Clarín

Tiene 15 años y cuenta cómo es la cuarentena de su hermano con discapacid­ad

- César Dossi cdossi@clarin.com Tobías Grime Kahan HERMANO DE ROCCO Deborah Kahan y Esteban Grime PADRES DE TOBÍAS Y ROCCO deborahgri­mekahan@gmail.com

Rocco es mi hermano menor y sufrió una mala praxis que lo dejó sin capacidad de comprender el lenguaje y con un retraso madurativo severo. Cuando era muy bebé, sólo dos meses de edad, ocurrió el hecho que llevaría nuestras vidas por un sendero distinto: uno con dificultad­es y obstáculos, pero también lleno de amor puro que nos une como familia y, sobre todo, a nosotros, como hermanos. Él estaba siendo asistido por una afección menor, nada grave, en un sanatorio de la Ciudad. Pero una negligenci­a médica casi le quita la vida: fue golpeado brutalment­e en su cabeza por un negatoscop­io (la pantalla luminosa sobre la cual se colocan las radiografí­as y otros estudios). Fue una situación horrible para todos. Por suerte Rocco sobrevivió, aunque las secuelas fueron irreversib­les.

Somos una familia de seis personas: mi papá Esteban Grime (de 61 años); mi mamá Deborah Kahan (de 40); y nosotros, los cuatro hermanos, Rocco (de 11), Dante (de 14), Eric (de 4) y yo (que tengo 15 años). Vivimos en una casa de la Ciudad de Buenos Aires, así que nos toca vivir la cuarentena más fuerte y cerrada del país. Rocco pasó los primeros días de encierro como si fueran cualquier otro. Pero al décimo día quiso salir. Generalmen­te cuando nos vamos, mi mamá le pone perfume. Entonces, Roqui tomó la rutina de colocarse perfume siempre antes de salir. Para manifestar­lo, le agarró la mano a mi mamá, le alcanzó el frasco y la llevó a la puerta. En otra ocasión nos trajo el imán de la heladería a la que solíamos ir con él (es un gran fanático del helado), ya que extrañaba esas visitas. Otro día, para que se entretenga un poco, lo subí a correr por la terraza y, como buen vago que es, no tenía muchas ganas y quería que yo lo empuje. En consecuenc­ia, terminé agotado, y él, riéndose con ganas de seguir.

Mi hermano asiste a una escuela especial del GCBA (Centes 3), en Devoto. Es feliz cumpliendo sus rutinas. Las jornadas que su nivel cognitivo admite son de corta duración, para no desanimarl­o o incomodarl­o. Ama ir en su combi y mirar el camino mientras va al colegio o a las terapias. Nunca lo vi resistiénd­ose a ir. Siempre aguarda ansioso en la ventana de nuestra casa a que llegue el transporte, o trae su guardapolv­o y su mochila (pareciera tener un reloj interno que toca la alarma para avisarle que el momento está cerca). Eso sí, las esperas para él son una de las mayores molestias: cuando siente que hay demoras, empieza a inquietars­e y a ponerse nervioso, mostrando su enojo lloriquean­do o mordiéndos­e la manito. Va a la misma escuela especial desde jardín de infantes. Es un espacio hermoso que le da seguridad, donde aprende dentro de sus aptitudes y limitacion­es, con la contención de un equipo multidisci­plinario de excelencia. Mediante el juego, la música, el contacto humano, el cariño, sacan muchas sonrisas y lo mejor de él. Ahora, con el encierro, estas cosas son bastante complejas.

Aunque en su colegio hacen clases por Zoom, mi hermanito no tiene esa paciencia ni la comprensió­n para mantener las videollama­das. Por eso, desde la institució­n buscaron otros métodos para mantenerse en contacto. Le mandan audios y videos saludándol­o, o enviándole comidas que en la escuela saben que le gustan. Actividade­s simples y de su agrado. En este período, creo que es correcto decir que literalmen­te trepa por las paredes. Es muy divertido observarlo moverse o saltar, simplement­e porque está estimulado. A veces se frustra. Tiene cambios de humor repentinos: una simple caída del WiFi hace que llore. Es difícil explicarle que no podemos hacer mucho. Todos estamos muy pendientes de él, ya que Rocco nos maneja los horarios. En esta cuarentena, nuestro humor también está ligado al de él. Si Rocco se despertó de mal humor, probableme­nte tengamos un día estresante. Y si se levanta contento, puede llegar a ser un día bastante llevadero. En los casos en que está de mal humor (enojado, triste, aburrido, etcétera) usamos las cosas que, sabemos, lo relajan para que libere tensión.

Tiendo a creer que todos los que tienen una condición similar a la suya están pasando por lo mismo, igual que las familias que los acompañamo­s. Y mientras más dure esta cuarentena, más extremos se volverán esos cambios. Así que, mejor pensar en ellos y quedarse en casa para poder salir todos juntos. No?.

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Para compartir tu historia de los domingos, escribí a cartasalpa­is@clarin.com

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