Con menores ingresos impositivos, se consolida el rojo de las cuentas públicas
Esperan un déficit de hasta 7% del PBI. Será clave la renegociación de la deuda para lograr financiamiento.
El efecto de la pandemia y de la cuarentena en las cuentas fiscales avanza. Tras dos meses en los que el déficit fiscal primario (el que resulta antes del pago de los intereses de la deuda) acumuló casi unos $ 500.000 millones en los datos de abril y de mayo, los números de la recaudación de junio disparan un nuevo alerta.
Las cuentas fiscales tienen dos partes: los ingresos, que provienen principalmente de la recaudación de impuestos, y el gasto público, que implica lo que el Estado solventa en distintos rubros: salarios, jubilaciones, ayudas sociales, subsidios, entre otros.
Por el lado de los ingresos, la AFIP dio a conocer ayer que la recaudación creció solo 20% en junio, por debajo de la inflación del mismo período, lo que significa una caída real de 15,2%. Si bien mostró una evolución un poco mejor que los meses previos, difícilmente cubra el gasto del Estado, en plena expansión para paliar los efectos del coronavirus.
Casi un mes atrás, los economistas consultados por el Banco Central en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) pronosticaron que el déficit iba a llegar a 1,6 billones de pesos, monto que equivale a en torno de un 6,4% del PBI, según el último dato disponible.
Pero las proyecciones se fueron actualizando. El economista Hernán Hirsch calcula que el rojo fiscal puede alcanzar los 2 billones de pesos, es decir, alrededor de 7% del PBI.
Según estima, entre 5,5% y 6% de déficit es por efecto de la pandemia, que incluye recesión por el coronavirus y decisiones de política económica también a esta causa.
“La pandemia cambia la trayectoria de crecimiento de la Argentina. Tras esta, el gasto público va a ser más alto por las secuelas que va a dejar, esto independientemente de la política económica del gobierno”, sostuvo Hirsch, aunque admitió que de todos modos seguramente el gobierno “va a convalidar ese aumento del gasto”.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, en las últimas charlas que ofreció, mencionó que tiene como norte restablecer el equilibrio fiscal. Pero el coronavirus cambió los planes iniciales del Gobierno.
Para Hirsch, lo más probable es que el Gobierno el año próximo impulse medidas que intenten reducir el déficit fiscal. Del lado de los ingresos, con más de presión, administración y control tributaria, y del gasto, con una asistencia más selectiva, razonó.
El economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, contó que están proyectando un déficit primario de 6,5% del PBI “explicado no solo por el deterioro de los ingresos, sino también por el aumento de los gastos que provocó la pandemia”.
Pero para lo que resta del año, será clave lo que ocurra en la renegociación de la deuda: una resolución favorable implicará que la Argentina pueda llegar a conseguir financiamiento en los mercados, hecho que se dificultará de no ser así.
“De cara al segundo semestre se abren dos puntos interesantes. Superada la cuarentena y cerrada la negociación de la deuda, el Tesoro podría empezar a tener colocaciones netas en pesos y financiar así el rojo fiscal”, mencionó Rajnerman.
Lorena Giorgio, economista de Econviews, dijo que proyectan que la recaudación tributaria se contraerá en 1,2 puntos del PBI este año. “En este escenario, los ingresos totales del gobierno nacional caerían en una cuantía similar, para ubicarse en torno a 16,9% del PBI, mientras que el gasto primario se incrementaría hasta 22,6% del PBI”, añadió. ■
La pandemia cambia la trayectoria de crecimiento. El gasto público será más alto por sus secuelas” Hernán Hirsh, economista