“Debemos plantar millones de árboles: son la salvación del planeta”
apenas tenía tres años, mi madre Lilia, docente de primer grado, me enseñaba a recolectar semillas de tipa blanca en la Plaza Pueyrredón de Flores. Llegábamos a casa y hacíamos pequeños almácigos con los nombres de las personas a las cuales se las íbamos a regalar: vecinos, médicos, amigos y demás. Siempre con la intención de generar conciencia sobre la importancia de plantar arboles nativos para mejorar la calidad de vida de los porteños, puesto que los arboles absorben, transforman y alimentan la energía solar. Además permiten la eliminación del dióxido de carbono, atenúan ruidos, olores y gases así como también sirven de filtro de partículas como el polvo.
A mi madre, poco antes de su partida, le prometí seguir su labor en el ámbito educativo como docente y con la comunidad del barrio, forestando con niños del nivel inicial y enseñándoles la necesidad primordial de plantar un árbol. En 2007 mi vida tomó un vuelco, llegó el amor y planifiqué mi casamiento, incluyendo la plantación de un árbol, como el templo de mi boda y entregué semillas de especies nativas a los concurrentes al registro civil.
No acostumbro a festejar mi cumpleaños, pero sí conmemoro todos los años El Día del Árbol, el 29 de agosto. Se trata de un evento que reúne a familiares, amigos y vecinos con quienes realizamos la tarea de plantar un árbol nativo y así darle una oportunidad de vida. Tal como lo pidiera el general Manuel Belgrano en sus escritos sobre economía: “Poblar la Tierra de árboles, proteger los bosques, evitar la tala y utilizar los árboles como protección de los campos cultivables de los vientos y la sequedad”. Ideas de este ilustre prócer cuya impronta rescato y trato de difundir.
La pandemia confinó a millones de personas en el mundo, redujo la actividad humana considerablemente y puso en evidencia la responsabilidad que tenemos sobre el cambio climático. Debemos reducir ya la contaminación del agua, del aire y de la tierra, debemos plantar millones de arboles, ellos son la salvación del planeta.
Liliana Blanca Cumpe
Lilicumpe@yahoo.com.ar