La Corte le pone fecha a un fallo por la ofensiva de Cristina sobre tres jueces
Carlos Rosenkrantz, presidente del máximo Tribunal, llamó ayer a tratar el martes próximo el per saltum pedido por Bruglia, Bertuzzi y Castelli. Pueden rechazarlo o admitirlo.
Carlos Rosenkrantz, presidente del Tribunal, convocó a definir el martes próximo la situación de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli. Son los tres magistrados desplazados por el Senado a instancias de la vicepresidente.
La definición es lacónica, pero implica un terremoto bajo las alfombras que asordinan el cuarto piso del palacio de Tribunales, donde trabaja la Corte Suprema de Justicia de la Nación: “He convocado a un acuerdo extraordinario para el martes 29 del corriente mes, para que la Corte Suprema se expida sobre los planteos de los jueces Bruglia, Bertuzzi y Castelli", anunció el presidente del máxipara mo Tribunal, Carlos Rosenkrantz.
"La atribución de realizar una convocatoria extraordinaria es una facultad que, como Presidente del Tribunal, me confiere el artículo 71 del Reglamento para la Justicia Nacional y que ha sido empleada en algunas ocasiones", aclara el juez, que viene intentando en vano acelerar los tiempos para que la Corte decida si ratifica su propia resolución en la que avaló el traslado de los tres camaristas o, en un giro que costaría explicar, ahora los anularía.
"La Corte tiene la responsabilidad, en casos como este, de dar certidumbre a la ciudadanía sobre el trámite que se impondrá a los planteos de los jueces involucrados. Como dije hace una semana, la Corte tiene la autoridad final cuando está en juego la constitucionalidad de los actos de otros poderes del Estado", aclara Rosenkrantz, que viene siendo apuntado como supuesto responsable da la evidente inacción del tribunal ante el avance del kirchnerismo para desalojar a Bruglia y Bertuzzi de la Cámara
Federal porteña y a Germán Castelli del Tribunal Oral Federal 7, que debe juzgar nada menos que la causa de los Cuadernos de las Coimas (ver página 5).
La resolución tiene un significado político mucho más que jurídico: el martes 29, la Corte deberá tratar el pedido de per saltum con el que los jueces desplazados intentaron evitar esa movida de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
El tribunal puede rechazarlo, admitirlo y, en un extremo de productividad incongruente con lo que hizo hasta ahora, incluso resolverlo dándole una respuesta a los jueces, al Senado y a toda la sociedad.
Si ocurriese eso, y la decisión fuera dejar a Bruglia, Bertuzzi y Castelli en los sillones que ocuparon legalmente hasta la semana pasada, el conflicto de poderes que viene asomándose desde que el kirchnerismo y el gobierno activaron su guerra contra los jueces que investigaron la corrupción K quedaría formalmente planteado.
"Tenemos, como en otras circunstancias de la vida institucional argentina, la enorme responsabilidad de decidir", argumenta Rosenkrantz para justificar su golpe sobre la mesa.
Con las atribuciones como presidente de la Corte recortadas al máximo luego de la súbita movida con la que en 2018 logró reemplazar a Ricardo Lorenzetti en ese cargo, Rosenkrantz venía sometido a una pinza de presiones simultáneas: mientras la opinión pública -acicateada también por uno de sus colegas cuyo pensamiento se refleja sin cuestionamientos en un portal de noticias- lo señalaba como responsable de una pasividad intolerable ante el avance K
Si la Corte acepta el pedido de salto de instancias, avanzaría el conflicto de poderes.
barrer a tres jueces que investigaron a Cristina. En tribunales se decía que el juez no lograba reunir los tres votos necesarios para tomar una resolución. Este martes, logró perforar momentáneamente el techo de ese laberinto.
Con la decisión tomada desde el fin de semana, el titular de la Corte decidió esperar primero a la reunión vía Zoom con el resto de los integrantes del máximo Tribunal. Ese encuentro virtual fue áspero, cargado de reproches cruzados y finalmente estéril: pese a que la discusión escaló durante una hora y media, tampoco asomó una resolución concreta respecto al destino de los jueces federales echados de sus puestos por el Gobierno. La incertidumbre iba a prolongarse otra vez, mientras Bruglia, Bertuzzi y Castelli siguen sin saber adónde trabajan y si la Corte acepta sus pedidos de licencia. Recién entonces Rosenkrantz consideró agotadas las instancias de decisión colectiva y después del fin de la reunión virtual les avisó a sus colegas por mail que iba a apelar al artículo 71 del reglamento para la Justicia nacional, y que por lo tanto el martes deben conectarse a Zoom con una decisión tomada respecto del pedido de intervención de los jueces. Así algunos se apresuraron a vender como propia una decisión ajena. Una lástima. Otra.w