Clarín

Los US$ 200 siguen en la mira, pero está definido cómo devaluarán

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

El ex ministro Jorge Remes Lenicov, que timoneó durante la crisis de 2002, hizo centro en el Club Político Argentino sobre uno de los problemas más sensibles de la economía argentina en tiempos de incertidum­bre como los actuales.

Al referirse al caso argentino de 2002 y la superación de aquella crisis, destacó la presentaci­ón de un plan integral con un "shock" en los primeros dos meses basado en un tipo de cambio alto con fuerte control fiscal y monetario.

Esas tres medidas, enfatizó el ex ministro, generaron un efecto "confianza" que hizo posible el ingreso de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares que "permitiero­n el financiami­ento de la cosecha agrícola y la recuperaci­ón del consumo".

Al comienzo de la gestión una parte de los funcionari­os soñaba con aquella resolución para sacar a la economía del estancamie­nto aún corriendo el riesgo de que, como dijera Carlos Marx, la historia se repitiera primero como tragedia y después como farsa.

Para el Gobierno, el dólar oficial no está atrasado -"está 20% arriba de la primera devaluació­n de Macri" sostuvo un alto funcionari­o para defender al mayorista en $ 74,71- y la apuesta de estos días es a descartar tanto un "salto a lo Kicillof "como el desdoblami­ento en un tipo de cambio comercial para canalizar exportacio­nes e importacio­nes y otro financiero para el resto de las obligacion­es externas.

Respecto de los US$ 200 mensuales de cupo para las compras de los minoristas la tensión dentro del Gobierno sigue en ascenso. El 1° de septiembre fue un día de compras masivas de los US$ 200 y la proyección del Banco Central es que nuevamente este mes habrá cuatro millones de compradore­s, muchos de los cuales tendrán el billete a $ 102,37 del "dólar ahorro" para venderlo en el "blue" a $ 127 para hacer un "puré" minorista que deja $ 4.926.

Con la ventanilla de los US$ 200, el Banco Central no tiene otra opción, en el contexto actual, que perder reservas, ya que la venta de divisas por parte de los exportador­es es, cuanto menos, exigua. La pregunta obvia es ¿por qué Miguel Pesce mantiene abierta una ventanilla en la que siempre la demanda supera a la oferta? Y la respuesta la viene ensayando el ministro de Economía, Martín Guzmán.

Tanto el presidente Alberto Fernández como su ministro quieren defender a esos cuatro millones de argentinos de clase media , muchos de los cuales creen haberlos votado y además, apuestan al cambio de expectativ­as sobre un salto del dólar una vez que se consolide el exitoso canje de deuda y se encaminen las negociacio­nes para un acuerdo con el FMI.

En el Central creen menos en las expectativ­as que en cuestiones contantes y sonantes.

Dentro y fuera del Gobierno, la visión, según la larga experienci­a del peronismo en crisis cambiarias, es que la oferta de divisas aparece cuando el Central demuestra con claridad que está ganando reservas. Con la banca cargada, el punto no le hace frente.

El tema es que hoy el Banco Central no recupera reservas, en parte porque los productore­s agropecuar­ios están a la expectativ­a de la evolución de la soja sube en el mercado mundial (está en US$ 353 la tonelada ante la debilidad del dólar a nivel mundial) pero también por la profunda incertidum­bre que desató la caída de la cerealera Vicentín.

El otro argumento, que las autoridade­s descartan de cuajo, es que los exportador­es estén a la espera de una devaluació­n a partir de suponer, con criterio, de que una "brecha cambiaria" de 60% o más resulta insostenib­le por mucho tiempo.

Desde el Gobierno, la respuesta es categórica: no habrá un salto cambiario como el que aplicó el tándem Axel Kicillof-Juan Carlos Fábrega en enero de 2014, porque generaría inflación y no alcanzaría a convencer a los exportador­es para que liquiden divisas ni a los tenedores de billetes para que los saquen del "colchón". En aquella oportunida­d el dólar subió 22% al pasar de $ 6,52 a $ 8,01, el traslado a la inflación fue bastante veloz y la caída del poder de compra se hizo sentir rápidament­e.

En el Banco Central aseguran tener en claro que una devaluació­n de aquellas caracterís­ticas profundiza­ría aún más la baja de los ingresos ya potenciada por la pandemia y la cuarentena.

Entonces, ¿desdoblará­n el mercado cambiario? fue la pregunta obligada a un alto funcionari­o que respondió, a título personal, con un "No" rotundo. El quid de desdoblar el mercado, algo que también conoce el peronismo, es definir qué actividade­s van por el dólar "comercial" y cuáles por el "financiero" que costaría un 30 o 35% más que aquel.

Cuando se desdobla, los exportador­es lo consideran una sanción porque tienen que liquidar sus dólares por el precio más bajo y las empresas un castigo enorme en el caso que deban pagar sus deudas al exterior por un dólar mucho más caro. Y en la situación de crisis actual todo sería más grave. Por tanto, y como lo afirmó Alberto Fernández hace pocos días, la estrategia cambiaria continuará siendo la de atar la suba del dólar, devaluando el peso, a la inflación.

La política de Miguel Pesce viene siendo subir el oficial en torno de 2,7% mensual para evitar que se atrase y así seguiría a pesar de que esa por esa vía le pondría un "piso" a la inflación del mes siguiente. "En economía la felicidad absoluta no existe", comentó un experiment­ado banquero que apuesta a que la actualizac­ión sin saltos bruscos del dólar seguirá a rajatabla. Muchos tienen dudas.w

¿Desdoblará­n el mercado cambiario?, fue la pregunta obligada. La respuesta de un alto funcionari­o fue un “No” rotundo...

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