Italia: por los rebrotes reclaman internación obligatoria y prisión para quienes violen la restricción
Lo pidió el gobernador del Véneto. Denuncia acciones irresponsables que reavivan la epidemia. Cita a gente que se había contagiado, pero continuó con su vida social.
Se esperaba, como anunciaron algunos científicos, que la pandemia del corona virus continuara apagándose en Italia, pero llamaradas de contagios y comportamientos irresponsables causan nuevas preocupaciones. Furioso por algunos casos, el gobernador del Véneto, Luca Zaia, dijo que es necesario imponer la internación obligatoria y hasta la cárcel a los irresponsables que fomentan su difusión. “El virus sigue aquí, si continuamos así no podremos hablar de una segunda oleada en octubre, porque la pandemia continuará aunque reducida durante el verano”.
“La curva epidémica ha sido plegada pero la batalla no está ganada”, reiteró ayer el ministro de Salud Pública, Roberto Speranza, ante los repetidos anuncios de nuevos focos en distintas partes del país. Tras escuchar las protestas del gobernador Zaia, el ministro dijo que “tenemos que estar listo para actuar inmediatamente en todos los casos”.
El aflojamiento de las precauciones y los necesarios temores tras más de cuatro meses y medio de epidemia, que acumuló casi 35 mil muertos y un total 242 mil contagios, reducidos actualmente a 15 mil enfermos, ha hecho crecer desmedidamente las movidas, las fiestas clandestinas, los picados de fútbol y la falta general de respeto de las normas de seguridad.
El último caso que presentó furibundo el gobernador Zaia este sábado fue el de un ejecutivo italiano de Vicenza, que el 25 de junio regresó de un viaje a Serbia. Comenzó enseguida con síntomas pero se entrevistó con numerosas personas. El 28 se presentó en un hospital donde le hicieron el hisopado nasofaringeo que resultó positivo. No quiso internarse. “Uno es dueño de su vida pero no puede poner en peligro la vida de los demás. Por eso pido al Parlamento que nos dé los instrumentos adecuados, como la internación obligatoria y hasta la cárcel para los que no quieren respetar los peligros mortales de la epidemia”, dijo Zaia.
El ejecutivo de Vicenza aunque se sentía mal participó de un funeral y de una cena, mientras los equipos sanitarios que lo habían detectado pidieron al alcalde de la ciudad que lo hiciera internar. Finalmente el 1 de julio, 6 días después del contagio, entró en el hospital. Actualmente está en terapia intensiva en serio peligro.
Pero detrás de sus correrías hay una larga lista de infectados. Noventa y seis en total. Uno de los que lo acompañaron a Serbia quedó contagiado y otros dos también. Una paciente de nacionalidad china del hospital de Schiavonia dijo que conocía al hoy llamado “paciente cero”, pero se niega a dar los datos de con que personas estuvo en contacto porque teme al revelar que trabaja en “negro”.
“Como es posible que hayamos llegado a esta situación”. Se estima que los contagiados son ya muchos más. “Por culpa de unos pocos irresponsables pagaremos todos”, dijo el presidente del Véneto, que anunció nuevas ordenanzas para imponer controles obligatorios.
Zaia reveló en rueda de prensa que por este y otros casos el Véneto, que registraba un índice R de contagio de 0,43, ha pasado a 1,63, considerado de alto riesgo. “Los comportamientos irresponsables nos han hecho perder en parte el éxito que tuvimos estos cuatro meses en combatir la pandemia”. El caso véneto es el más virtuoso en Italia y ha ganado fama internacional, por la decisión de controlar en masa a la población de cinco millones de habitantes, mostrar una óptima organización sanitaria y reducir el porcentaje de muertos e internados en terapia intensiva.
En las últimas dos semanas, se multiplicaron los focos de contagio, pero también los hospitales en toda Italia se están vaciando de pacientes del corona virus. Hasta ahora no hay ninguna evidencia clara de laboratorio, pero muchos médicos consideran que la peste ha perdido fuerza porque hay menos decesos y los pacientes superan las fases intermedias del virus.
Un nuevo problema es la creciente difusión de contagios de inmigrantes provenientes de los países balcánicos, de Asia y África. Es evidente la falla de control en las fronteras. Miles de trabajadores agrícolas de los Balcanes entraron para hacer su trabajo estacional de recolección de cosechas en el norte y el sur. En Mondragone, una ciudad cercana a Nápoles, 700 búlgaros debieron ser aislados hace diez días en una “zona roja” tras una serie de contagios que culminaron en desórdenes con los italianos, obligando a intervenir hasta al ejército. Pero se pudo evitar que la infección se difundiera en la ciudad.
Varios casos de contagios en las últimas dos semanas de inmigrados del Bangladesh han llevado a las autoridades a organizar un control de hisopados a toda la comunidad la próxima semana.
Cuando pase el verano, aseguran los consultares laborales, con el otoño-invierno una pandemia reforzada en su carga viral pondría en peligro de contraer la enfermedad a 6,5 millones de trabajadores italianos, con mayor riesgo para las mujeres.
Este fin de semana se renovará el enfrentamiento en las ciudades de los jóvenes que se lanzan cada vez con mayor bullicio y agresividad a las movidas estimulados por bebidas alcohólicas. En ciudades como Milán, Nápoles y Roma los enfrentamientos con las fuerzas del orden han llegado a ser serios, pero las autoridades están desarrollando nuevas tácticas para impedir hechos graves. Los propietarios de bares, restaurante y locales nocturnos han sido avisados que serán clausurados los locales que no respeten los horarios de cierre, la moderación en la venta de alcohólicos y las disposiciones para evitar los amontonamientos de jóvenes. Las movidas y las manifestaciones juveniles de que “estamos hartos” de las cuarentenas y semicuarentenas, explican también como está aumentando el número de contagiados entre menores de 35 años de edad. ■