Homenaje por el récord más triste
Es el primer país en alcanzar ese número. La gestión de Trump de la pandemia está en el centro de las críticas.
Estados Unidos superó los 200 mil muertos por coronavirus y miles de pequeñas banderas clavadas en el césped los recuerdan en el National Mall de Washington. Es la cifra más alta registrada en el mundo. Hay críticas a la gestión de Trump.
Estados Unidos superó ayer martes las 200.000 muertes por coronavirus, un nuevo y sombrío hito que refleja con toda crueldad la dimensión que cobró el Covid-19 en esta caótica gestión por parte del gobierno de Donald Trump, muy cuestionado por restarle importancia a la pandemia y no aceptar las indicaciones de los especialistas.
La Universidad Johns Hopkins, con sede en Baltimore y que lleva el recuento a nivel global, informó que 200.182 estadounidenses murieron y 6.860.000 se infectaron. También dio un dato impactante: Estados Unidos representa el 20% de los decesos mundiales registrados por Covid-19 desde la aparición del virus en China, a fines del año pasado.
El país norteamericano ha tenido el número oficial de fallecidos más alto del mundo durante meses, por delante de Brasil e India, con 137.272 y 88.935 muertes, respectivamente.
Tom Frieden, exdirector de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC), consideró que el Covid-19 “será la tercera causa principal de muerte este año en Estados Unidos, más que los accidentes, los derrames cerebrales o el Alzheimer”. “Subestimamos este virus a nuestro riesgo y al de aquellos a quienes afectan nuestras decisiones”, sentenció.
En números acumulados, Nueva York (33.000 muertes), Nueva Jersey (16.000 muertes) y Texas y California (15.000 fallecidos ambos) siguen siendo algunas de las regiones más afectadas del planeta por el virus.
De esta forma, el coronavirus ya mató a más estadounidenses que los que perdieron la vida en el campo de batalla durante los últimos cinco conflictos bélicos en los que EE.UU. intervino: la guerra de Vietnam, la de Corea, la de Irak, la de Afganistán y la del Golfo. Tomando el total, en esas guerras murieron 86.658 estadounidenses. Menos de la mitad de los que ahora fallecieron por el Covid.
Trump, concentrado ahora en la campaña por su reelección, insiste en que su gestión de la pandemia es exitosa y apuesta por la aprobación de una vacuna a finales de octubre. “Lanzamos la movilización más agresiva desde la II Guerra Mundial”, dijo ante las Naciones Unidas. “Distribuiremos una vacuna, derrotaremos al virus, pondremos fin a la pandemia y entraremos en una nueva era de prosperidad, cooperación y paz sin precedentes”, prometió.
Sin embargo, el número de dosis de una posible vacuna será muy limitado en los primeros meses. Antes del segundo trimestre de 2021, cuando en teoría se habrán fabricado dosis suficientes para inmunizar a 330 millones de estadounidenses, aún podrían morir varias decenas o cientos de miles de estadounidenses.
En muchas ciudades, los estudiantes han regresado a la escuela virtualmente, las áreas interiores de bares y restaurantes permanecen cerradas y el uso de tapabocas ha aumentado. Pero sigue habiendo brotes, actualmente en el Medio Oeste y en los campus universitarios que regresaron a las clases presenciales.
Un análisis de ABC News sobre las tendencias de Covid-19 en los 50 estados del país encontró que hubo aumento de casos confirmados durante las últimas dos semanas en 33 estados. Esto, señaló, puede estar relacionado con varios factores, entre ellos con la propagación del virus a las comunidades a partir de brotes en los campus universitarios.
“Apenas afecta a muy pocos, a casi nadie”, afirmó Trump durante un mitin electoral esta semana, minimizando la pandemia. “Afecta a los ancianos, a los que tienen problemas cardíacos y a otros”, argumentó.
Los especialistas y la oposición política, en cambio, aseguran que las estadísticas exponen el fracaso de la administración Trump. “Estados Unidos ha pagado un precio más alto que cualquier otro país del mundo”, dijo su rival demócrata en las elecciones del 3 de noviembre, Joe Biden, lamentando las “mentiras” e “incompetencia” del mandatario republicano.
Desde el principio Trump restó importancia públicamente a la gravedad de la pandemia, y en febrero ocultó a los estadounidenses que sabía que el virus se transmitía por el aire y era más peligroso que la gripe, según entrevistas para el nuevo libro del periodista Bob Woodward.
Su gobierno detuvo un plan para la distribución general de mascarillas preparado por la Oficina de Correos y obligó a los CDC, la principal agencia de salud del país, a suavizar sus instrucciones para alentar el regreso a la normalidad. “Necesitábamos una respuesta nacional unificada, coherente y fuerte, y no la tuvimos”, explicó William Schaffner, profesor de políticas de salud en la Universidad de Vanderbilt. ■