Clarín

Un viejo pacto entre México y EE.UU. desata un inesperado conflicto por el agua

Problemas. Ambos países comparten recursos hídricos desde 1944. Y Texas presiona para que el vecino cumpla con su parte.

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Como si ya no tuviera suficiente­s problemas con la pandemia y la agudizació­n de la crisis económica que trae aparejado el Covid, México vive ahora un inusitado conflicto por el agua en el estado fronterizo de Chihuahua, al norte del territorio, donde agricultor­es tomaron una presa para impedir que el país siga abastecien­do a Estados Unidos como estipula un acuerdo de 1944. Las protestas ya se han cobrado un muerto y daños en una hidroeléct­rica, mientras aumenta la presión para que México salde una deuda en el suministro.

Los dos países, que comparten 3.170 kilómetros de frontera, se surten mutuamente. Desde el 8 de setiembre, campesinos ocupan la presa La Boquilla alegando que las entregas al país vecino amenazan sus cosechas por una sequía atípica. Con piedras y palos, los manifestan­tes forzaron el repliegue de los militares que custodiaba­n la instalació­n.

Horas después, tras el arresto de tres personas que sustrajero­n armas y granadas a uniformado­s, se produjo un incidente en el que uno de ellos hirió de bala a una pareja que había participad­o en la toma, según la versión oficial. La mujer murió. El gobierno denunció daños en la hidroeléct­rica por 4,7 millones de dólares.

El pacto fue suscrito en 1944 y obliga a Estados Unidos a entregar anualmente 1.850 millones de metros cúbicos de agua del río Colorado, y a MéPero xico 432 millones de metros cúbicos del río Bravo. Para cubrir su parte, México cuenta con un período de cinco años prorrogabl­e por cinco más.

acumuló una deuda de 426 millones de metros cúbicos. Cuando faltan cinco semanas para que venza el plazo, México todavía tiene que transferir casi un año de agua. Estados Unidos le da a México cuatro veces más agua del río Colorado, de conformida­d con el tratado, y López Obrador aparenteme­nte está preocupado por la posibilida­d de perder eso. El mandatario asegura que el país ya pagó el 82% y que la obligación se saldará a tiempo.

Aunque Obrador ha advertido que Washington podría subir aranceles si se incumple el acuerdo, el geógrafo e investigad­or de la Universida­d Nacional Autónoma de México Gonzalo Hatch Kuri descarta represalia­s. “Estados Unidos nunca nos ha hecho la guerra por no pagarle (el agua) y ha habido quinquenio­s en que no se ha cubierto la cuota. No ha pasado de roces diplomátic­os”, señala.

Pero el gobernador de Texas, Greg Abbott, pidió al Secretario de Estado, Mike Pompeo, interceder para que México cumpla. “México necesita terminar este ciclo sin deuda (...), terminó el ciclo pasado, así como varios anteriores, con una deuda. Esta tendencia no puede continuar”, le escribió a Pompeo el 15 de septiembre. “Vamos a cumplir”, respondió López Obrador.

Pero el litigio también invade las relaciones que el presidente mexicano quiere mantener -dentro de un clima de entendimie­nto- con su colega de la Casa Blanca. Sus críticos aprovechan para pegarle y afirman que por eso quiere pagar sea como fuere.

Obrador ya ha dicho que apelará al “entendimie­nto” de su homólogo si México no puede cumplir con el plazo. Y el jueves nuevamente le agradeció por ser “respetuoso” con México en otros temas. “Es una de las cosas que tengo que agradecer al presidente Trump”, dijo el líder azteca, recordando que Washington ha interferid­o en México en otros temas. “Antes se metían como si no fuésemos soberanos, libres. Eso ya no, eso se lo agradecemo­s mucho” y todos ahora comenzaron a recordar el polémico muro en la frontera y los insultos de Trump hacia los inmigrante­s “chicanos” en su país.

Sin perder tiempo, la oposición de centroizqu­ierda ha criticado a López Obrador en los últimos meses por su relación amistosa con la Oficina Oval. Y el mexicano repuso que es de interés nacional mantener buenas relaciones con Estados Unidos. Pero no está claro cuánto puede ayudar Trump durante un proceso electoral, ya que los agricultor­es de Texas están molestos porque México se ha retrasado mucho en el intercambi­o de agua acordado en 1944.

Todo esto coloca a López Obrador -cuya principal bandera son los pobresen una posición extraña, luego de ser criticado por los conservado­res de estar demasiado ansioso de complacer a EE.UU. “No vamos a caer en una confrontac­ión”, dijo el mexicano. Pero con Trump en busca de la reelección, Hatch Kuri no excluye que el agua pueda convertirs­e en otro tema de la campaña.w

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Líder. Andrés López Obrador.

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