“Condiciona más la Justicia o su falta que la economía”
“Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en la tumba”. (En la Argentina otro Lázaro llevaba cuatro años). “Luego gritó con voz potente: ¡Lázaro, sal de ahí!” Juan 11, 1-45.
En la Argentina quien dio esa orden fue la Justicia, que ya había sido complaciente al liberar a delincuentes aduciendo, increíblemente, proceder “con extrema prudencia y carácter sumamente restrictivo”.
Los valores son las conductas que perfeccionan al hombre como individuo y como integrante de la sociedad: justicia, solidaridad, respeto. ¿Qué pasa si alguien los ignora? La respuesta sería la intervención de la Justicia y la condena social. ¿Qué sucedería si no se da ni lo uno ni lo otro? Una tragedia, pues no habría freno a las arbitrariedades de los poderosos.
Cuando la Justicia no distingue lo bueno de lo malo es señal inequívoca de que comenzó la disolución de la sociedad organizada y el inicio de la anarquía, moral primero y social después. No puede ser que quienes roban poco vayan a la cárcel y otros que roban muchísimo merezcan una silenciosa admiración por su audacia y los jueces escapen a su deber.
La Justicia o su ausencia condicionan nuestro futuro más que la economía. Desde los tiempos del primer código escrito, el de Hammurabi, la sanción fue una consecuencia necesaria del incumplimiento de la Ley, y esto lo sabe tanto el profesor de Derecho Penal como el ciudadano común. Pocos son los jueces argentinos que tienen el coraje de ser fieles a su nobilísima función. La mayoría prefiere la rigidez del junco cuando sopla el viento.
Humberto Guglielmin guglielmin.humberto@live.com