El coronavirus arrasó con el mapa del running y los grandes maratones
Entre los “majors” sólo se pudo correr el maratón de Tokio, en marzo y sin los miles de aficionados inscriptos.
Si la pandemia por el COVID-19 trastocó al mundo entero sumiendo a centenares de millones de personas en una crisis sanitaria, social y económica, obviamente el deporte está inmerso en el mismo baile. Los calendarios de casi todas las actividades están paralizados o cancelados pero, de acuerdo a su distinto poder “industrial” y a las características –físicasde cada una podrán reprogramar sus vueltas. En el caso del atletismo la temporada está perdida para todos los deportistas del nivel competitivo. Sólo le queda programar -si se puede- algo para los últimos tramos de 2020, pero deberán plantearse sus desafíos (de marcas y resultados) para los años siguientes. Dependiendo, claro, de lo que suceda con el maldito coronavirus.
La seguidilla fue imparable. World Athletics -la federación internacional- tuvo que suspender sus campeonatos de 2020: el Mundial de pista cubierta de Nanjing (pasó para 2021), el de medio maratón de Gydnia (reprogramado en principio para el 17 de octubre), el de marcha de Minsk (por ahora sin fecha), el junior de Nairobi... Hasta que llego la decisión más trascendente y sin precedentes adoptada entre el gobierno japonés y el Comité Olímpico Internacional pasando los Juegos de Tokio para 2021. Ello obligó, también, a suspender todo el sistema clasificatorio del atletismo que recién podrá retomarse desde diciembre. Y además hizo mover su calendario propio: el Mundial 2021 de Eugene-Oregon recién podrá cumplirse en 2022.
Además de llevarse miles de vidas -es lo más grave, lo más doloroso- el coronavirus también arrasó con el mapa del running, tanto se trate del nivel de elite como del de los millones de simples aficionados que ejercen su pasión de correr. Y lo hizo después de una temporada formidable como la de 2019 que contempló el crecimiento y la expansión de las carreras por el mundo entero. Incluyendo el alto nivel con luminarias como el keniata Eliud Kipchoge y los etíopes Kenenisa Bekele y Mosinet Geremew, el emergente poder de los corredores ugandeses o las mejores mujeres del circuito lideradas por la keniata Brigid Kosgei que arrasaron con todos los records en las pruebas de fondo.
El maratón de Tokio, a principios de marzo, fue el único de los “majors” que alcanzó a concretarse, pero ya en un marco restrictivo: sólo pudieron participar los atletas de elite mientras decenas de miles de aficionados -inscriptos, muchos de ellos llegados de países remotos- se quedaron con las ganas.
Y enseguida vino la ola de cancelaciones de las grandes pruebas del otoño del hemisferio Norte: Rotterdam, Milan y París. Y principalmente Boston y Londres -analizan copiar el modelo de Tokio-, que fueron reprogramadas por ahora para el 17 de septiembre y 4 de octubre, respectivamente. En el caso de Boston se trata del más antiguo entre los maratones mundiales ya que se disputa ininterrumpidamente desde 1897. Siempre, en el día del Patriota, el tercer lunes de cada abril, por lo que esta fue su primera suspensión.
Pero la decisión que se acaba de tomar en Alemania –uno de los países que enfrenta con mejor organización a la pandemia- también plantea dudas sobre las carreras del segundo semestre. En concreto, no se disputará el maratón de Berlin, el más veloz del mundo y que anualmente convoca a más de 40 mil corredores. Estaba anunciado para el 27 de septiembre, pero el Gobierno regional prohibió hasta fines de octubre los eventos con 5 mil o más personas. “Hemos querido dar seguridad a los organizadores con respecto a lo que se puede organizar”, declaró Ramona Pop, titular de Economía de la ciudad-estado de Berlin. El alcalde Michael Muller advirtió que “estamos en medio de una crisis. Quienes crean que podemos levantar una restricción cada dos semanas y que en septiembre el mundo volverá a ser como antes, están equivocados”. Enseguida la organización de la prueba, que tiene su meta en la mítica Puerta de Brandenburgo, comunicó la suspensión de 2020. ■