Al yachting lo conmueve el caso de espionaje en la Copa América
El campeón “Team New Zealand” echó a un grupo de empleados por filtraciones de secretos del barco.
A poco más de ocho meses del inicio de la 36ª edición de la Copa América, la competencia de yachting más importante y prestigiosa del mundo, la regata sumó otro capítulo en su historia de espionaje. El “Team New Zealand”, defensor del título, despidió a varios empleados de una empresa contratista por supuestas filtraciones de secretos de su base durante varios meses.
Las innovaciones tecnológicas pueden proporcionarles grandes ventajas a los equipos que suelen preparar sus barcos en el más absoluto de los secretos. Para los participantes, conocer lo que hacen sus oponentes es tan importante como su propio programa y por eso la filtración de información y los “golpes bajos” entre los adversarios son una moneda corriente.
La próxima edición de la Copa América se disputará en Auckland del 6 al 23 de marzo, pero dentro de cinco meses comenzarán las pruebas de las embarcaciones. ¿Por qué tanto revuelo? Porque tal es la magnitud del trofeo que hay quienes aseguran que su impacto económico es casi tan grande como los Juegos Olímpicos o un Mundial de fútbol en el país anfitrión.
”No estamos seguros al 100 por ciento de lo que querían o de lo que obtuvieron. Pero descubrimos antes de lo que esperaban”, afirmó Grant Dalton, director del equipo neocelandés. Aunque también reconoció: “Estoy preocupado porque no sabemos qué se filtró. Esa es la pregunta del millón de dólares y no podemos pasar por alto lo ocurrido”.
Dalton aseguró que tenían sospechas desde hacía seis meses y que la base del puerto había sido “barrida” electrónicamente en dos ocasiones para que los hackers no pudiesen penetrar en los sistemas. El resultado había sido negativo.
La Copa América celebró su primera edición en 1870 en Nueva York, aunque recién en la década del 80, cuando Nueva Zelanda se incorporó a la competencia, surgieron los primeros escándalos de espionaje que obligaron a los organizadores a prohibir diversas formas de seguimiento a los equipos.
En 1983, un equipo australiano detuvo a un buzo canadiense cerca de sus muelles en Newport, sede de esa regata, donde tenían amarrada su embarcación con su quilla secreta oculta bajo el agua. Los australianos ganaron y le pusieron fin al largo dominio de 132 años de Estados Unidos en la Copa.
En 1992 en San Diego, cuando varios equipos usaron helicópteros para tomar fotografías aéreas de los barcos de los competidores tratando de descubrir los apéndices ocultos de sus barcos, el magnate estadounidense Bill Koch utilizó una técnica muy particular para espiar a sus rivales.
Dueño del “America3”, colocó boyas con micrófonos electrónicos cerca de las canchas de las regatas con la intención de evaluar la velocidad de los participantes.
El caso más polémico de espionaje ocurrió en 2003. Ese año, en la previa de la competencia que se realizó en Auckland, al estadounidense “Oracle” le ofrecieron información de su rival “OneWorld” a cambio de 2.500.000 dólares. Los datos clasificados incluían detalles secretos sobre el diseño del casco y las técnicas de navegación e información sobre los miembros del equipo.
“Oracle”, en un gran gesto de deportividad, no sólo no aceptó sino que denunció a quienes intentaron venderle la información.
Con el correr de los años los organizadores y hasta los mismos equipos trabajaron para relajar algunas de las reglas de vigilancia en torno a la Copa. Hoy, por ejemplo, los barcos se colocan en sus muelles sin faldones para ocultar cascos sensibles o diseños de apéndices. Además, los equipos pueden filmar los entrenamientos de sus rivales.
Habrá que ver qué impacto tiene en esa flexibilidad de las medidas de seguridad la denuncia hecha por el “Team New Zealand”, campeón en 2017 en Bermuda y que tendrá la obligación -y el honor- de defender el trofeo más ansiado por cualquier velista del mundo. ■