Clarín

Una rebeldía que todavía no explotó dentro de la cancha

- Adrián Maladesky amaladesky@clarin.com

Un estornudo de Messi equivale a un tsunami en el Barcelona. Más si el equipo puede perder la Liga ante el Real Madrid y no da señales de plantarse fuerte en la próxima definición de la Champions League.

Lo que sabemos es que Messi ya decidió una renovación de contrato anual y no la definitiva que quiere el club. Con el agregado de que puede ejecutar la cláusula de salida cada año con sólo avisar en fecha. Una movida brillante del jugador o de su entorno: así tiene agarrados a los dirigentes de sus partes íntimas.

Parece extorsiva, también. Pero la especulaci­ón de Messi no es económica, es deportiva. Quiere a Neymar no sólo porque es su amigo; Leo sabe que el brasileño es diferente. Pero no se lo traen y no le alcanza con Griezmann aunque el francés sea campeón del mundo. Griezmann no encaja en el equipo, un poco porque él mismo no sale de su timidez futbolísti­ca, otro poco porque Messi no hace demasiados esfuerzos y otro poco porque Quique Setién no sabe qué hacer con el embrollo.

Además Messi quiere un súper equipo como en tiempos de Guardiola, pero Xavi se retiró, Iniesta está en Japón y Pep en Manchester.

Lo que no sabemos pero aparece en forma de rumor y se convierte en una bomba, es que Messi estaría molesto con los dirigentes, con el DT, con el equipo y eso podría derivar en una salida el año próximo, aunque 135 días atrás el mismo Leo afirmó “No se me ocurre irme del Barcelona”. Luego tampoco ejecutó la famosa cláusula gatillo.

Queda dicho: una cara rara de Messi es un universo catalán que se desmorona y un simple desplante ante el ayudante de campo del técnico es una total desautoriz­ación al entrenador. Tal vez no sea para tanto, pero a Messi no le gusta perder y aveces toma decisiones fuertes: ya renunció a la Selección sin ir más lejos.

Más allá de todo esto, algo le pasa al equipo y segurament­e en la intimidad los propios jugadores harán también un poco de autocrític­a. ¿Acaso estos mismos futbolista­s no son los que perdieron eliminator­ias inverosími­les con Liverpool y Roma en las ediciones anteriores de Champions? ¿Acaso no son los mismos que le están sirviendo en bandeja la Liga al Real Madrid? ¿O le van a echar toda la culpa al técnico otra vez?

Recordemos: cuando se reanudó el campeonato el Barcelona tenía un punto de ventaja sobre el Real Madrid, pero el equipo de Messi y Suárez empató tres partidos de seis, mientras que el de Zidane los ganó todos. Durante ese regreso Messi jugó cada minuto, llegó al histórico gol 700, pero apenas convirtió tres tantos y en tres partidos (dos de ellos terminaron igualados) no aportó en la red. Del otro lado, el implacable aunque no brillante equipo merengue muestra un inesperado goleador: Sergio Ramos, con cuatro conquistas. A eso hay que sumarle los tres goles del excelente Karim Benzema.

Hoy el Madrid tiene mejor equipo y el Barcelona tiene a Messi. El tema es que por ahora Leo mostró su rebeldía sólo fuera de la cancha. ■

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