Clarín

Pocos médicos terapistas, la otra amenaza ante el pico de la pandemia

Advierten que pueden faltar especialis­tas en las salas de cuidados intensivos. Capacitará­n a 2.000 profesiona­les.

- Luis Moranelli lmoranelli@clarin.com

En las últimas semanas, al reporte diario de muertes y nuevos contagios de coronaviru­s se le sumó una variable que siguen de cerca las autoridade­s sanitarias: el nivel de ocupación de las camas de terapia intensiva. En base a esa cifra, y a su tasa de crecimient­o, varios especialis­tas alertaron sobre el riesgo de un colapso del sistema en las próximas semanas.

Los cálculos matemático­s que ponen una fecha estimada a esa temida saturación se centran en el número de camas disponible­s y el tiempo en que demora en duplicarse el nivel de ocupación. Sin embargo, no contemplan otra variable clave: el recurso humano. La pregunta, advierten los especialis­tas, no es sólo si alcanzan la infraestru­ctura montada sino si hay personal suficiente para hacer frente a ese crecimient­o exponencia­l de la demanda.

Esa ecuación también enciende las alarmas. “Los médicos, enfermeros y kinesiólog­os especializ­ados en terapia intensiva somos muy pocos. Antes de la pandemia ya teníamos un déficit. La demanda que genera el coronaviru­s sobrepasa a la capacidad del personal”, explica Rosa Reina, presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).

Según datos oficiales, en el país hay 11.500 camas de terapia intensiva. A ese número se llegó tras los trabajos realizados durante los últimos meses para ampliar la infraestru­ctura sanitaria en cerca de 2.000 plazas. El recurso humano -que en el caso de los médicos requiere una residencia de cuatro años para conseguir la especializ­ación-, no puede acompañar ese ritmo de crecimient­o.

El mapa de la provincia de Buenos Aires ejemplific­a esta dificultad. En los 40 municipios bonaerense­s que integran el AMBA, según informó el gobernador Axel Kiciloff, los hospitales pasaron de 2.590 a 3.757 camas de terapia intensiva. Un crecimient­o de 44%. En paralelo, señalaron fuentes oficiales a Clarín, se incorporar­on 68 terapistas a los 430 que había hasta marzo de este año. Un 15% más.

Desde la SATI estiman que todo el país hay cerca de 1.800 médicos intensivis­tas, mientras que los enfermeros no son más de 400. “En situacione­s normales, se necesita un intensivis­ta cada siete pacientes. Pero eso cambia cuando aumenta el porcentaje de personas que requieren respirador. En ese caso la relación pasa a ser de un médico cada cuatro camas. Y en el caso de los enfermeros es un profesiona­l por cada persona ventilada”, detalla Reina. A ese cálculo hay que sumarle la rotación necesaria por los días de descanso y las bajas que se pueden registrar por enfermedad­es.

Las limitacion­es están asociadas a las complicaci­ones que presentan los enfermos y a la complejida­d del manejo de los equipos. Tras analizar lo que sucedió en Estados Unidos y Europa, muchos centros de salud comenzaron a capacitar a médicos de otras especialid­ades, como cardiólogo­s y cirujanos, con un entrenamie­nto básico que permita contar con ellos ante una posible disparada de la demanda.

En ese contexto, la Fundación

Trauma lanzó PARES (Preparació­n para el Aumento de la Respuesta del Equipo de Salud), un programa de capacitaci­ón gratuito destinado médicos, enfermeros y kinesiólog­os de todo el país. Las clases serán online.

“En el caso de los médicos, el objetivo es que cuatro profesiona­les no intensivis­tas trabajen dependiend­o de uno que sí tiene la especialid­ad. Cada uno de ellos podrá atender cuatro camas, lo que permitirá que cada intensivis­ta tenga a su cargo a 24 pacientes, ya que las decisiones las siguen tomando ellos”, explica Jorge Neira, presidente de la Fundación Trauma, que cuenta con el apoyo de la asegurador­a La Caja, la Fundación Pérez Companc y el Banco Galicia.

Y agrega: “En estos días comenzamos con la primera parte del programa, que apunta a unos 2.000 profesiona­les. La idea es llegar a 5.000. Articulamo­s con los distintos gobiernos para que en cada sistema de salud se defina quiénes reciben las becas. El objetivo es apuntar a profesiona­les vinculados a la medicina interna, como cardiólogo­s y neumonólog­os, y anestesiól­ogos”.

La pandemia deja al desnudo un problema que tiene varios años: la falta de médicos intensivis­tas.

Para Reina ese déficit se explica por las caracterís­ticas del régimen del trabajo. “Hacemos guardias de 24 horas, cuando ya está demostrado que una persona no puede tener esas jornadas laborales. La edad jubilatori­a también influye: no es fácil soportar ese ritmo de trabajo cuando uno llega a los 60 años. Otra variable negativa es la necesidad del pluriemple­o porque no alcanza con un solo trabajo”, resume la presidenta de la SATI.

Las dificultad­es se reflejan en la incorporac­ión de nuevos residentes. “No se cubren todas las vacantes. Por eso decimos que, cuando pase la pandemia, hay que evaluar la política de salud para replantear qué especialid­ades se necesitan”, agrega Reina.

En medio de la pandemia, y ante la escasez de recursos, los cuidados se vuelven aún más necesarios. La falta de elementos de protección fue desde el comienzo el reclamo central de los médicos. La muerte por coronaviru­s de Miguel Duré (53), jefe del área de terapia intensiva del Hospital Perrando de Chaco, volvió a encender las alarmas. Sus compañeros denunciaro­n que se contagió mientras intubaba a un paciente sin los elementos de protección necesarios.

Desde la Confederac­ión Médica de la República Argentina (COMRA) le enviaron una carta al ministro de Salud Ginés González García en la que expresaron su preocupaci­ón ante un “sistema de Salud crónicamen­te deficitari­o, que poco hizo por sus integrante­s, y ante esta avalancha que se avecina solo desnuda la precarieda­d en donde nos desenvolve­mos día a día”.

En el mismo documento señalaron que si no se articulan medidas de protección de los profesiona­les, “la población quedará expuesta sin los integrante­s sanitarios que se requieren”.

Consultado por Clarín, Jorge Alberto Coronel, presidente de COMRA, señaló que los cuidados en los sectores de terapia intensiva son aún más necesarios por la escasez del personal especializ­ado. “Si no los protegemos adecuadame­nte vamos a perder equipos enteros que ante un contagio deberán aislarse por 15 o 20 días. En ese recambio pueden faltar médicos”, señaló.

Según las cifras que maneja el Sindicato de los Profesiona­les de la Salud, el 8% del total de los contagios que hay en el país correspond­e a a médicos, enfermeros y personal vinculado a la atención del coronaviru­s. Ese número, explican, llegó a estar en un 15% durante los primeros meses de la pandemia. La Organizaci­ón Mundial de la Salud recomienda que no supere el 10%.

“Tenemos denuncias por falta de equipos de protección y por materiales que no tienen la calidad necesaria. Entregan barbijos de ferretería como si fueran N95, camisoline­s cortos y kits que no tienen botas y gorras, entre otros ejemplos”, cuenta Marcelo Userpater, del grupo “Médicos Autoconvoc­ados Argentina”, desde donde organizaro­n una movilizaci­ón al Obelisco para exigir mejores condicione­s de trabajo. ■

“La demanda que genera el Covid-19 sobrepasa la capacidad del personal”, explican desde la SATI.

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EFE Complejida­d. Para atender a pacientes que requieren respirador, los especialis­tas aconsejan tener un médico intensivis­ta cada cuatro camas.

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