“Blindado” por policías, el Rosedal se vació de runners
Nadie se encuentra en los alrededores de los lagos de Palermo. La oscuridad es casi absoluta en esta noche fría, sin luna, en la que ni los gansos, tan célebres por estos lados, están visibles. En el primer día de la nueva cuarentena, Clarín recorre el lugar en bicicleta y comprueba que ningún audaz se atrevió a infringir la ley para salir a correr, tal como habían prometido muchos en las redes sociales. Al final, no hubo “rebelión”. Mucho ruido y pocos runners.
Los cuatro accesos al lago y al Rosedal (Av. Libertador e Iraola, Av. Sarmiento y Figueroa Alcorta, Av. Lugones y Dorrego y Av. Libertador y Olleros) tenían importantes controles, además de dos autos que patrullaban el interior del parque. “A decir verdad estamos sorprendidos del absoluto acatamiento. Pensaba que me encontraría con otro panorama, pero estoy gratamente sorprendido”, diagnostica Jonathan Rosas, gerente de la Comuna 14, responsable del recorrido.
“Este comportamiento demuestra que el runner es inteligente y sabe que a todos se les está pidiendo un esfuerzo más, no es contra ellos”, agrega Rosas, quien con un altoparlante, de manera respetuosa, le había llamado la atención a este cronista, suponiendo que estaba en el lugar realizando actividad física.
“La rebelión de los runners”, esa frase que se echó a correr por las redes y que amenazaba con desoír las medidas decretadas por el Gobierno de la Ciudad, finalmente no se concretó. Los bosques de Palermo, Parque Centenario y Parque Saavedra se proponían como los destinos de los insurrectos, pero no concurrieron.
Así, sólo el engranaje de la cadena de la bicicleta resquebraja el rotundo silencio por este circuito al que, apenas 24 horas atrás, muchos corredores, ciclistas y caminantes habían ido a despedirse, a pesar del mal tiempo. “Lo que se vio en las redes fue una reacción. un impulso, una forma de visibilizar la frustración y una expresión de calentura porque el running se usó como moneda de cambio. Pero el runner está habituado al sacrificio, al esfuerzo y al respeto”, enfatiza Adrián Gluck, un referente en el mundo de los corredores.
Frente al Monumento de los Españoles, tres agentes de tránsito custodian otro de los accesos. Apostados allí desde las 18, intentando mitigar las bajas temperaturas, hacen saber que “salvo por el frío, la noche está tranquilísima” y que “nadie intentó hacer nada raro, como debe ser, y esperamos que siga así”. ■