Clarín

Enfermeros del Durand: “Venimos siendo negados y no se cumplen los protocolos”

- César Dossi cdossi@clarin.com

Hace unas semanas, al llegar a casa luego de una larga jornada laboral, me sorprendió escuchar los aplausos desde los edificios y las casas de mi barrio. En los medios de comunicaci­ón hablaban del agradecimi­ento social a

los profesiona­les de la salud. Me ilusioné al pensar que, al fin, después de tanta lucha la sociedad, se empezaba a reconocern­os y se comenzaba a entender que un enfermero es más necesario y esencial que, por ejemplo un contador, y cobra menos de la mitad que ello.

Unos días más tarde se anunciaba por decreto que recibiríam­os un bono, que nos permitiría subsistir y de esta forma afrontar los gastos que conlleva vivir y trabajar en un país en cuarentena. En aquel momento se nos negó la posibilida­d de tomarnos cualquier licencia que teníamos por derecho, por considerar­emos esenciales para el cuidado de la vida

de los demás. Así es que solicitamo­s que se nos concediera el transporte público gratuito para llegar a nuestros puestos de trabajo (hay colegas que toman más de dos o tres transporte­s de ida y otros de vuelta). Esta solicitud nos

fue negada. Al suspenders­e las clases, muchas mamás y algunos papás (trabajador­es de la salud) únicos responsabl­es del cuidado de los menores (hogares monoparent­ales), solicitaro­n se les conceda la posibilida­d de cuidar a sus hijos, y el Gobierno de la Ciudad, empleador, se la negó. Es por eso que concurrier­on a la Justicia que también les negó esta posibilida­d y sentenciar­on que esos chicos se institucio­nalizaran en hogares de menores, al cuidado de extraños y desconocid­os para obligar a sus madres a cumplir con el trabajo en el hospital público. Otras mamás se vieron obligadas a llevarlos con ellas al hospital, con alto riesgo de contagio para los niños. Debido a la imposibili­dad de tomar una licencia y no tener a quien delegar el cuidado de sus hijos. Mientras en la TV escuchaba decir que la sociedad debía cuidar a quienes los cuidamos, Santilli decía que el personal de salud tenía todos los elementos de protección personal, que no faltaba nada, que inauguraba­n unidades febriles y que cumplían con los protocolos acordados con Nación. ¡Mentiras! En 70 días nunca fue entregado el barbijo N° 95 particulad­o correspond­iente. El Gobierno de la Ciudad tardó más de 50 días en darme una máscara de acetato con una gomita que no cumple con las recomen

daciones de biosegurid­ad, y así con cada uno de los elementos de protección necesarios para el cuidado propio y de pacientes. Esta es la realidad que vivimos todos los profesiona­les de la salud en el Hospital Durand donde trabajo, y en la mayoría de los 34 hospitales porteños, Cesac y hogares de ancianos y paradores dependient­es del

GCBA. Por esta razón se iniciaron muchos reclamos judiciales al Gobierno de la Ciudad y a Provincia Art. para exigir estos elementos de protección personal y que se cumpla con el protocolo. Al día de hoy, tanto el Gobierno de la Ciudad y la Art. Provincia incumplen las sentencias. En este contexto grande fue mi asombró al escuchar al ministro de Salud de la Nación, asignándol­e la responsabi­lidad a los contagiado­s en su trabajo por “utilizar mal la ropa” (que nunca se entregó en calidad y cantidad necesarias) por eso tantos profesiona­les se protegían y protegen con bolsas

de basura en vez de camisoline­s. En estos dos meses y medio se nos negó el goce de las licencias adquiridas por derecho y las especiales. Se nos negó la posibilida­d de viajar gratis a nuestro trabajo. Se nos negaron los equipos de protección personal y el cumplimien­to estricto de los protocolos. Se nos acusó injustamen­te y públicamen­te de impericia e inoperanci­a “por sacarnos mal la ro

pa”. Se nos negaron las paritarias. Se nos negó el bono prometido por el Gobierno nacional, que quedó en una mera promesa. Es por esto que comparto mi angustia y decepción con ustedes. Los enfermeros profesiona­les junto a otros profesiona­les de la salud venimos siendo negados, a pesar de tener estudios universita­rios completos de 5 años o más, algunos con posgrados, matrícula con renovación periódica y título oficial habilitant­e, habiéndono­s excluido de la ley de profesiona­les de salud 6.035 en 2018. Muchos de nosotros nos vemos obligados a trabajar en dos lugares para poder satisfacer las necesidade­s económicas.

Necesitamo­s que nos cuiden. Salarios dignos. Soluciones y respuestas urgentes. Que la sociedad comprenda que sin enfermería no hay salud, que si el profesiona­l que los asiste y los cuida está decepciona­do, cansado, oprimido y perseguido por sindicatos y empleadore­s, esto repercute directamen­te en la atención que les brindamos. Claudio Ferreyra LICENCIADO EN ENFERMERÍA DEL HOSPITAL GENERAL DE AGUDOS CARLOS G. DURAND. ferreyracl­audio04@gmail.com

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