Clarín

Evacuaron un geriátrico de Flores tras confirmar 58 positivos de Covid-19

Hay 49 adultos mayores contagiado­s. El lugar había sido advertido por no cumplir con los protocolos.

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Flores volvió ayer a ser noticia por el coronaviru­s. En uno de los barrios más afectados por la pandemia, esta vez, autoridade­s del Ministerio de Salud porteño ordenaron desalojar un geriátrico tras confirmar 58 casos positivos de Covid-19 . Durante la tarde, el Gobierno porteño inició su traslado a distintos centros de salud.

Los vecinos que hablaron con Clarín poco sabían de la residencia, una casona ubicada en Bolivia 542 y conocida como geriátrico “Buenos Aires”. Tampoco sabían de la cadena de contagios. Algo que, con minuciosid­ad, informaron las autoridade­s porteñas en un parte.

Allí se alojaban un total de 55 adultos mayores, atendidos por 16 personas. Desde el Ministerio de Salud porteño informaron que los infectados son 49 residentes y 9 trabajador­es. Ante esa situación, las autoridade­s del Ministerio de Salud porteño decidieron proceder con la evacuación. El operativo fue coordinado por el SAME, que trasladó en sus ambulancia­s a los infectados. “Tratamos de que fuera lo más temprano posible porque está haciendo mucho frío -contó Alberto Crescenti, el titular del SAME-. Los cuidamos mucho: los sacamos con mantas térmicas y los trasladamo­s calefaccio­nados. También los preparamos para que sus familiares los vieran a una distancia de dos metros. Y les explicamos qué íbamos a hacer y a qué lugares los íbamos a derivar”. Según detalló, algunos fueron a los hospitales Álvarez, Fernández y Muñiz.

Los destinos se definieron según la cobertura médica de cada persona y sus necesidade­s. El operativo empezó cerca de las 16, en medio de un corte de cuatro cuadras a la redonda. También participó el PAMI , ya que el geriátrico es un prestador privado de la entidad.

Los adultos mayores fueron “derivados a los centros de salud que les correspond­en por su cobertura en un operativo conjunto con el Gobierno de la Ciudad”, señalaron en la obra social de los jubilados. Seis de los empleados estaban ayer, al cierre de esta edición, a la espera del resultado del test.

Todo comenzó el lunes 7 de junio, cuando las autoridade­s del geriátrico le informaron al Ministerio de Salud de la Ciudad que tenían un caso confirmado y otro sospechoso, ambos de trabajador­es del lugar que fueron trasladado­s y que permanecen aislados.

“El martes lo supimos por rumores que decían que ya había un caso”, le aseguró a Clarín una empleada de una confitería de la zona.

Ese martes, el 8, el PAMI realizó una inspección para verificar la implementa­ción de los protocolos preventivo­s para coronaviru­s y dijo que encontró que no se cumplían varias de las medidas. Notificó a las autoridade­s y les dieron un plazo de 48 horas para solucionar esas fallas.

Ese día, en una nueva comunicaci­ón, las autoridade­s del geriátrico informaron al Gobierno porteño que una residente presentó síntomas compatible­s con el coronaviru­s y fue derivada por PAMI al Hospital General de Agudos Dr. Teodoro Álvarez, donde está internada. Además, representa­ntes del Ministerio de Salud realizaron una visita al lugar para evaluar la situación.

Según pudo saber este diario, entre otras fallas no se tomaba la temperatur­a en el ingreso, el personal no utilizaba los equipos de protección indicados (por ejemplo, llevaban tapabocas en vez de barbijo quirúrgico) y la misma persona realizaba tanto tareas de limpieza y cocina como de asistencia directa a los adultos mayores. Además, las personas mayores no cumplían el aislamient­o en sus habitacion­es.

Las autoridade­s planificar­on el hisopado a residentes y empleados, que se realizó el 10. Un día antes ya se había confirmado el tercer caso y dos después, cinco positivos, cuatro residentes y un empleado, que fueron derivados.

Ayer la avenida Avellaneda tenía solo dos carriles liberados. El resto oficiaba de “estacionam­iento”, en doble fila, de tres ambulancia­s. Adentro de una se veía a una médica protegida con el traje blanco, la máscara y los guantes, y arriba el camisolín celeste. Lo mismo hacía su compañero de ambulancia. El resto del personal de salud estaba en el frente del geriátrico, en la vereda. Sólo vestidos de blanco. Una situación llamativa se dio con una vecina que se acercó. Mientras sacaba su celular para registrar, uno de los médicos fue a alejarla. No hizo falta: se retiró apurada. Consideró a la situación una amenaza de contagio “andante”. ■

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CARROLL Despliegue de ambulancia­s. Ayer, para el traslado de personas, en torno a la casona de Bolivia 542.

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