Deuda: desde la Iglesia mandan más apoyos a la Argentina
Cuando la renegociación de la deuda externa está entrando en una semana crucial, desde las cercanías del Papa Francisco y la propia Iglesia argentina se multiplicaron en los últimos días una serie de respaldos a la postura del Gobierno en el sentido de que su pago no puede hacerse a costa de mayores sufrimientos para los sectores socialmente más vulnerables, cuya situación -dicho sea de paso- se agravó con la pandemia.
En una teleconferencia organizada por la Universidad de Tres de Febrero, el presidente de la Academia de Ciencias Sociales del Vaticano, Stefano Zamagni, consideró razonable la propuesta a los bonistas. “El cupón al 2,3% es bastante alto para garantizar un retorno”, señaló. Pero lamentó que los acreedores “no estén dispuestos a aceptar y prefieran el default".
Zamagni, catedrático de la universidad de Bolonia y colaborador de Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora de Francisco, fue más allá y sugirió “convencer a algunos bancos de aceptar el plan de reestructuración", “en especial al fondo BlackRock, que tiene una fuerza de trillones de dólares”. Consideró que si su principal accionista, Larry Fink, acepta el canje “otros acreedores se van a plegar”.
Otro que se pronunció fue el coordinador de la comisión para pensar la post pandemia creada por Francisco, el sacerdote argentino Augusto Zampini, quien el sábado en un coloquio en El Vaticano dijo que los acreedores deberían considerar la situación económica de países como la Argentina, agravada por la pandemia, que "los lleva a destinar mucho dinero a sus sistemas de salud”.
A su vez, la Iglesia argentina respaldó implícitamente el criterio del Gobierno de condicionar el pago a la situación social, al sostener el presidente del Episcopado, el obispo Oscar Ojea, que si bien "se tiene que afirmar la voluntad de pago”, se deben considerar “las enormes dificultades de los países más pobres, y en la Argentina tenemos índices de pobreza muy altos”.
En febrero, Francisco había blandido el argumento de la vulnerabilidad social ante el pago de la deuda de los países más pobres. Fue al hablar en el cierre de un seminario sobre economía y solidaridad organizado por El Vaticano, que contó con la presidencia, entre otros, de la directora del FMI, Kristalina Georgieva.
Su argumento fue celebrado en aquel momento por el presidente Alberto Fernández , quien lo interpretó como una respuesta al pedido de ayuda que le había formulado días antes, durante una audiencia en El Vaticano. En el Gobierno creen que Francisco fue más allá y le pidió a la titular del Fondo que ayudara en la renegociación. Incluso, a la canciller alemana, Angela Merkel. Más aún: creen que el Papa no fue ajeno a la movida que encabezó el economista Joseph Stiglitz , quien promovió una declaración de apoyo a la propuesta argentina de prestigiosos economistas de todo el mundo. ■