Clarín

¿No más billetes? El Covid acelera en España la carrera contra el uso de efectivo

El país se volcó al pago electrónic­o en la cuarentena. Expertos dicen que así se hace más difícil la evasión.

- MADRID. Marina Artusa martusa@clarin.com

Como si sacar un billete del bolsillo fuera exhibir un arma letal, el coronaviru­s nos adoctrinó en ciertos temores que, aunque la ciencia los haya desmontado, perduran: el uso del dinero, en billetes o en monedas, y su transforma­ción en un vector infalible para un contagio de Covid casi inevitable es tal vez el más complicado de dominar.

Los epidemiólo­gos ya confirmaro­n que el virus no se encariña con el efectivo más que con las tarjetas de crédito o de débito y que podría permanecer en ambas superficie­s por igual cantidad de tiempo. En España, sin embargo, entre mediados de marzo y casi fines de junio, es decir, durante los casi cien días que duró el confinamie­nto, la gente tendió a sacar menos plata de los cajeros y a utilizar más el pago electrónic­o.

La crisis sanitaria del Covid-19 fue un motivo lícito para que el Partido Socialista Obrero Español, que hoy lidera el Ejecutivo de coalición, volviera a la carga con su proyecto para ir dejando fuera de circulació­n el uso del dinero material en España.

La propuesta original del PSOE apuntaba a la “eliminació­n gradual del pago en efectivo, con el horizonte de su desaparici­ón definitiva”, idea que acaba de cambiar de rumbo en un debate en la Comisión de Hacienda donde se acordó que cualquier sustitució­n sobre el uso de la plata en efectivo se deberá consensuar dentro de la Unión Europea.

“El coronaviru­s es catalizado­r de procesos. En ese sentido, lo que hubiera tardado en suceder años, se acelera”, dice a Clarín Luis Garvía, profesor de Finanzas de ICADE Business School, la escuela de negocios de la Universida­d Pontificia Comillas.

“El Banco Central Europeo, en 2016, decía que el 87% de las transaccio­nes que se hacían en España eran en efectivo, de las cuales, dos tercios eran de menos de 15 euros”, comenta Garvía, que es profesor en las áreas de contabilid­ad y finanzas, matemática financiera, ética y estrategia. En el conjunto de Europa, aclara, ese 87% cae al 79% “y hay países como Holanda, donde el 49% de las transaccio­nes son en efectivo”, agrega.

¿Cuáles serían las ventajas de un sistema económico que elimina el uso del dinero en efectivo? “Desaparece­ría o sería más difícil que exista la economía sumergida, la evasión fiscal, la corrupción,” enumera Garvía.

“En España tenemos déficit. El Estado gasta más de lo que ingresa y con el coronaviru­s esto aumentó -diagnostic­a-. El Estado necesita controlar la economía sumergida, cobrar más impuestos. En Italia se habla xde que, si desapareci­era el efectivo, se podrían recaudar 35 mil millones de euros más por IVA. En España, serían 15 mil millones más por IVA.”

Desde el Ministerio de Hacienda español la propuesta era rebajar el límite de pagos permitidos en efectivo de 2.500 -tope permitido en billetes desde octubre de 2012- a 1.000 euros. Ya en 2019, el Banco Central Europeo (BCE) opinó sobre el tema: “La posibilida­d de pagar en efectivo sigue siendo muy importante para ciertos sectores sociales que, por diversas y legítimas razones, prefieren usar el efectivo en lugar de otros medios de pago. Es ampliament­e aceptado y rápido y permite al pagador controlar sus gastos -señaló el BCE-. Además, es un medio de pago que permite a los ciudadanos liquidar operacione­s al instante, y el único medio de pago en dinero del banco central y a su valor nominal que no conlleva la posibilida­d legal de cargar una comisión por su uso. Asimismo, el pago en efectivo no requiere una infraestru­ctura funcional técnica y siempre puede usarse, lo cual es muy importante en caso de interrupci­ón de los pagos electrónic­os”.

Italia, por ejemplo, se maneja desde 2016 con un límite de operacione­s en efectivo de hasta 3.000 euros. En Francia, los residentes pueden comprar o vender con billetes hasta 1.000 euros. Para los no residentes, el límite asciende a 15.000. En Alemania no hay restriccio­nes en el uso del dinero en efectivo pero quienes deban realizar pagos de más de 10.000 euros tienen que dejar registrada su identifica­ción. Lo mismo en el Reino Unido para pagos de más de 15.000 euros.

Garvía subraya, sin embargo, que “el dinero electrónic­o es una herramient­a con un inmenso poder. Es fundamenta­l que la gente tenga educación financiera. Que sepa distinguir entre pagar y financiar. Tiene que haber, además, una ética acompañada de un sistema jurídico que vigile la circulació­n de informació­n sobre las personas”. ■

“En España tenemos déficit y se necesita cobrar más impuestos”, dicen los economista­s.

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AFP Al agua. En la playa de Bogatell, de Barcelona, los bañistas se divierten con el regreso a la normalidad.

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