Detección temprana, la clave para frenar al virus en las villas de la Ciudad
Hay 10 mil casos. En mayo, entre la 31 y la 1-11-14 sumaban 100 positivos por día. Y este domingo, en la de Retiro ya no hubo.
En estos días, en villas y asentamientos porteños se estarán registrando 10 mil casos positivos de coronavirus. Representan casi el 29% del total de casos detectados en la Ciudad hasta ayer (35.244, incluyendo a los positivos no residentes). Pasaron más de 70 días desde que se conoció el primer contagio en una villa, el 21 de abril, en la 31 y 31 Bis de Retiro. Fue una alarma que hizo poner el foco de atención en las más de 250 mil personas que viven en estos barrios.
Para los primeros días de mayo, cuando comenzaron los testeos puerta a puerta, las villas 31 de Retiro y 111-14 en Flores concentraban la mayor cantidad de casos. Entre ambas sumaban más de 100 positivos por día. El pico llegaría casi un mes después, cuando en la 31 hubo hasta 165 positivos en un día. Sin embargo, el domingo 28 de junio, mientras en Capital se duplicaron los casos, en la villa de Retiro no hubo ni uno.
Mientras tanto, hasta el miércoles a la mañana se habían producido 89 muertes de habitantes de barrios vulnerables por Covid-19, contra las 458 entre residentes y no residentes que suma la Ciudad “formal”.
¿Cómo se logró mitigar la propagación? Circuló mayor información entre los vecinos y hubo más presencia de las organizaciones sociales y los delegados barriales. Además, fue clave la detección temprana de los contactos estrechos de los contagiados y personas con síntomas.
¿Se logró aplanar la curva de contagios en villas? Nadie se atreve a decir que sí, aunque se da por hecho que la estrategia de “pescar en la pecera” dio resultados positivos.
“El Barrio 31 y 31 Bis fue la experiencia piloto. La estrategia tuvo éxito si la medimos en números. El pico máximo de casos positivos fue el 24 de mayo con 165, cuando el domingo pasado hubo cero casos. En estos momentos estamos teniendo entre 300 y 400 altas por día. Fuimos de un R (la cantidad de personas a las que infecta un individuo con el virus activo) de 2,6 a un R de 0,6. Fue necesario diagnosticar y aislar, y hacerlo de manera sistemática para llegar a este resultado que igualmente nunca nos deja tranquilos. Hay que segur trabajando y trabajando” le cuenta a Clarín Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria del Ministerio de Salud porteño.
Todos los viernes, los funcionarios se juntan con las organizaciones sociales y los delegados barriales. “Hay un diálogo abierto. Las quejas nos llegan sin filtro y me siento mal cuando algo falla o cuando alguien se siente maltratado en un hotel o en cualquier sitio de este proceso que implica detectar y aislar. Y las organizaciones también necesitan respuesta porque, como dicen ellos, ponen la cara ante los vecinos. Son organizaciones que tienen un trabajo territorial valioso”, destaca Battistella. ■