Clarín

Hamilton es un referente de la lucha por la diversidad y contra el racismo

Sufrió bullying de chico por su color de piel. Pero se ganó el respeto de todos por su talento y su personalid­ad.

- Sabrina Faija sfaija@clarin.com

En una de las aulas de la escuela John Henry Newman, en la localidad inglesa de Stevenage, está el Rincón de Lewis, un espacio creado por los estudiante­s para poner recortes de diarios y mensajes destinados a quien transitó esa sala. Cuando era alumno, aquel Lewis Hamilton de los 90 no contaba con el mismo aprecio que tiene ahora convertido en el piloto hexacampeó­n de la Fórmula 1. Entonces era apenas uno de los seis estudiante­s negros entre los 1.000 niños del colegio y sufría bullying por su color de piel. Aquel chico aprendió karate, la forma que encontró su padre Anthony, un inmigrante triniteño, para que su hijo aprendiera a defenderse en los recreos. Gracias al deporte desarrolló, según contaría después, seguridad en sí mismo, esa que le permitió presentars­e con 11 años ante Ron Dennis, el por entonces jefe de equipo de McLaren, para preguntarl­e si alguna vez podría correr para él. “Llamame en nueve años”, escuchó. La respuesta no lo aplacó.

La historia es conocida: tres años más tarde Dennis lo fue a buscar porque Hamilton no paraba de ganar. Pese a pertenecer a una familia humilde su padre le sumó a su trabajo en el ferrocarri­l otros empleos de medio tiempo para costear los campeonato­s de karting y su hijo le devolvió el esfuerzo al entrar al programa de Promesas de McLaren en 1998.

Ganó la F Renault Británica en 2003 y la F 3 Euro en 2005. El título de GP2 de 2006 fue su puerta de entrada a la Fórmula 1 y su primera vez a bordo de un monoplaza fue en Silverston­e, a 40 minutos del pueblo en el que creció, el 13 de septiembre de ese año.

Seis meses después debutó como compañero del campeón Fernando Alonso en McLaren y se convirtió en el primer piloto negro de la categoría. “Para mí no significa mucho ser el primer piloto de color, pero para el deporte en sí mismo significa mucho”, dijo por entonces.

Su color de piel lo volvió a diferencia­r del resto. Pero entonces tomó una decisión: ignorar esa realidad. Mantuvo firme esa postura durante un tiempo hasta que poco a poco entendió que lo mejor era convertirs­e en una voz de aquellos que no la tienen o no pueden expresarla y se convirtió en el Hamilton de 2020, el que apoya la campaña “Black lives matter”, el que denuncia el racismo .

“Ser el primer piloto negro de la F 1 es importante. Cuando empecé traté de ignorar el hecho de que yo era el primero, pero, según me fui haciendo mayor, realmente empecé a apreciar las implicacio­nes. Es una sensación muy buena ser la persona que derriba una barrera, al igual que las hermanas Williams hicieron en el tenis o Tiger Woods en el golf. Tengo niños de todas las culturas y nacionalid­ades que vienen a mí. Todos que quieren ser pilotos de F 1. Ellos sienten que el deporte está abierto a todos”, comentó en 2014.

En los últimos tiempos su discurso se volvió más fuerte, más asiduo y más contundent­e. Denunció por fin que luchó “contra el estigma del racismo” a lo largo de su carrera. Desde las cosas que le tiraban cuando era chico mientras se entrenaba en los kartings a los insultos racistas de los fanáticos en Barcelona durante los ensayos de la pretempora­da en 2008.

Pero no se quedó en su experienci­a personal. El asesinato de George Floyd ,el afroameric­ano que fue asfixiado por el policía blanco Derek Chauvin en Minneápoli­s, lo impactó

“Tengo niños de todas las culturas y nacionalid­ades que vienen a mí”.

y movilizó. Apoyó que en Bristol derribaran y arrojaran al mar el monumento de Edward Colston, un traficante de esclavos del siglo XVII. Y exhortó a la clase política para que “retiren en forma pacífica los símbolos racistas”.

En su cuenta de Instagram escribió: “Los que somos negros, morenos o en el medio lo vemos todos los días y no deberíamos sentir que nacimos culpables, que no es nuestro lugar ni temer por nuestras vidas por el color de nuestra piel”.

El nuevo Lewis Hamilton, el que ya no calla y denuncia el racismo, salió ayer con un Mercedes negro a la pista, esa en la que demostró que no importa de qué color sea la piel para triunfar. Esa en la que comenzará mañana su carrera para igualar el récord de siete títulos del ícono Michael Schumacher. Esa en la que él mismo ya se transformó en un referente. También fuera del asfalto. ■

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