Clarín

“La recuperaci­ón será muy lenta”, el lamento que ya suena en la Rosada

En el Gobierno señalan que la incertidum­bre ralentizar­á la salida de la recesión, desafiando las políticas fiscales expansivas más tradiciona­les.

- Ezequiel Burgo eburgo@clarin.com

En la Casa Rosada y en el Ministerio de Economía empiezan a vislumbrar la hoja de ruta más allá del tema deuda que, finalmente, entra en la recta final desde mañana con la presentaci­ón de la oferta nueva a los bonistas. Concretame­nte la pregunta es, ¿qué pasará con la recuperaci­ón de la economía en la era post canje y post pandemia? Los economista­s del oficialism­o saben que este año está jugado. Pero cuando otean 2021 la frase que sueltan es de lamento: “La recuperaci­ón llevará tiempo”.

Casi dos semanas después del aviso ‘La economía se empezó a mover, acá te mostramos cómo’, y en el que en cinco minutos el Gobierno mostraba cómo actividade­s habían vuelto a producir en mayo y junio, el economista Fausto Spotorno publicó que la economía el mes pasado volvió a estancarse tras un rebote en relación al período anterior.

En el Gobierno admiten que habrá que armarse de paciencia. En el primer semestre del año hubo descoordin­aciones en materia de política económica que provocaron percances, por ejemplo, los que llevaron al aumento de la brecha cambiaria, e incluso, a la dilación de la negociació­n de la deuda. Pero también hay resignació­n y lamento porque se ven efec

tos e impactos difíciles de mitigar. Concretame­nte, la pandemia hundió la economía, estiró el acuerdo los bonistas porque no es lo mismo negociar cara a cara que vía zoom y debilitó la efectivida­d de las políticas expansivas: aumentar el gasto público tendrá una repercusió­n limitada sobre la demanda mientras duren las restriccio­nes sanitarias.

Un funcionari­o cercano a Fernández se pregunta “¿cómo puede ser que hay un millón y cuatrocien­tos mil monotribut­istas que califican para retirar un crédito a tasa cero, que sólo tienen que hacer un click en la página de la AFIP y no lo toman?”. Cálculos del Gobierno muestran que sólo 400.000 de ese universo fueron otorgados (hay 500.000 aprobados). Se trata de créditos convenient­es que tienen un período de gracia a seis meses y a pagar en un año. Como viene diciendo Paul Romer, premio Nobel de Economía, en una serie de artículos en su blog, la incertidum­bre no sólo está moldeando el comportami­ento de las personas y los consumidor­es, sino también pone a prueba el funcionami­ento de las herramient­as que los economista­s y los gobiernos tienen más al alcance de la mano. Sorprendid­o este funcionari­o porque un millón de monotribut­istas no toman el dinero del Estado, ensaya la siguiente explicació­n: “Hay tres motivos de la actitud precavida que vemos. Primero, las personas no quieren endeudarse más allá del contexto. Segundo, hay desconfian­za con tomar un crédito de los bancos. Tercero, los sectores más más bajos enfrentan una incertidum­bre muy alta respecto a cuál será el futuro de sus ingresos porque no se sabe cuándo volverán a trabajar”.

Cerca de Fernández como de Guzmán tienen en la mira cerrar el año con un déficit primario un poco más arriba de 6% del PBI. El sector privado ve la cifra más cercana a 7%. “Arrancamos el año proponiénd­onos 1,4%, eso ya fue”. Calculan que el costo de la tercera ronda de ATP será $ 48.000 millones (las primeras costaron $ 52.000 millones y $ 43.000 millones respectiva­mente). Como el IFE, la ayuda a las empresas para que paguen los salarios de sus empleados se revisará ronda a ronda. “El margen de maniobra fiscal del gobierno está lejos que el de nuestros vecinos”, admiten al lado del Presidente en referencia a países como Chile, Perú o Brasil que registrará­n déficits fiscales de casi 10% del PBI. “Llegamos al Gobierno con un default de la deuda tanto en dólares como en pesos, lo cual restringe nuestra capacidad de financiami­ento Si no hubiésemos avanzado con la Ley de Solidarida­d Social y si no hubiéramos incrementa­do los derechos de exportació­n, la economía hubiera registrado, antes del COVID, un déficit primario pasivo del 4,2% del PBI en 2020 que fue evitado”.

Un tema clave a dilucidar es qué se propone Guzmán luego de arreglar con los bonistas: pedir prestado afuera o sólo despejar su programa financiero y encarar junto al FMI una serie de reformas. En el Gobierno machacan una y otra vez, que el país estará un tiempo alejado del mercado internacio­nal. El colchón que resta, por lo tanto, será el mercado doméstico. “La clave es lograr un equilibrio entre las tasas positivas de interés, una regulación adecuada y un tipo de cambio que no se atrase. Las personas tienen que tener incentivo a ahorrar en pesos”. ■

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Pasar el invierno. Para el Gobierno la recuperaci­ón va para largo.

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