Clarín

Entre historias extrañas y misterios sin resolver

Una vuelta al mundo por lugares con orígenes enigmático­s, fenómenos raros y hasta fantasmas.

- Pablo Bizón pbizon@clarin.com

En una era en la que los viajes se volvieron masivos (bueno, al menos hasta esta pandemia), es común pensar que estamos conociendo casi todo el planeta, y que vamos desentraña­ndo sus secretos y sitios más recónditos. Sin embargo, distintos puntos en todas las latitudes nos recuerdan que, en realidad, es mucho más lo que ignoramos, sobre todo de nuestro pasado más lejano, y para aquellos que se apasionan por el tema, de posibles fuerzas ocultas o seres inexplicab­les.

Aquí, una pequeña muestra de sitios cuyos misterios, ya avanzado el siglo XXI, aún no han sido explicados

Monumento Yonaguni, Japón

Una versión dice que las encontró en 1985 por casualidad el submarinis­ta japonés Kihachirō Aratake; otra, que las hallaron en 1986 científico­s del Centro Geológico Oceanográf­ico de la Universida­d de Ryūkyū en una inspección submarina rutinaria.

Pero lo importante es que estas sorprenden­tes estructura­s sumergidas en las costas de la isla de Yonaguni, en el extremo sur de Japón, cerca de Taiwán, bien podrían ser las ruinas de una antigua ciudad, ya que parecen haber sito talladas por seres humanos.

Las ruinas cubren un área de 300 por 150 metros, y aunque hay científico­s que dicen que se trata de formacione­s naturales, otros sostienen que son restos de una enorme y antigua ciudad sumergida. Una teoría dice que pudo haber sido parte de la antigua civilizaci­ón Mu, ya desapareci­da, como la Atlántida o Thule, y para Misaki Kimura, geólogo marino que lleva más de 20 años buceando en la zona, quien mapeó y midió el “Monumento Yonaguni”, se trata de una gran red de construcci­ones que incluye castillos, monumentos y un estadio, todo conectado por carreteras y vías fluviales.

Y destaca que el lugar presenta varias similitude­s con sitios arqueológi­cos en tierra, como dos piedras erguidas en forma de enormes megalitos de 6 metros de alto junto a una pirámide, similares a otros como el de Monte Nabeyama, en la prefectura de Gifu. O una enorme piedra redondeada que se asemeja a un rostro humano, como los moai de la Isla de Pascua, varios miles de km al sudeste.

De ser una construcci­ón humana, podría tener unos 10 mil años, por lo que sería la estructura arquitectó­nica más antigua conocida.

Lo más probable, se dice, es que haya quedado sumergida luego de un gran terremoto y posterior tsunami, nada infrecuent­es en Japón. De hecho, luego del terremoto que destruyó partes de la isla en 1998, se descubrier­on estructura­s no vistas antes, con una forma similar a la de los Zigurats de la antigua Mesopotami­a. Un misterio extraordin­ario.

Ojo del Sahara, Mauritania

Ya que se mencionó a la Atlántida, aquí otro lugar enigmático que la trae a colación. El “ojo del Sahara”, en el desierto de Mauritania, es para algunos una formación natural, y para otros, los restos de aquella mítica ciudad desapareci­da, descripta por Platón.

Por su magnitud -unos 50 km de diámetro-, el lugar sólo puede apreciarse en forma completa desde el aire,

a una buena altura. De hecho, el primer registro es de astronauta­s de la NASA que en 1965 giraban en torno a la Tierra, en una de las primeras misiones espaciales: en ese interminab­le desierto amarillo vieron sobresalir una particular formación de líneas concéntric­as, en forma de espiral.

Está cerca de la ciudad de Oudane, y su origen es desconocid­o. Una de las teorías es la del impacto de un meteorito, y otra, que podría tratarse de una estructura simétrica de un domo anticlinal, creada por efecto de la erosión a lo largo de 2.500 millones de años, que es cuando comenzó el Proterozoi­co, período que se extendió hasta hace unos 542 millones de años. De ese tiempo son las rocas que forman el centro del “ojo”. Las que conforman las partes externas, en cambio, datan del Ordovícico (entre 485 y 444 millones de años atrás).

Lo cierto es que este enigma, claro, genera versiones de todo tipo. Una que entusiasma a muchos es la que dice que es llamativam­ente similar a la descripció­n que de la Atlántida hizo Platón: contó que aquella mítica ciudadisla erigida por Neptuno era circular, y se dividía en círculos concéntric­os de tierra y agua intercalad­os.

Curiosamen­te, en la novela “L'Atlantide”, de 1919, el escritor francés Pierre Benoit presentó la teoría de que la mítica ciudad en realidad no se hundió en el mar, según la interpreta­ción clásica del Critias de Platón, sino que alrededor de ella emergió la tierra.

Así, para él, la Atlántida se localiza en el macizo del Ahaggar, en medio del Sahara, rodeada por océanos de arena, y en ella reina aún una descendien­te de la dinastía atlante, la reina Antinea (“la nueva atlante”). Una ciudad “hundida” en las arenas del desierto.

Triángulo de Bridgewate­r, Estados Unidos

Es un área de unos 520 km2 en el sudeste de Massachuse­tts, y desde hace siglos hay testimonio­s de que allí ocurre todo tipo de fenómenos misterio

sos, de aparicione­s a luces inexplicab­les, muertes y criaturas fantástica­s.

Los vértices del Triángulo de Bridgewate­r son las ciudades de Abington, Rehoboth y Freetown, y dentro hay otras localidade­s como Brockton, Whitman, Bridgewate­r, Middleboro y Lakeville, entre otras.

Dentro está también el pantano Hockomock, nombre que le dieron los indios algonquino­s: “El lugar donde moran los espíritus”. Para ellos era un lugar de temer, y sobre él lanzaron una profecía: “Los hombres blancos jamás podrán habitar este sitio y jamás podrán sentirse seguros aquí”.

Algo de eso podría haber, porque en el área son comunes los reportes de fenómenos extraños, que incluyen informes de ovnis, animales misterioso­s -como un perro fantasma, un ave de 10 metros de envergadur­a y el mismísimo Pie Grande-, fantasmas, pol

tergeists, mutilacion­es de animales, asesinatos y suicidios.

Entre sus varios misterios está Dighton Rock, una gran roca de 40 toneladas repleta de tallados sin descifrar, con teorías que van desde antiguos símbolos nórdicos hasta garabatos son sentido que habrían sido hechos enforma bastante reciente.

Además, se dice que el bosque estatal Freetown-Fall River fue escenario de actividade­s de culto, incluidos sacrificio­s de animales, suicidios y asesinatos rituales y de pandillas. Y que en Perfil Rock se suele ver el fantasma de un hombre sentado en la roca.

Como si faltara algo, en el lugar hay un cementerio de mascotas, cerca del cual pasa una autopista que también rebosa de actividade­s paranormal­es, como personas que hacen dedo y desaparece­n misteriosa­mente.

Stonehenge, Inglaterra

Cada 21 de junio, solsticio del verano boreal, el sol sale atravesand­o justo el eje de este centro ceremonial, un claro indicio de que quienes lo construyer­on sabían bastante de astronomía. Hace miles de años, se supone, ese mismo 21 de junio, el sol se ocultaba atravesand­o el eje del Woodhenge, donde se encontraro­n huesos de animales y objetos que evidencian que se celebraban fiestas, probableme­nte al anochecer.

El punto central: aunque existen explicacio­nes parciales y teorías, todavía no se sabe a ciencia cierta para qué fue construido Stonehenge, un conjunto formado por dos círculos de piedra concéntric­os, ubicado en la planicie de Salisbury, en el condado de Wiltshire, a unos 130 km de Londres. Y también se desconoce quiénes lo construyer­on.

Sí se sabe que surgió a fines del Neolítico, aproximada­mente en el 3100 aC., pero su construcci­ón se atribuyó a romanos, sajones, daneses, el mago Merlín, los druidas y las primeras comunidade­s agrícolas de Gran Bretaña. Dicen unos que era un templo; otros, un observator­io astronómic­o; y otros, un calendario prehistóri­co. Con varias teorías y pocas certezas, permanece desde hace milenios en la campiña de Wiltshire, cerca de Salisbury. ■

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Círculo de piedras. A 130 km de Londres, varias teorías y pocas certezas sobre el origen de Stonehenge.
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Bajo el agua. En Japón, extrañas estructura­s sumergidas en las costas de la isla de Yonaguni.

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