El jardinero de Wimbledon y la melancolía por el silencio total
En circunstancias normales, si la pandemia de coronavirus no hubiera golpeado con fuerza al mundo, Neil Stubley debería estar observando con nervios el estado de su césped. Pero el jefe de los jardineros de Wimbledon sufre de melancolía por la cancelación del Grand Slam que debería haber comenzado el lunes, pero que no se disputará este año por la crisis sanitaria. Para él es surreal ver la tranquilidad inusual que reina en el All England Lawn Tennis & Croquet y a sus 38 “bebés”, como llama a las canchas, sin vida.
“Es un momento particular y la mejor manera de describirlo realmente es hablar de un extraño sentimiento de calma. Lo compararía al hecho de haber ido a un concierto: te queda esa melodía en los oídos durante los siguientes días”, afirmó.
Y aseguró también que el ambiente actual en el lugar le recuerda al que sigue en general al cierre del torneo, cuando todos los jugadores se marcharon.
Aunque los organizadores confirmaron la cancelación en abril, Stubley, cuyo cargo exacto es el de jefe de canchas y horticultura de Wimbledon, no tuvo descanso. Junto a su equipo -17 empleados, además de tres trabajadores temporales (seis menos que los habituales en periodo actual)continuó y continúa trabajando como si la suspensión no hubiera ocurrido.
“Mucha sangre, sudor y lágrimas se derramaron para poner las canchas a punto. Pero nuestra decepción es compartida por todo el club. Estamos muy orgullosos de nuestro trabajo y de su buena percepción en todo el mundo. El orgullo nos lleva a seguir el trabajo”, explicó. ■