Milagro en Roma, salvan a un niño con Covid-19 y leucemia
Notable. Tanto el nene como sus padres estaban infectados. Y el chico necesitaba un trasplante de médula de su papá. Tres hospitales se unieron para lograrlo.
Una gran noticia levantó el ánimo un tanto alicaído de los italianos castigados por la epidemia de corona virus que ha costado ya más de 34 mil muertos y la peor crisis económica. Un niño de seis años venido de Londres por un trasplante de médula espinal con sus padres donantes, que resultaron como él contagiados por el corona virus, ha sido salvado con una compleja intervención de tres hospitales de Roma con alto nivel de excelencia: el pediátrico Bambim Gesú, un nosocomio público propiedad del Vaticano; el Spallanzani, el primer instituto especializado en enfermedades infecciosas de Italia, y el San Camillo, considerado el mejor hospital general de la capital italiana.
“Es un milagro”, dijo entusiasmado el “ministro” para la Salud Pública de Lazio, cuya capital es Roma, Alessandro D’ Amato. “Solo la colaboración del mejor nivel científico romano podía lograr un éxito rotundo en un caso que lucía desesperado”.
Lo del milagro recordó el caso del joven Francisco, de 18 años, salvado con un trasplante de los dos pulmones el 18 de abril en una improvisada colaboración del Policlínico de Milán y el hospital San Raffaele, donde estuvo internado dos meses con los pulmones destruidos por el corona virus. Francisco ya está bien, completando una compeja rehabilitación.
Nuestra historia comenzó en octubre de 2019, cuando el chico llegó con sus padres a Roma desde Londres, donde residen, para tratar de curar en el Bambín Gesú, ubicado en una colina vecino al Vaticano, una leucemia linfoblática aguda. En Gran Bretaña el pediátrico vaticano ha adquirido una fama legendaria después que varios chicos han sido curados tras ser prácticamente deshaucidos.
La identidad familiar se mantiene en el anonimato. El pequeño paciente estaba en el mejor lugar: el Departamento de Oncohematología y Terapia Celular y Génica, que dirige una luminaria de la ciencia médica italiana, el profesor Franco Locatelli, que es miembro del Comité Científico en la lucha contra la pandemia.
Los colaboradores de Locatelli explicaron a los padres que era imprescindible un trasplante de méducla. En el Departamento ya han realizado 700 de estas intervenciones de padres a hijo, una especialización de alto nivel única en el mundo.
El niño inició de inmediato una terapia preparatoria, sometido a quimio e inmuno terapia para bajar la
“carga” de la enfermedad hasta el umbral que permite el trasplante. Pasaron los meses y las curas dieron el efecto esperado. El profesor Locatelli decidió hacer un trasplante de células estaminales del padre. Era marzo pasado. En Italia se vivía el peor momento de la grasvísima pandemia del Covid-19.
Los controles preoperatorios abarcan a todo el núcleo familiar. Los padres como potenciales donantes fueron sometidos a las pruebas para establecer cuál era el candidato a donante. Estaba previsto para todos el test del Covid-19. Para gran sorpresa del equipo médico, los tres dieron positivos. La madre con síntomas leves, el padre y el hijo asintomáticos.
¿Qué hacer? Para poder realizar el trasplante de médula era necesario que los tres resultaran negativos al corona virus. En particular el nene, con las defensas inmunitarias comprometidas por la leucemia.
La intervención, además, no podía ser postergada mucho ante el peligro de un avance mortífero de la leucemia. Había que reducir el riesgo de complicacines por la infección del virus y dar al pequeño paciente los refuerzos que necesitaba para eiminar el Covid-19.
Locatelli y sus colaboradores decidieron que era necesario contar con una carga de anticuerpos fuerte, corriendo algunos riesgos. Eligieron la llamada infusión de plasma hiperinmune. En el Comité Científico nacional uno de los compañeros de Locatelli es otra luminaria médica el profesor Giuseppe Ippolito, director científico del Instituto Spallanzani. Ambos son dos figuras populares en Italia porque aparecen con frecuencia en las pantallas de televisión, consultados sobre la pandemia.
Quedó en manos de Ippolito identificar el más idóneo donante del plasma hiperinmune, la sangre de un enfermo curado del corona virus que contiene los mejores anticuerpos neutralizantes. El plasma elegido fue llevado al hospital San Camillo, vecino al Spallanzani, donde recibió un tratamiento de “inactivación” para bloquear los agentes patógenos. Estos preparativos tan delicados fueron favorecido con la noticia de que el padre del pequeño leucémico había resultado negativo al último control sobre el corona virus. También la madre se curó más tarde del virus.
El 29 de mayo, el equipo de Franco Locatelli, con la dirección del “professore”, inyectó las celulas estaminales del padre en la médula del chico. Las células habían sido manipuladas a fin de eliminar unos peligroso linfocitos para el órganismo enfermo. Locatelli informó este sábado que el chico “está en óptimas condiciones generales, no ha tenido complicaciones después del trasplante”. Las células estaminales del padre se están multiplicando y se espera un restablecimiento completo.
El caso recordó al del chico que recibió dos pulmones, los suyos destruidos por el virus.