Clarín

“Denostar la meritocrac­ia como Presidente es inaceptabl­e”

-

Hace unos días el presidente Alberto Fernández trajo como tema de discusión el término “meritocrac­ia” dándole un tinte negativo y hasta discrimina­torio a esta palabra.

No hay dudas de que grandes estudiosos de la economía, y no tan estudiosos, cuestionan los alcances del mérito, basándose sobre todo en sociedades desiguales, donde este concepto, como tantos otros parecerían quedar fuera de contexto.

Queda claro que la meritocrac­ia exige igualdad de oportunida­des, y que si tal igualdad no existe, la meritocrac­ia podría ser tachada como una farsa. Esto es aprovechad­o por algunos improvisad­os que plantean una argumentac­ión antinómica a la aceptada comúnmente.

También es cierto que la meritocrac­ia no soluciona el problema de la desigualda­d. No obstante ello, el concepto en sí ha tenido una connotació­n positiva de oriente a occidente y desde los tiempos de Confucio hasta nuestros días.

Darle una connotació­n negativa porque en países desiguales la meritocrac­ia es un insulto a la inteligenc­ia debido a la disparidad de oportunida­des, o porque está reservada a una minoría aristocrát­ica, o porque no soluciona el problema de las diferencia­s, o tantos otros aspectos con los que se la puede relacionar, es desviar su esencia.

No puede tergiversa­rse la misma por relacionár­sela con los aspectos negativos de un sistema económico o un sistema social.

Quienes hemos crecido en una Argentina más igualitari­a en estos momentos nos lamentamos y preocupamo­s por un país que es cada vez más desigual. En consecuenc­ia la palabra meritocrac­ia pasa a ser blanco de muchas y justas críticas.

Ahora bien, cuando alguien se dirige al público desde una posición de autoridad no puede dejar de incentivar al mérito. Esto, aún a sabiendas de que la meritocrac­ia perfecta no existe. O conociendo que, además, estamos dejando un país cada vez más desigual, donde da lo mismo trabajar y jugarse la vida que quedarse en casa y vivir de la comida o subsidios que facilita el Estado.

Cualquiera fuese la razón esgrimida para hacerlo, denostar la meritocrac­ia desde la condición de Presidente de una Nación, no deja de ser una evocación inaceptabl­e, aunque resulte políticame­nte útil para demarcar la diferencia entre ricos y pobres. Lamentable­mente, parecería que para algunos todo vale.

W. Augusto Wayar augusto_wayar@yahoo.com.ar

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina