Las palabras de un sufrimiento contadas en primera persona
Diego Grecco se acaba de enterar que se quedó sin trabajo. Mira el mensaje y toca el botón de “retuitear con comentario”. “Yo todavía tengo cuatro meses de deuda”, escribe. Deportivo Español decidió no renovar ninguno de los contratos que vencieron el martes; entre ellos, el de Grecco.
“Desde marzo que ni una persona del club se comunica conmigo. Me enteré que no seguía por el comunicado que publicó el club. Y a la mayoría de mis compañeros les pasó lo mismo. Durante este tiempo nos preguntábamos cuándo nos iban a pagar los cuatro meses que nos deben y ahora salieron con esto”, le cuenta a Clarín.
Jugó en Villa Dálmine, Estudiantes de Caseros, Midland e Ituzaingó y hasta el martes defendió la camiseta de Deportivo Español que cuando el fútbol entró en pausa iba último en la tabla del Torneo Clausura de Primera C. Con 36 años dice que está a la deriva pero que más le preocupa la situación de los jóvenes, de los que sueñan con hacer una carrera y no podrán.
“El panorama es este: sin plata y en cuarentena”. Ahora cuida a Benicio, su hijo. Tampoco puede abrir el comercio de venta de ropa que tiene con un socio.
“Voy a esperar a ver si me llaman en estos días -advierte sobre la deuda que acarrea en el club-. Si no tendré que recurrir a Agremiados. Nos dijeron que íbamos a recibir una ayuda de acá a diciembre. Serían 20 mil pesos. Eso no me va alcanzar para vivir”.
Gonzalo Márquez, director técnico de Cañuelas, tuvo que conectarse al Zoom el martes y decirles a seis jugadores que no serían más tenidos en cuenta. “Fue horrible. Querés al menos mirarlos a la cara, darles un abrazo”, cuenta. Y aclara que a esos futbolistas les seguirán compartiendo los trabajos que hagan de acá en más así se mantienen activos, a la espera de un nuevo destino.
Puertas adentro de su plantel hay jugadores que viven en un departamento chico, sin espacio para entrenar; otros que están divorciados y no pueden ver a sus hijos; muchos que no pudieron continuar con sus otros trabajos.
Julián Cardellino es delantero de Midland, de buena campaña en Primera C. Vive en Mar del Plata y está en la fase 4 del aislamiento, con más alivio que las fuertes restricciones que rigen en el Area Metropolitana de Buenos Aires.
En los últimos días a Cardellino lo llamaron los dirigentes para apurarlo. Es uno de los seis profesionales a los que les quieren renovar el contrato que acaba de vencer. “Les dije que quiero seguir, pero que no puedo contestar ahora. Necesito tener alguna certeza de qué va a pasar. Yo no sé cuándo va a normalizarse la situación; si voy a Buenos Aires tengo que mantener un departamento y quizá no haya fútbol en todo el año”, explica.
“Es muy complejo. En teoría va a haber un Reducido y Midland se está preparando para eso, para intentar subir. Y al mismo tiempo hay muchos otros clubes y jugadores en una situación completamente diferente. La resolución de quitar los descensos fue durísima”, confiesa.w