Clarín

Palabras de homenaje y recuerdo para Manuel Belgrano

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Mi querido padre fundador. El destino quiso que al día siguiente de que se cumplieron 200 años de tu partida festejemos el Día del Padre. Justo para vos que fuiste padre de dos hijos y de la Independen­cia de tu Patria, por la cual diste todo. Los tramoyeros de la política te mandaron lejos, como a tu amigo Moreno y tu primo Castelli. Mucho talento y vocación revolucion­aria para entorpecer a los contraband­istas de la metrópoli que se hicieron políticos y acrecentar­on sus fortunas. Abogado, periodista y economista. Te hicieron general porque hacía falta. Y ahí fuiste, con la nobleza de tu espíritu, la fuerza de tus conviccion­es y tu bandera. Al Paraguay primero y al norte después. La claridad de tus ideas te hizo desobedece­r e izaste bandera para que la tuvieran esos bisoños soldados. Los burócratas del puerto te reprendier­on. Sin recursos para torear al godo, convencist­e a un pueblo a dejarle tierra arrasada al opresor. Escuchaste a otro pueblo que te pidió detener la marcha a Córdoba y venciste, primero en Tucumán y luego en Salta. El premio por tus servicios lo donaste para escuelas, que no se hicieron en ese momento. ¿Se habrá gastado en conspiraci­ones? Participas­te del Congreso que nos diera Independen­cia, fuiste socio y amigo del otro padre fundador, don José. Años de dignidad a pesar de sacrificio­s y penurias pagados con desprecio. Te injuriaron. Enfermo y en la miseria, pagaste con tus implantes de oro y tu reloj al médico que te acompañó en tus últimos días. Las cosas no cambiaron, los hombres del común aprendimos de tu legado, aunque nos enseñen a venerar tu creación e, injustamen­te, a no saber mucho de tus valores. Los políticos siguen como hace 200 años: sin escuchar a su pueblo y mezclando negocios con funciones. Políticos despreciab­les usurparon tus dientes para un obsecuente regalo al presidente de turno.

Tu aniversari­o es el Día de la Bandera y no de Manuel Belgrano. Otra forma de ninguneo que tu humildad de patriota seguro aprueba. Tu reloj fue robado de un museo sin que la noticia durara 24 horas. ¿Tal vez porque esté en una vitrina del poder? Los gobernante­s siguen enriquecié­ndose. Van estas líneas porqué tal vez no dé el cuero para pedirte perdón. Nuestra bandera tiene más de 200 años y flamea dignamente. Siempre convocante y cada vez más amada. Espero que se hable de vos, que los silencioso­s homenajes en época de pandemia sean ante la Iglesia que guarda tus restos, o tu estatua que, bandera en mano, mira la sede del poder, tal vez, para recordarle­s a sus inquilinos que siempre estarás desafiándo­los a que sean mejores. Pasaron 200 años de la desaparici­ón de uno de los mejores hijos de esta tierra, a la que no le han podido quitar las ganas de seguir creyendo pese a todo. Gracias mi general. Gracias padre. Alberto Pacinotti alberto_pacinotti@hotmail.com nuel Belgrano fue uno de ellos. Simplement­e puso su vida al servicio de las causas nobles de nuestro país. Nunca escapó a los desafíos que le planteó la vida. Sin ser hombre de armas fue el general victorioso de Salta y Tucumán. También luchó con su ideario progresist­a a favor de la industria local cuando decía: “Nadie ignora que la transforma­ción que se da a la materia prima, le da un valor excedente al que tiene aquella en bruto, el cual puede quedar en poder de la Nación que la manufactur­a lo que no se conseguirá si nos contentamo­s con vender, cambiar o permutar las materias primeras por las manufactur­adas”.

O su visión en la importanci­a de la educación y la igualdad de género creando escuelas gratuitas en sus palabras “adonde pudiesen mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por la instrucció­n”, política que debía incluir “escuelas gratuitas para las niñas”. Y tantas cosas más.

En toda su vida desdeñó la gloria del poder y solo lo utilizó para servir a su pueblo. Fue honesto y valiente a toda prueba y el 20 de junio de 1820 murió en la pobreza más absoluta. A nuestros jóvenes, tan afectos y necesitado­s de héroes en los que reflejarse, hay que contarles que hubo una vez uno de carne y hueso que se llamó Manuel Belgrano.

Manuel Belgrano nos dio una bandera celeste y blanca, pero también dejó otra, única e intangible, para que quizás un día, alguien tan valiente como él, la levante y pueda concluir su sueño, el de una gran nación. Matías Aníbal Rossi matiasross­i2014@gmail.com

• La operación de protección civil que realizan las Fuerzas Armadas ante la emergencia por el Covid-19 se denomina “Operación General Manuel Belgrano”. ¿Que opinión tendría Belgrano sobre esta feroz enfermedad? No lo imagino dubitativo ni desesperad­o. Sí resuelto, con ideas celestes y blancas. Fue un hombre austero que sacrificó sus intereses personales en pos de la patria. ¿Cuánto estaríamos dispuestos a entregar para que este país generoso salga a flote?

Fomentó la agricultur­a. Nunca entiendo por qué esta República alberga tanta gente con hambre.

Soy maestra y me encanta saber qué dicen los chicos. En una ocasión les pregunté a mis alumnos: ¿Para qué sirve una bandera? Las respuestas fueron significat­ivas: “Sirve para saber de qué equipo sos”. “Para alentar a tu equipo”. “Para saber en qué país estás y no perderte”.

Estamos medio perdidos los argentinos. Hace tiempo que miramos para arriba y para los costados. ¿Sabemos a qué equipo pertenecem­os? ¿Sabemos a quién queremos alentar? Roberta Garibotti robertagar­ibotti@hotmail.com

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