La lucha por entender la televisión
Cambia las rutinas de uno pasar los 100 días de encierro. No es novedad. Los profesionales de la psicología aconsejan “reinventarse”. Eso significa hacer cosas diferentes a las habituales. Y, mientras, probar alguna actividad nueva. Aunque, dentro del encierro el hastío termina por hacer regresar a los entretenimientos tradicionales: ver TV, por ejemplo. Más que nunca. Como el cambio de rutina conlleva, casi inevitablemente, a la variación en los horarios de comidas y del sueño, dos temas centrales, se cena más tarde y se alarga la noche hasta la madrugada. Películas y series hay para elegir. Es entonces cuando se descubren cuestiones que antes pasaban inadvertidas. Algunos productos extranjeros están doblados al español. Otros están traducidos. Y ahí empieza el lío. Porque algunas películas o series habladas en otros idiomas obligan (si uno no es poliglota o no conoce otra lengua) a creer que las letras escritas son fieles reflejos de lo que se habla. Pero lo cierto es que después de un parlamento extenso, muchas veces, aparecen fuera de tiempo, dos líneas de letras insignificantes. Y en muchas ocasiones los diálogos siguen de largo, sin traducción. Pero el tema es cuando los personajes hablan en español e igual aparecen las leyendas. Es casi risueño. Porque lo que sale escrito debajo de las imágenes es diferente de lo que hablan los actores. Y la confusión se arma porque uno no sabe por dónde seguir el hilo. La otra noche en La Ley y el Orden, una serie estadounidense, doblada, un personaje dijo: “Ahora tiene que ir a trabajar”, en español, claro, y las letras indicaban “ahora tiene que ir a descansar”. O sea, lo contrario. Y bueno... la cuarentena invita a entretenerse con cualquier toc.