Clarín

“No imaginaba otra cosa que ir a ver el Mundial en primera fila y con la platea paga”

Era suplente y jugó por la lesión de Nery Pumpido. Sergio Goyocochea debutó ante Rumania, aguantó a Brasil y luego atajó cuatro penales ante Yugoslavia e Italia.

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

No había celulares. Tampoco, redes sociales. Ni hablar del sistema On Demand. El 22 de abril de 1990, horas antes de subirse al avión sin sospechar que viviría un inolvidabl­e verano italiano, Sergio Goycochea llamó a su padre y le encomendó una misión: que grabara en el VHS cada vez que la cámara enfocara el banco. Y le pidió, especialme­nte, que no se perdiera por nada del mundo el videograf con las formacione­s. Sentía orgullo de que su apellido se viera reflejado en la pantalla, por más que se tratara de un actor de reparto. El Vasco nunca imaginó el final de la película.

Por eso ahora, a 30 años del Mundial ’90, vive sensacione­s tan fuertes. Y un cosquilleo sacude su cuerpo cuando, a pedido de Clarín, se vuelve a poner el buzo de los días más maravillos­os de su carrera. Es negro, de tiras verdes y pecho multicolor. El que vistió la tarde que fue invencible ante Brasil en Turín; el día que empezó a convertirs­e en héroe contra Yugoslavia en Florencia; la noche mágica de los penales frente a Italia en Nápoles, la casa de Diego Maradona. “Me lo quiso comprar una empresa de subastas. Ofrecieron 50 mil dólares. Es el único que conservo y no tiene precio”, asegura.

La renuncia de Luis Islas, la lesión de Nery Pumpido y una puerta que se abre inesperada­mente para un arquero que ni siquiera estaba en el álbum de figuritas. “Jamás pensé que podía jugar. El cambio táctico de arquero en una Copa del Mundo es imposible. Salvo una lesión o una expulsión, que por otro lado era difícil porque podíamos recibir de un compañero atrás y agarrar la pelota con las manos, no existían esas jugadas que nos ponen en riesgo. Y si bien no fui a pasear, sabía que iba a mirar el Mundial en primera fila y con la platea paga. No me generé otra expectativ­a. Era un logro estar en la lista, pero mis chances de atajar, muy remotas”, admite en la charla con Clarín. -Cuando después de la derrota con Camerún escuchaste a Bilardo decir “si nos volvemos en primera ronda prefiero que el avión se estrelle antes de regresar al país”, ¿no pensaste “dónde me metí”?

-Ya sabía dónde estaba metido. De lo que estábamos seguros en el grupo es que lo había dicho en serio. Al avión de Bilardo no nos subimos ni en pedo, decíamos. Porque no hizo un chiste. Esa era la sensación. Fue muy fuerte. Y dijo algunas otras cosas irreproduc­ibles. Estuvo buenísima la charla, fue como un golpe de nocaut. Nos metió un puñal para que reaccionem­os. Desvió la presión. Conocíamos a Carlos, nos había inculcado sentir las cosas de esa manera. Un Mundial es cada cuatro años, perdimos en el debut y se nos había acabado el margen. -Siempre decís que te puso más nervioso jugar contra Rumania que entrar de golpe contra URSS. ¿Fuiste un inconscien­te?

-Me di cuenta de que Nery no estaba jodiendo. Estaba la jugada en el área y tenés que ser muy boludo para hacer teatro cuando le pelota está boyando por ahí, te pueden hacer un gol. Lo que nunca supuse era que iba a ser tan grave. Entré y la verdad, no lo digo con irresponsa­bilidad, lo hice tranquilo. Ojo, tampoco es que no me di cuenta dónde estaba. Si perdíamos estábamos afuera, pero no sentí esa carga. Tuve la suerte de que el en córner de la primera jugada hubo una media mano de Diego, el árbitro no la vio. Después, tapé una o dos y me asenté. Necesitaba esa pelota para liberar la tensión. En el arco te patean y tenés que estar 100% seguro. No te olvides que yo venía de 6 meses sin jugar. Y ahora que me pongo a pensar, y mirá que di muchas entrevista­s todos estos años, yo no sé qué hubiera hecho Carlos si la situación de Islas se hubiera dado antes. Pumpido era titular; Luis, el segundo. Y el tercer puesto estaba entre (Julio) Falcioni y yo. Los dos llegábamos en las mismas condicione­s. El atajaba en América y yo en

Millonario­s. Y se había suspendido el torneo colombiano porque mataron un árbitro. Nunca se lo pregunté. Quizá hubiera elegido otro con más continuida­d. Después, llegó Rumania. Pero en el medio había cuatro días. Y ahí te ponés a pensar, caés que vas a jugar. Y justo venía (Angel) Comizzo de Argentina. Se hablaba mucho. Hasta que Bilardo me dijo que iba a ser titular y me dio la confianza.

-¿Alguna vez atajaste mejor que

contra Brasil?

-Sólo en las Eliminator­ias ante Perú. Lo que pasa es que contra Brasil hubo muchos tiros en los palos y un gran dramatismo. Nos llegaron mucho. Por la calidad del rival, por la instancia que estábamos jugando, fue mi mejor partido.

-¿Sentiste más tensión contra Italia, porque era el pase a la final, o ante Yugoslavia, porque tenías que dar la cara por Diego, que erró el penal?

-No sólo por Diego; también, por el equipo. Ese es el partido bisagra, contra Yugoslavia. El penal que me pateó Brnovic fue el más difícil desde lo emocional. Había fallado Pedro (Troglio) y si lo metían, ellos pasaban al frente. El quinto penal fue distinto. Si me lo hacían, a lo sumo hubiera seguido la serie. Con Donadoni y Serena siempre teníamos una chance más de rematar.

-¿Estudiaste a los pateadores?

-Carlos te daba informació­n; eso sí, no le gustaba que le vengan a hablar mucho a los arqueros, creía que te confundían. Pero (Gabriel) Calderón me había dicho cómo pateaba Hadzibegic, lo conocía del Betis. Era un penal decisivo, era muy raro que intentara algo nuevo. Y terminó pateando para ese lado.

-¿Qué te faltó para tapar el penal de Brehme? ¿Te reprochás algo?

-Arrancar para abajo, técnicamen­te eso. Era tocarla un poquito. Pero tenía la fuerza justa, la precisión casi perfecta. Lo tenía visto a Brehme. Pateaba todas las pelotas paradas de Alemania. Pensé que le iba a pegar un chanflazo arriba, nunca que la iba a meter de rastrón.

-¿Te volviste a cruzar al árbitro mexicano, Edgardo Codesal?

-Nunca. Para mí no fue penal. Después, lo veo en la tele y hasta me puede llegar a parecer que sí. Pero Sensini toca primero la pelota, no necesita de la falta para ganar la posición sobre Voeller. Y nos quedamos ahí nomás de la gloria.

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 ??  ?? Para la historia. Vuela Goycochea a su izquierda y desvía el remate de Roberto Donadoni. Luego acertó Maradona y Goyco se lo detuvo a Serena.
Para la historia. Vuela Goycochea a su izquierda y desvía el remate de Roberto Donadoni. Luego acertó Maradona y Goyco se lo detuvo a Serena.

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