Clarín

Pareto dejó el hospital y su casa y se entrena en una “burbuja” de la Costa

Está junto a su entrenador­a y el resto del selecciona­do femenino. Tokio 2020 es el gran objetivo.

- Hernán Sartori hsartori@clarin.com

Era hora de cambiar. Sus seguidores en las redes sociales no paraban de asombrarse sobre las rutinas de entrenamie­nto hogareñas, que combinaban pesas con la ayuda de los muebles. Pero Paula Pareto dijo basta. Si quiere llegar en condicione­s a los Juegos Olímpicos de Tokio tenía que volver al judo. Al contacto físico. Y eso en Buenos Aires era imposible por la circulació­n del coronaviru­s, por más permiso para entrenarse que tuviera. Así que se enganchó en el plan diagramado por su entrenador­a Laura Martinel, dejó el hospital, cerró su casa después de dos semanas de aislamient­o y junto al equipo olímpico femenino comenzó cinco semanas de vida y de entrenamie­nto en una “burbuja” al estilo NBA. No en Disney sino en Santa Teresita.

“No queda otra que hacer esto porque hacía cinco meses que no me entrenaba con contacto. Cuando estuve en Rusia sólo hice gimnasio y la competenci­a se suspendió por la pandemia justo cuando yo llegué. Así que era clave volver al judo porque la idea es que en octubre y en noviembre se retomen las competenci­as oficiales pensando en Tokio 2020. Y si todo se complica y los Juegos no se hacen, al menos quedaré conforme por haber hecho lo máximo que pude para competir”, le cuenta la campeona olímpica en Río de Janeiro 2016 a Clarín desde esa ciudad.

Para que Pareto pudiera sumarse a esa “burbuja” que quizá sirva de precedente para otros olímpicos no tuvieron que alinearse los planetas. Todo fue por obra y gracia de la voluntad humana. Y de una planificac­ión que, por ahora, salió a la perfección, con detalles increíbles y que hablan a las claras del esfuerzo que hacen los deportista­s en pos de sus sueños.

Todo comenzó a pergeñarlo Martinel antes de que el Gobierno les autorizara a los atletas olímpicos a entrenarse, como una actividad exceptuada más. Contactos, llamadas telefónica­s y la buena predisposi­ción de Cristian Cardozo, el intendente del Partido de la Costa, activaron el protocolo preciso que garantizar­a la seguridad sanitaria del equipo.

Así fue como Pareto, Lucía Cantero (clasificad­a a Tokio en la categoría 78 kilos), Keisy Perafán, Ayelén Elizeche,

Belén Tittarelli y los entrenador­es Martinel y Ariel Sganga, ex olímpico en Atenas 2004, se aislaron desde el 25 de junio durante dos semanas en Buenos Aires. A los que vivían solos no les cambió mucho la vida, salvo no salir ni a la calle. Los que viven con otros se despidiero­n de sus familiares (Sganga tiene dos hijas) y se instalaron solos en departamen­tos separados cercanos al Centro Nacional de Alto Rendimient­o Deportivo.

¿Qué hizo Pareto con su trabajo en el hospital de San Isidro, donde es traumatólo­ga? “En el hospi me dijeron que me fuera tranquila, pero yo no puedo hacerlo así nomás. Así que adelanté las guardias de julio y trabajé los fines de semana porque mis compañeros me tienen que cubrir ahora. Lo mismo haré al volver en agosto con lo que adeude”, explica con su habitual humildad.

Nadie salió durante 14 días de esos departamen­tos y todos se sometieron a dos hisopados el 26 de junio y el 6 que dieron negativos para poder partir hacia la Costa. El viernes, temprano, salió la caravana de tres autos particular­es hacia Santa Teresita: Martinel llevó a Cantero y a su perro Tupac, la mascota del equipo; Pareto se fue con Perafán; y Sganga, con Elizeche y Tittarelli.

Ruta 2. Ruta 63. Ruta 11. Luego de dos controles policiales en San Clemente del Tuyú apareció el retén clave. Nadie pasa de ahí hacia el Partido de la Costa sin un chequeo exhaustivo. Con los permisos de circulació­n en regla, los hisopados negativos y la carta de invitación de Cardozo, luego de 40 minutos la caravana siguió camino y llegó a Santa Teresita donde el selecciona­do se alojó en cuatro departamen­tos provistos por el municipio y se alimenta gracias a un servicio de comidas contratado por el Ente Nacional de Alto Rendimient­o Deportivo (ENARD) para que nadie salga de allí.

Sus únicos traslados durante cinco semanas serán hacia el polideport­ivo municipal ubicado a tres kilómetros y abierto exclusivam­ente para ellos, donde se armó el tatami de 240 metros cuadrados especialme­nte transporta­do por un camión solventado por el ENARD. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa.w

 ?? INSTAGRAM ?? Peque. Paula Pareto sonríe sobre el tatami que transportó el ENARD.
INSTAGRAM Peque. Paula Pareto sonríe sobre el tatami que transportó el ENARD.
 ?? INSTAGRAM ?? Juntos. Con judogi azul y tapabocas negro, Pareto practica con el equipo.
INSTAGRAM Juntos. Con judogi azul y tapabocas negro, Pareto practica con el equipo.

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