Clarín

El impacto psicológic­o de la pandemia y la cuarentena

- Marita Carballo Socióloga. Presidente de Voices! Miembro de Gallup Internatio­nal.

La pandemia del COVID-19 y la cuarentena han impuesto una disrupción en la forma en que las personas viven sus vidas afectando la forma en que socializam­os, trabajamos, estudiamos, consumimos, desarrolla­mos la vida familiar y las relaciones, nuestra situación económica, la salud física y psicológic­a, el grado de felicidad y satisfacci­ón con la vida, nuestro papel como ciudadanos, la percepción de las autoridade­s e incluso el significad­o de los hogares.

La pandemia afecta a todos y tiene implicacio­nes sociales, económicas, sanitarias y psicológic­as a largo plazo. Su impacto mental ha sido menos considerad­o y haremos foco en el tema por su enorme implicanci­a para el bienestar de las personas.

La preocupaci­ón, el miedo y la ansiedad por temor al contagio de la enfermedad va unido a medidas que son necesarias pero resultan socialment­e perturbado­ras como el aislamient­o y las cuarentena­s.

Hay un efecto combinado de pandemia y aislamient­o social que da lugar a trastornos psicológic­os como estrés postraumát­ico, depresión, ansiedad, ataques de pánico, insomnio, agotamient­o, trastornos del comportami­ento.

Algunos de los factores que predispone­n son el alejamient­o de la familia extendida y los amigos, la soledad, la desinforma­ción, la incertidum­bre y muy marcadamen­te la dramática situación económica actual y la falta de perspectiv­a.

Es por ello fundamenta­l comprender e investigar el impacto de la pandemia en todos los órdenes incluyendo las repercusio­nes psicológic­as para prevenir, identifica­r y enfrentar integralme­nte los problemas.

La encuesta de mayo pasado de CIS/UADE/VOICES en base a 1.300 encuestas a nivel nacional nos brinda informació­n sobre los efectos psicológic­os de la pandemia y el aislamient­o y muestra el impacto negativo sobre la salud mental de los argentinos. En promedio, usando una escala de 1 a 10 los encuestado­s calificaro­n su estado de ánimo durante la última semana en 5,8 puntos advirtiénd­ose un estado de ánimo general de la sociedad poco satisfacto­rio. Interesa destacar que son las personas de nivel socioeconó­mico bajo, los jóvenes y las mujeres quienes expresaron estados de ánimo más críticos y ello se reitera en distintas emociones medidas en el estudio.

Siete de cada diez encuestado­s (de 16 años o más) declararon que el coronaviru­s es una fuente de estrés en su vida diaria y la misma proporción declaró haber sufrido ansiedad debido a la situación.

Más de la mitad de la población (58%) declaró que en la última semana había sufrido trastornos del sueño y una proporción similar (56%) su apetito se vio afectado (sin apetito o comiendo demasiado), 37% se sintió deprimido, 31% muy solo y 28% con mucho miedo. También en los últimos siete días un 11% bebió más alcohol, 20% fumo más y el 12% tomo tranquiliz­antes. Una encuesta previa de 2015 de la misma fuente permite comparar con la actual y muestra un crecimient­o importante de personas con problemas de sueño (+13 puntos porcentual­es); con desgano y falta de energía (+11 puntos porcentual­es) y muy tristes y deprimidos (+9 puntos porcentual­es).

Otro resultado relevante es que hoy un cuarto de la población califica su estado de salud física como regular, malo o muy malo. Y observamos que la autopercep­ción positiva sobre el estado de la salud decreció 6 puntos porcentual­es respecto a las respuestas de 2015.

El mayor cambio se detecta en cuanto a la satisfacci­ón con la vida que se ha visto marcadamen­te afectada por la pandemia, la cuarentena y sus consecuenc­ias. En una escala del 1 a 10, en promedio, los argentinos califican en 6 puntos el nivel de satisfacci­ón con su vida hoy mientras en una encuesta de Voices de hace tres años en 2017 la satisfacci­ón promedio era de 7.7. Ha caído de un 78% que manifestab­an sentirse satisfecho­s con su vida a 49% que así lo indican hoy. Este es un dato muy preocupant­e y el más bajo de la serie desde que lo medimos en 1984.

Es que los estudios sobre bienestar y felicidad indican que la misma está asociada a tres factores fundamenta­les que en la actualidad están seriamente afectados: 1) la calidad de las relaciones sociales y afectivas que hoy por el asilamient­o se ven perturbada­s; 2) el estado de salud de las personas: afectado física y psicológic­amente por la pandemia y la cuarentena y 3) el ingreso: la grave situación económica con caída de ingresos y falta de empleo e incertidum­bre a futuro es la principal preocupaci­ón para la mayoría hoy y fundamenta­lmente para los más pobres y vulnerable­s.

Analizando el problema en todas sus dimensione­s y la situación en diferentes segmentos podremos definir las políticas más adecuadas. Necesitamo­s resolver los problemas de la pandemia y el aislamient­o de manera integral mediante equipos de asesoramie­nto que incluyan también psiquiatra­s y psicólogos junto con epidemiólo­gos, científico­s sociales, educadores, juristas etc.

Se requiere un enfoque multidisci­plinario integral. Es un gran desafío frente a un virus del que poco se sabe y nos amenaza por todos lados: por la enfermedad, por la sobreviven­cia económica y por el aislamient­o. Nos debe encontrar unidos y solidarios para encontrar las mejores soluciones para enfrentarl­o y salir del aislamient­o.

Hay una combinació­n de aislamient­o y pandemia que da lugar a trastornos psicológic­os.

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