A Lucas Verón le dispararon de frente y se investiga cuál de los dos policías lo asesinó
La autopsia confirmó que una bala le atravesó el pecho, pero no hallaron el casquillo. Una pareja de agentes sigue detenida por el hecho, mientras se peritan sus armas reglamentarias.
Es domingo y en el cruce de las calles Riglos y Llerena, en González Catán, hay una fila de carros, autos y hombres a caballo que no entienden de aislamiento. Suenan algunas bocinas, pero es más fuerte el repiqueteo de las patas al trote en la caravana y es lo primero que se escucha en los videos que circulan en redes sociales. Cuando llegan a la puerta del cementerio se apagan y empiezan los aplausos que no alcanzan a tapar el llanto desconsolado de los que esta mañana despiden a Lucas Nahuel Verón (18) en La Matanza.
El entierro de Lucas fue acompañado por caballos y carros propios de la tradición gaucha, dos pasiones del adolescente que participaba de desfiles tradicionalistas y carreras de sortija.
La despedida fue después de que los peritos realizaran la autopsia y descubrieran que la bala que lo mató le atravesó el pecho. “Recibió un balazo con orificio de entrada en el tórax y de salida en la espalda”, detallaron. No encontraron en su cuerpo un proyectil o plomo que pueda ser cotejado con las armas de los agentes Cintia Duarte y Ezequiel Benítez, del Comando de Patrulla Comunitaria de la Bonaerense, acusados por el crimen.
Las armas reglamentarias de los dos policías, que tienen 26 años, serán peritadas mañana, confiaron fuentes del caso a Clarín. Eso servirá para determinar cuál de los dos agentes disparó.
El adolescente cumplió 18 años el 9 de julio y realizó un festejo con su familia. A la 1.50 del viernes salió con un amigo de 17 años a comprar bebidas en un kiosco. Sin motivo aparente, un patrullero comenzó a perseguirlos hasta que los chocó por detrás y perdieron el control de la moto. Los chicos escaparon hasta que -según confirmaron los testigos- les dispararon.
Lucas corrió 20 metros pero, herido, cayó al suelo. Su amigo llegó hasta la casa y avisó. La familia llevó a Lucas en un auto al hospital Simplemente Evita de González Catán, pero cuando llegaron ya estaba muerto.
Los vecinos declararon haber escuchado “entre dos y tres disparos” y los familiares aportaron a los investigadores dos vainas que recolectaron del lugar. No se preservó la escena ni se rastrilló después del ataque porque ni Duarte ni Benítez dieron aviso de lo que había ocurrido.
Ahora, la Justicia solicitó los registros del 911, del GPS del patrullero y de los alertas que transmitieron por radio esa noche. Si bien no está formalizado en el expediente, ninguna autoridad policial advirtió la notificación ni de la persecución ni de un supuesto enfrentamiento. Con lo cual, todo el operativo resultaría ilegal.
Todavía no está claro por qué Duarte y Benítez, que son pareja y tienen tres hijos, persiguieron y dispararon. Los dos están detenidos y acusados de “homicidio agravado”. Anteayer se negaron a declarar.
Los vecinos reconocieron al matrimonio porque también viven cerca de Villa Scasso, a sólo unas cuadras del lugar del hecho. En el barrio denunciaron distintos hechos de violencia institucional cometidos por la misma pareja de policías.
La investigación quedó en manos de Juan Pablo Tahtagian, de la Fiscalía Temática de Homicidios de La Matanza, que ordenó que toda la prueba producida sea analizada por peritos judiciales o de fuerzas federales. Mientras tanto, el área de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense desafectó a los dos agentes.
Desde la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) denunciaron que “en junio la Policía Bonaerense produjo la muerte por uso de la fuerza de una persona cada 40 horas. Fueron 18 muertes, la mayoría varones, jóvenes y pobres”. En un comunicado que difundieron el fin de semana, advirtieron que “la cifra está en consonancia con un despliegue de la fuerza policial en el territorio que ha profundizado sus prácticas habituales, y en tiempos de pandemia viene mostrando su cara más violenta, arbitraria y cruel”.
Según los organismos, el adolescente que acompañaba a Lucas “recibió presiones y amenazas para que declare que venían de robar”. Además, indicaron que “luego del pedido de la CPM para que se aparte a la fuerza de la causa, se trasladó a los testigos y al joven a la fiscalía, donde declararon sin la presencia de los efectivos. Allí describieron de manera precisa el asesinato policial”.
Familiares y amigos de Lucas realizaron ayer una manifestación. Cintia, la hermana de la víctima, contó a C5N que los oficiales estuvieron en el hospital después del crimen: “Ella (por Duarte) me estuvo consolando. Me decía a mí y a mi mamá que nos tranquilizáramos. Después cuando me mostraban los videos la reconocí”.
El papá de Lucas pidió justicia por el crimen de su hijo y lo recordó: “Era un trabajador, una excelente persona. Un chico con una vida por delante. Se la pasaba trabajando dentro de su casa, era un artesano. Vivía para sus caballos, para sus carros que restauraba. Y me lo matan. Me lo fusiló como un perro, no le dio oportunidad de nada”. ■