Cómo era “El pulpo negro”
La serie sólo estuvo en el aire dos meses, pero le alcanzó para convertirse en una pieza de culto.
Cuando no existía Netflix, hubo un pequeño pulpo negro de goma que sembró terror e intriga desde la pantalla. El furor de la miniserie El pulpo negro, creada por Narciso Ibáñez Menta, con el tiempo se volvió de culto y ayer cumplió 35 años.
Entre mayo y julio de 1985, Canal 9 Libertad (por entonces a cargo de Alejandro Romay ) puso al aire esta historia, creada y protagonizada por el maestro del suspenso y el terror Ibáñez Menta que dejaba petrificado al público frente al televisor.
El personaje de Ibáñez Menta, Héctor de Rodas, que tenía varios alter ego, supuestamente se dedicaba a escribir novelas policiales, pero en realidad, tramaba un plan macabro para cometer asesinatos.
Con la intención de desarrollar una idea en su libro Teoría y práctica del crimen perfecto, Rodas contrata a cuatro hombres de apariencia respetable, pero con antecedentes delictivos, y los extorsiona para matar a cuatro personas elegidas al azar.
En la serie de asesinatos, la única pista que tienen los investigadores es un pulpito negro de goma que aparece siempre junto a las víctimas, como marca registrada.
El matar a cuatro personas desconocidas sin motivo alguno era uno de los ejes del plan del protagonista. Asesinatos al azar, lo que hacía difícil descubrir al asesino. “Soy un perfeccionista”, decía el personaje, con la voz tan característica de Ibáñez Menta, grave, profunda y con acento castizo, que buscaba helar la sangre.
El elenco que acompañaba a Narciso era numeroso y poblado de figuras del momento, como Beatriz Día Quiroga, Tony Vilas, Juan Carlos
Puppo, Erika Wallner, Cristina Lemercier, Villanueva Cosse, Max Berliner, Enrique Liporace y Roberto Carnaghi. La investigación de los crímenes estaba a cargo del jefe de policía Alejandro Mendoza (Oscar Ferrigno) y del detective privado Marcos de la
Hoz (Juan Carlos Galván).
El programa competía con series estadounidenses como División Miami y le ganaba en rating.
Hace dos años se anunció una remake, en el Festival de Cannes, en formato de serie y película, protagonizada por Miguel Angel Solá en una coproducción entre Argentina, España y Nueva Zelanda, con dirección de Nicolás Onetti. Hubo un teaser, y aún no se dijo la última palabra.
Ibáñez Menta (1912-2014) nació en España, pero vivió y trabajó toda su vida a mitad de camino entre Madrid y Buenos Aires. Hijo de artistas, debutó en un escenario siendo un bebé y las giras de sus familias lo trajeron a la Argentina desde muy niño. Su fascinación por el género del terror comenzó desde temprano, por la admiración que tenía por el actor de cine mudo Lon Chaney, a quien llamaban “El hombre de las mil caras”. Y él fue su referente para crear personajes.
Como Chaney, Ibáñez Menta se maquillaba él mismo. Sumado a su acento español y su voz cavernosa, lo volvieron un personaje en sí mismo. En Buenos Aires, hizo una adaptación teatral de Doctor Jekyll y Mr. Hyde, y de El Fantasma de la Opera.
Pero en la televisión tuvieron también mucha repercusión otros clásicos del terror, como El hombre que volvió de la muerte, El muñeco maldito e Historias para no dormir.
Muchos recordarán cuando fue invitado al programa de Mirtha Legrand, en 1992, a festejar su cumpleaños 80. Digno de sus historias, la torta llena de velitas se prendió fuego, pero no pasó a mayores. Una celebración a la altura del Señor Terror. ■