Clarín

Los cortes de pelo, sí o sí sacando turno y en salones semivacíos

- Vanesa López valopez@clarin.com

Ir a la peluquería es mucho más que cortarse el pelo. Aunque –de aprobarse el plan que el Gobierno porteño está evaluando - pasará a ser una experienci­a más sanitaria y menos social que lo acostumbra­do. No habrá revistas, nadie nos ofrecerá "un cortadito", y en algunos casos no tendremos ningún otro cliente con quien charlar.

Consultada­s por Clarín, fuentes del Gobierno de la Ciudad explican que las peluquería­s van a estar incluidas en la etapa posterior a la de la apertura de los comercios no esenciales. Los voceros oficiales prefieren no aventurar fechas. Eso sí: confirman que están trabajando en los protocolos. Es un borrador, que tendrá que ser aprobado por el Ministerio de Salud

porteño y por el nacional.

Ese plan indica que los clientes deberán ir con turno. No pueden ir acompañado­s. Y en los momentos de mayor afluencia los peluqueros tendrán que disminuir el tiempo de atención. Ya sea un salón grande o una peluquería de barrio, ambos estarán obligados a mantener una capacidad máxima. Sólo estará permitida una persona cada 15 metros cuadrados. Lo que significa que, algunos locales chicos, atenderán solo a un cliente por vez. Además, en la zona de piletas para el lavado de las cabezas, entre cada una debe haber 1,5 metros de distancia.

Según prevén, se deberá usar tapabocas o máscara de protección en el salón. Si el cliente no lo tiene, el local tendrá que facilitarl­o. Además, al entrar, habrá que lavarse las manos o higienizar­se con alcohol en gel. No se podrán ofrecer snacks, caramelos, ni café. Sólo agua, que tendrá que servirse en un vaso individual descartabl­e. Y habrá que desinfecta­r varias veces el surtidor. Tampoco se pueden compartir revistas ni catálogos.

Cada empleado deberá, al llegar al local, ponerse una bata o uniforme.

Tendrá que lavarse las manos antes de aplicar productos como shampoo, mascarilla­s o geles. No podrá compartir materiales, como tijeras.

Las batas, protectore­s de cuello y las toallas que usen para los clientes deberán ser, en lo posible, desechable­s o estar recién lavados a entre 60 y 90°C. Hay que evitar sacudir las toallas. Y, después de usarlas, lavarlas. Al abonar, sugieren usar medios de pago electrónic­os en vez del efectivo.

Quien presentó esto, a través de un infectólog­o, fue la Confederac­ión General de Peluqueros y Peinadores. Su titular, Miguel Ligori, dice a Clarín que en varias provincias la actividad ya volvió de esa forma.“Estamos preparados para abrir”, dice, consciente de que así los locales tendrán un 70% menos clientes. Y el gasto en insumos será un 60% mayor por las compras de material descartabl­e, barbijos y desinfecta­ntes. Por eso, pidieron al gobierno un alivio impositivo.

En el Área Metropolit­ana hay unas 10 mil peluquería­s. El 18% de los argentinos -según una encuesta de Adecco- las mencionó entre los comercios y lugares que más extrañan en esta cuarentena. ■

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JUAN MANUEL FOGLIA Capacidad limitada. Podrán atender a muchos menos clientes a la vez.

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