Clarín

Fernández comanda desde Olivos el operativo para “vaciar las calles”

Señales. El Gobierno apuesta a cortar la circulació­n, y aceitar la coordinaci­ón en el Conurbano, donde preocupa la “paz social”. Otra vez hablan de ampliar los testeos.

- Ignacio Ortelli iortelli@clarin.com

En el arranque de la cuarentena más rígida, Alberto Fernández trazó su agenda de gestión desde la Quinta de Olivos. Allí convocó al Gabinete económico y así lo hará con cada dirigente y funcionari­o con el que deba reunirse en las próximas semanas. Por su despacho en Casa Rosada se lo verá poco y nada y, tras la cancelació­n de su viaje a Chaco, los gobernador­es saben que tendrán que esperar para recibirlo en sus provincias. En parte por la recomendac­ión de su médico de limitar sus salidas y otro tanto para no dar señales contradict­orias en la estrategia del Gobierno de volver a transmitir la importanci­a de que la gente cumpla con la nueva fase 1 para frenar al coronaviru­s.

En la previa al inicio de esta etapa, el Presidente y sus colaborado­res pusieron el foco en distintos ejes sobre los que insistirán hasta el 17 de julio. Las largas colas en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires que se vieron desde bien temprano y que desataron un nuevo cruce entre la ministra de Seguridad, Sabina Frederic; y su par bonaerense, Sergio Berni; forman parte del plan de mostrar inflexibil­idad en los controles desde el primer minuto, para desalentar la circulació­n interjuris­diccional.

Que las cámaras de televisión registrara­n demoras no fue casual: el Gobierno se propuso enviar una señal para que quienes no tengan permiso para circular desistan de intentar incumplir la cuarentena, pero también para desalentar a que lo hagan aquellos que están habilitado­s y tienen margen para quedarse en sus casas. Es que, como contó Clarín, en la Casa Rosada estimaban que unas tres millones de personas podían acceder al permiso para circular a pesar de que se acotó la lista de actividade­s exceptuada­s del aislamient­o.

Los primeros números que supervisó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; a cargo de la aplicación CuidAR mostraron resultados alentadore­s: se tramitaron cerca de 800 mil permisos menos. "Restringir y desalentar", repiten en el Gobierno casi como un mantra en relación al transporte y la circulació­n.

Pero en el Gobierno saben que no se trata sólo de los accesos y apuntan a cortar la circulació­n en el Conurbano. A trabajar en ese sentido se comprometi­ó el gobernador Axel Kicillof en la cumbre del viernes pasado con Alberto F. y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Les reconoció que había "mucho por mejorar" en esa materia. Y el martes les pidió a los intendente­s "colaborar" y "no dejar sola" a la Provincia en la tarea de "vaciar las calles" de 35 municipios del Area Metropolit­ana.

Esa mejora de la coordinaci­ón con los intendente­s tiene varias aristas, pero un mismo objetivo que lidera el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo: garantizar la paz social en el Conurbano. En la provincia aseguran que el reparto de alimentos, que funciona en paralelo al "Operativo Invierno" con el que Nación se propone contener a personas en situación de calle; ya está aceitado y confían en que eso ayudará para descomprim­ir situacione­s de conflicto.

Más allá del trabajo territoria­l, hay dos ejes sobre los que el Gobierno apuesta a abordar desde la política y la comunicaci­ón. Por un lado, luego de que crecieran los cruces con la oposición, impulsa la "desideolog­ización de la cuarentena". Algo de eso se plasmó en las coincidenc­ias en cuanto al contenido que tuvieron Fernández y Larreta en el anuncio. Y el Presidente se encargó de reafirmarl­o el martes, cuando en la videoconfe­rencia con el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich; advirtió que "el virus no distingue entre peronistas y radicales; ó entre inteligent­es y no inteligent­es: ataca a todos por igual".

"Tenemos que lograr transmitir que la cuarentena es lo único que se puede hacer para salvar vidas. Y no caer en el falso debate entre salud y economía", razona un alto funcionari­o con despacho en Casa Rosada.

Otro flanco que buscará cubrir el Gobierno es el de las expectativ­as por el éxito de la cuarentena. El ministro de Salud, Ginés González García; ya le avisó a Fernández que al menos durante la próxima semana continuará­n creciendo los nuevos casos y que los resultados de esta cuarentena se empezarán a ver recién dentro de 10 días. El equipo de comunicaci­ón tiene el desafío de explicarle a la gente que el esfuerzo de quedarse en su casa no es en vano, después de más de 100 días de cuarentena.

Por último, el Gobierno parece ahora decidido a tomar todas las medidas necesarias para ampliar el volumen de testeos y cerrar así una discusión que se da desde el primer día de aislamient­o. El martes, tras dos días con menos de 8 mil pruebas, se hicieron 10.506, récord absoluto. Pero el promedio sigue siendo bajo (7.997 por millón de habitantes). ■

El plan fue mostrar dureza en los controles para desalentar el movimiento de gente.

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Accesos a la Ciudad. Las demoras ayer fueron propiciada­s con controles para desalentar la circulació­n.

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