Trump entró de la peor manera
Todo sería cómico, hasta desopilante, si no fuera una triste realidad. Y una realidad que nos afecta a todos en este mundo globalizado. Resulta que por la pandemia, la Universidad de Harvard (entre las más prestigiosas del mundo) decidió que pasará a dar todas sus clases online. Y lo hará manteniendo su alto arancel, que ronda los u$s 50 mil anuales. Una decisión similar siguieron otras universidades de élite de ese país, de cara al segundo cuatrimestre que arranca ahora.
Pero entonces entró al debate el presidente de los EE.UU. Donald Trump. Y entró de la peor manera. Anunció que suspenderá las visas para los estudiantes extranjeros cuyas clases sean trasladadas a un formato virtual. La policía migratoria ya les informó que “deben abandonar el país o tomar otras medidas, como ser transferidos a una escuela con instrucción presencial”.
La reacción de las universidades no se hizo esperar. Harvard y el MIT fueron a la Justicia para pedir que se bloquee esa decisión por “arbitraria y caprichosa”. “Llegó sin aviso, y su crueldad solo es superada por su irresponsabilidad”, dijo el presidente de Harvard, Lawrence Bacow. La Justicia avanza con la causa.
Pero Trump no se quedó en el molde y contraatacó. Amenazó con “reexaminar” las exenciones impositivas que tienen las casas de altos estudios. “Demasiadas universidades y sistemas escolares tienen que ver con el adoctrinamiento radical de izquierda, no con la educación”, señaló en Twitter.
Lo más triste de todo son los motivos que mueven esta disputa. De fondo está la idea de la administración Trump de que el cierre de escuelas y universidades para evitar más contagios de coronavirus no es más que una presión de opositores a su gobierno en torno a cómo se maneja la pandemia.
Para Trump hoy hay que abrir lo más que se pueda, para muchos otros es momento de cerrar. EE.UU. tiene más de 3,3 millones de contagiados y 137.000 muertos por Covid.
Toda esta historia sería cómica, desopilante, sino fuera que la ciencia y el conocimiento no tienen fronteras. Y que la expulsión de jóvenes universitarios de los EE.UU solo por su condición de nacionalidad -en ese país, donde están los centros de investigación con más trayectoria- no hará más que retrasar cualquier solución relacionada al coronavirus, el principal desafío que hoy enfrenta toda la humanidad. ■