Clarín

“El aislamient­o me permitió estar más conmigo”

-

De repente mi casa tomó forma de universo. En estos cien días de aislamient­o volví a encontrarm­e con mi casa. Mi idea de ser ama de casa me empezó a gustar. Cuántas nostalgias me abruman por el temor de ser una mujer que no trabaja. Jaja, ¿que no trabaja? Es una falacia. De repente me encuentro que soy mucho más trabajador­a que cuando en la oficina estaba sentada 10 horas por día. En casa no paro un minuto.

De repente los placards se pusieron en orden, el canasto de la ropa limpia para planchar está vacío y el de la ropa sucia está en constante renovación. No sólo los fin de semana. Ah... y los fines de semana ahora son todos los días. Porque eran los días que destinaba para estar en casa.

Este aislamient­o me permitió estar más conmigo, aprovechan­do la soledad de vivir sola, hasta que mi hija menor regresó de la casa de su padre. Me tomé el tiempo para mirarme al espejo. Cuánto hacía que solo me miraba para combinar colores que disimulen el tiempo que llevo andando siempre de punta en blanco para ejercer mi profesión.

Mi profesión es la que todavía está cerrada, es la que no se animan a abrir porque quizá la justicia no sea fácil ni posible ni necesaria. ¿Para qué? Si la gente ya no confía en nada.

Lo cierto es que hace 100 días que no miro el reloj, no escucho alarmas, ni me permito agitarme. Total no iré a ninguna parte. El único tiempo es el de los sentidos. Cuando siento hambre como algo. Si escucho el silencio pongo música de rock, por supuesto. Si mi boca tiene un deseo, me clavo un chocolate y entonces voy alternando la alegría, la armonía y el ritmo vertiginos­o que lleva a la paz del alma. Reconocí el enorme placer de la meditación, solo para amoldarme a la paz que me permitió encontrarm­e en mi casa, que ahora es mi universo.

Mirta Graciela Cocciolone dragraceco­cciolone@gmail.com

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina