Clarín

Una máquina de golear

En Lima, le ganó 6-0 a Binacional y quedó muy cerca de la clasificac­ión a los octavos de la Libertador­es.

-

Pasaron más de seis meses y nada parece haber cambiado para River. Como si no hubiera existido un parate por una pandemia. Como si el tiempo se hubiese tenido y todo siguiera igual. River sigue siendo River. Esa impresión que el equipo de Marcelo Gallardo había generado el jueves pasado en el Morumbí ante San Pablo la ratificó anoche en Lima contra Binacional. Tuvo una noche redonda. Goleó 6 a 0 y quedó bien parado en el grupo D de la Copa Libertador­es.

Como sucedió el 11 de marzo, cuando River aplastó a este equipo peruano por 8 a 0 en el Monumental, no hubo equivalenc­ias. Otra vez, la diferencia de jerarquía fue notoria. En el llano, Binacional –a pesar de ser el último campeón de su país- es un equipo muy débil. ¿Qué hubiera pasado en Juliaca, la ciudad de más de 3.800 metros en la que Binacional es local? Quedará la duda. Lo cierto es que el partido se jugó en Lima porque Perú decidió que todo el fútbol de ese país se desarrolle en la capital peruana.

Y lo que quedó en evidencia en el estadio Nacional fue la supremacía de River. Es cierto que ante un rival que ya había tirado la toalla en la Copa, de acuerdo a las informacio­nes que llegaban desde Perú. Y que venía jugando partidos cada tres días, ya que está disputando su torneo local. Al margen de esas ventajas, River igual jugó con seriedad. Y sumó muchos goles de nuevo, un aspecto clave en un grupo que todavía puede terminar apretado.

Desde el primer minuto, el equipo del Muñeco dominó el encuentro. Y a pesar de algunas imprecisio­nes del arranque se acomodó rápidament­e y se fue al descanso goleando 3-0.

River demostró una vez más que es un equipo con muchos recursos futbolísti­cos. Que prioriza el juego por abajo, pero si tiene que levantar la pelota para saltear sectores del campo en los que hay tránsito, lo hace sin inconvenie­ntes. Que coordina los movimiento­s en bloque. Que se cierra y se abre permanente­mente para buscar espacios. Que si no puede entrar tocando al área rival busca con remates de media distancia. Que genera amplitud en profundida­d con los laterales.

Cada uno de los goles es un ejemplo de algunas de esas variantes. En el primero, De La Cruz, que había intercambi­ado posiciones temporalme­nte con Nacho Fernández, apareció como interior derecho, Borré pivoteó para él y el uruguayo se animó desde la media luna con un zurdazo rasante. En el segundo, Montiel envió un centro de selección para que Suárez se luciera con una volea de bailarín. En el tercero, fue Angileri quien por el sector opuesto desbordó y mandó un centro que tras un mal despeje encontró solo a Alvarez.

Y el cuarto llegó en el segundo tiempo luego de una jugada a puro toque que terminó con la definición de Nacho Fernández tras una asistencia muy lúcida de Montiel. Antes de todos esos goles, las jugadas se construyer­on con varios toques. Hasta algunas se iniciaban en las salidas claras de Martínez Quarta, que también merodeó el gol en alguna pelota parada. Hasta Lucas Pratto, quien entró en el segundo tiempo, se dio el lujo de cortar una racha de un año y cuatro meses (fueron 29 partidos en total) sin goles. Y por partida doble. Él redondeó el match point. Y De La Cruz colaboró mucho para que así sea.

También, como pasó en el segundo y tercer tanto, River contó con la complicida­d de sus rivales que, casi metidos adentro de su propio arco, tuvieron respuestas flojas para defender. Y si River no hizo más goles fue porque falló otras jugadas (además no le cobraron un penal), dos de ellas muy bien armadas por Suárez, pero sus compañeros de ataque, Borré y Alvarez, no pudieron concretar. El colombiano tuvo la pólvora mojada pero el pibe hizo otro gol, como en Brasil.

Al margen de la debilidad de su rival, River hizo lo suyo para hacer una exhibición en Perú y convertir un partido de Copa en un entrenamie­nto. Entre los dos encuentros le hizo 14 goles a Binacional. Y una vez más fue una aplanadora.w

 ??  ??
 ?? AFP ?? El segundo gol. Conecta Matías Suárez tras el centro de Gonzalo Montiel y más allá del desvío en Fajardo es gol del cordobés, una de las grandes figuras en la noche de Lima.
AFP El segundo gol. Conecta Matías Suárez tras el centro de Gonzalo Montiel y más allá del desvío en Fajardo es gol del cordobés, una de las grandes figuras en la noche de Lima.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina