e ingeniería ubicada en Bariloche y que sólo acepta quince alumnos por año en cada disciplina, impulsó la creación de una incubadora de este tipo de firmas.

Tras recibirse con honores, Tognalli hizo un posdoctora­do en España y después regresó a su Sunchales natal para crear la incubadora en 2013. Necesitaba el apoyo financiero y lo encontró en SanCor Seguros que buscaba proyectos innovadore­s. Tognalli es el gerente general de CITES (Centro de Innovación Tecnológic­a, Empresaria­l y Social), que es la primera incubadora privada de empresas de base científica y tecnológic­a. Contó con el asesoramie­nto de Lisandro Bril, un inversor de capital de riesgo y contrataro­n en la primera etapa a Oren Greshtein, un experto internacio­nal de Tel Aviv que ahora se convirtió en socio. ¿El objetivo? Copiar el modelo israelí que pasó de la exportació­n de naranjas a la de patentes tecnológic­as en solo 20 años.

Tognalli y Alejandro Simón, CEO de SanCor Seguros, sostienen que este tipo de empresas requieren mucha inversión, paciencia y tolerancia al fracaso hasta ver los resultados. Lograron convencer a científico­s de diversas partes del mundo que se están radicando en Sunchales. Y a otros argentinos como Sergio Simonetta, doctor en Biología e investigad­or del Instituto Leloir y del Conicet, multipremi­ado por las innovacion­es de su empresa de biotecnolo­gía Phylum Tech.

Por cierto, Sunchales hizo historia en Argentina con la creación primero de la láctea SanCor, que quedó desguazada tras su quebranto financiero. Pero esa cooperativ­a de tamberos implantó una cultura de trabajo, calidad y compromiso social que se percibe. SanCor Seguros fue un desprendim­iento surgido en los años cuarenta y es la principal asegurador­a del país con filiales por toda la región, una ART como Prevención y hasta un banco. La novedad, en cuanto amaine la pandemia, será la salida a la bolsa. Necesitan más fondos para más deep tech. Hacen falta. ■

En esa pequeña localidad santafecin­a se gestó una incubadora de empresas de tecnología “profunda”. Son las que desarrolla­ron una app que mantiene a salvo la población, mascarilla­s para el sistema de salud, respirómet­ros y una molécula especial.

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