Clarín

Tasa mínima: trepan los plazos fijos tradiciona­les pero caen los UVA

- Laura García lgarcia@clarin.com

Los pesos atrapados en el cepo encontraro­n en la nueva tasa mínima de las colocacion­es bancarias un incentivo -aunque modesto- para optar por la más conservado­ra de las inversione­s minoristas: el plazo fijo.

Así, en junio hubo un salto de los depósitos tradiciona­les, que contrastó con la caída de la versión con ajuste UVA, sin el lustre de otros tiempos.

El mes pasado, los plazos fijos del sector privado crecieron $ 162.750 millones, un 10%, (punta a punta, al último día de junio) hasta $ 1,6 billones, en gran medida gracias a este rendimient­o mínimo garantizad­o del 30% que entró en vigencia justo a fines de mayo.

Una tasa mensual de 2,5 % que por el momento le da pelea a la inflación anestesiad­a de la cuarentena.

Tanto en abril como en mayo, el Indec informó una inflación minorista en 1,5%. Pero si bien se espera un junio todavía sin sobresalto­s, las expectativ­as de los analistas según el relevamien­to periódico del BCRA hablan de 2,5% en julio, 3% en agosto y 3,6% en septiembre.

El aumento de los plazos fijos en junio fue aún mayor al registrado en mayo, cuando la tasa mínima, por entonces una novedad en un nivel de 26,6%, ya había provocado un incremento de $ 136.000 millones. Para tener una idea, en abril el avance había sido de $ 53.500 millones.

En la otra vereda, los depósitos con indexación por inflación (UVA), que también ofrecen una tasa módica, mostraron una caída del stock de $ 5.500 millones (10%), lejos del furor que despertaro­n en su momento.

Estos depósitos -con un plazo de permanenci­a mínimo de tres meseshoy suman $ 47.100 millones cuando a fines de mayo alcanzan $ 52.728 millones.

La caída en desgracia tiene acá un detonante claro. Gran parte del auge de los UVA llegó recienteme­nte de la mano de la posibilida­d de precancela­ción. Para evitar el "vértigo" de un horizonte de tres meses para el común del argentino, se introdujo la opción de precancela­r a partir de los 30 días con una penalidad.

Consistía en perder el ajuste por inflación y la tasa 1% que los bancos deben ofrecer pero recibir una tasa equivalent­e a la que se hubiera cobrado de haber hecho un plazo fijo tradiciona­l.

Al incrementa­r el incentivo y llegar ese piso de rendimient­o del 26,6% al 30%, no se modificó para los UVA y así los precancela­bles parecen haber perdido todo su brillo.

Del total de $ 47.100 millones en plazos fijos UVA, los precancela­bles suponen actualment­e $ 22.512 millones, aunque llegaron a representa­r más de la mitad. A fines de mayo sumaban $ 28.066 millones, lo que cayeron 20%, convirtién­dose en un lastre para las colocacion­es indexadas. La lógica es que son convenient­es para quien, sin necesidade­s de liquidez inmediatas, puede quedarse durante todo el período. ■

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