Clarín

Con librerías y comida para llevar, la avenida Corrientes se despierta

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“Parece un sábado a la mañana antes de la cuarentena : hay más gente en la calle, aunque no se traduce en tanta venta”. Lo dice Gustavo Luraschi, presidente de la Asociación de Amigos de la Avenida Corrientes, desde su oficina en un edificio de 15 pisos que, si no fuera por él y sus empleados, estaría completame­nte vacío. Al lado funciona su local de farmacia y ortopedia, que desde que se reabrieron negocios no esenciales vende también un poco más.

Corrientes, la “avenida que nunca duerme”, entró en un letargo obligatori­o hace dos meses y recién ahora se despereza. Pero, tal como sucede en toda la Ciudad, y en el resto del país, avanza paso a paso hacia una enigmática nueva normalidad.

Primero fueron sus restaurant­es los que respiraron un poco cuando se consensuó su apertura para delivery. Luego sus clásicas librerías pudieron volver a funcionar, venta online mediante. Esta semana, en tanto, los gastronómi­cos sumaron la modalidad de retiro en el local; y las librerías reabrieron sus puertas, sólo de lunes a viernes y como máximo de 11 a 21, aunque algunas restrinjan horarios.

“Cerramos antes, a las 19, porque a esa hora ya no queda movimiento en la avenida Corrientes, sólo repartidor­es en bicis y motos”, explica Valeria Soutullo, de Edipo Libros, en Corrientes al 1600. Igual destaca que al menos así cubre la mitad de las ventas, algo que hasta hace sólo un mes no podía hacer ni siquiera de forma online, cuando aún no estaba habilitada esa modalidad.

“El problema es que nuestro público de siempre es el que sale después de las 18 y que va a los teatros y a los restaurant­es, que ahora están cerrados. Pero poder abrir el local ayuda: ahí vendemos un 25%, y otro 25% online”, reconoce Soutullo.

Con similar filosofía se lo toma Armando Lucas, de la librería que lleva su apellido, en Corrientes al 1200. “Esta zona sin tribunales, teatros ni gastronomí­a es poco transitada, pero es mejor recaudar unos pocos pesos que nada. Por eso seguiré abriendo de 11 a 18, mientras se pueda”, anuncia.

Detrás del mostrador de la tradiciona­l heladería Cadore, en Corrientes al 1600, Gabriel Famá sabe que todavía falta mucho para recuperars­e, pero agradece el respiro que significan el delivery, el retiro en el local y la reapertura de librerías. “Se ve más movimiento de autos, algo más de gente caminando, pero están cerradas las oficinas, los tribunales, estudios de abogados, consejos profesiona­les, registros de automotore­s. Entonces no tenés movimiento para consumo. Hoy nuestro rubro estará en un 25% de venta en líneas generales”, calcula Famá, que preside la Asociación de Fabricante­s Artesanale­s de Helados y Afines (Afadhya).

En Las Cuartetas creen que todavía no es tiempo de análisis. “Acaban de habilitars­e nuevas actividade­s. Supongo que podremos ver mejor cómo viene esto recién la próxima semana”, dice su gerente, Antonio Vázquez. Aunque en un primer momento esta clásica pizzería no hacía envíos, finalmente adoptó el delivery y el recién habilitado take away. “De todas formas, representa entre un 10% y un 15% de lo que veníamos facturando antes de esto”, estima.

La otra actividad típica de la avenida, la teatral, todavía sigue sumida en el parate y será una de las últimas en retornar.

Mientras tanto, en las redes sociales se canaliza la nostalgia y la ansiedad por que Corrientes vuelva a ser la avenida siempre despierta. ■

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Circulació­n. La incipiente actividad se nota por la mañana y la tarde.

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