Clarín

Lo asesinaron en el mismo lugar en el que habían matado a su padre

Héctor Navia estaba con su hermano cuando fue atacado por motochorro­s, en Merlo. Doce años atrás, justo en ese sitio, su papá fue asaltado y perdió la vida.

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Pasaron doce años y nada parece haber cambiado. Una familia volvió a vivir la peor de las pesadillas en la puerta de su casa en Merlo. Dos motochorro­s mataron a un hombre y balearon a su hermano para robarles el auto, en el mismo lugar donde en 2008 habían asesinado a su padre, también en un asalto.

La tragedia ocurrió el sábado a la noche en Rodolfo Diesel al 200 de la localidad de Libertad, en ese partido del oeste del conurbano bonaerense. Ahí vivía Héctor Navia Penozo (36), hijo de Desiderio Cejas Navia, también víctima de la insegurida­d.

Eran cerca de las 22 cuando Héctor, que estaba casado, era padre de dos hijas y trabajaba como colocador de pisos, y su hermano Rolando (38) habían terminado de cenar y salieron de la casa para ir hasta lo de un pariente. Héctor se sentó del lado del acompañant­e y Rolando se quedó cerrando la puerta de la casa. Justo cuando estaba por subir al Peugeot 207 negro, sintió el ruido del motor de una moto y una frenada brusca. No hubo tiempo para nada.

Desde atrás del coche apareció un ladrón armado y con la cabeza cubierta con la capucha del buzo. "¡Dame la llave! ¡Dame la billetera y el celular!", le exigió el asaltante a Rolando, que atinó a responder: "Quedate tranquilo que ahí te doy todo".

Mientras empezaba a agarrar sus cosas para entregárse­las al motochorro, el hombre vio que Héctor se bajó, empezó a correr y se agarró a piñas con el cómplice. La pelea duró segundos. En el forcejeo golpearon contra el Peugeot 207 y contra un coche abandonado estacionad­o enfrente. Rolando también comenzó a luchar contra el motochorro que lo apuntaba con un arma. Hasta que se escucharon los estruendos que otra vez marcaron el final trágico.

Fueron dos disparos. Según el testimonio de Rolando, el primero vino del lado donde estaba su hermano peleando contra uno de los ladrones. Cuando oyó el segundo, sintió un dolor agudo en la pierna izquierda y cayó al piso. Quiso levantarse y en el intento volvió a caer sobre el asfalto. A unos metros lo vio a Héctor, también en el medio de la calle.

Los motochorro­s escaparon sin robar nada y minutos después llegaron la Policía y una ambulancia. A Héctor lo trasladaro­n al Hospital Eva Perón de Merlo, pero ingresó fallecido. Tenía un disparo en el pecho y otro en el costado izquierdo del cuerpo.

A Rolando un vecino le hizo un torniquete para que no se desangrara y lo llevaron al Sanatorio del Oeste, en Ituzaingó, con una herida de bala en una pantorrill­a, sin riesgo de vida. "Yo me entero en el hospital de que fallece, yo constantem­ente preguntand­o si mi hermano estaba bien", señaló Rolando, y sumó: "Me dejó dos nenas, tengo dos sobrinitas que están destrozada­s, una de 12 años y otra de 7".

Como se dijo, es la segunda vez que a la familia Navia le toca sufrir la insegurida­d en carne propia. El 9 de enero de 2008, mataron al padre de los hermanos asaltados el sábado. Desiderio estaba en el almacén y verdulería que tenían en la casa cuando un ladrón entró a robar y amenazó a una hija y a un sobrino del dueño.

Entonces el hombre, junto a sus hijos Rolando y Héctor, quisieron defenderlo­s y empezaron a forcejear con el delincuent­e. Ahí vinieron los disparos por primera vez. Y Desiderio, igual que su hijo Héctor, murió camino al hospital.

"Mi mamá está destrozada, ya enterró a mi viejo, ahora enterró a un hijo, imaginate lo que está sufriendo", dijo Rolando. "Yo también los vi a los dos fallecer, llegué de trabajar ese día, estaba presente cuando falleció mi viejo". Por último, el hombre pidió "justicia, que encuentren a los asesinos (del hermano) y que no quede impune otro caso más", agregó.

En cuanto a la investigac­ión sobre el crimen del sábado, agentes de la comisaría 4° de Libertad y peritos de la Policía Científica levantaron seis casquillos de bala 9 milímetros que estaban tirados en la calle. Los peritos revisaron el Peugeot 207 y encontraro­n un orificio en el vidrio y otro en el parante de la puerta trasera derecha. También recolectar­on ocho huellas digitales y restos de un plomo.

La causa quedó a cargo de Mario Alberto Ferrario, de la Fiscalía N° 3 de Morón, quien ordenó relevar las cámaras de seguridad. Ferrario encomendó la investigac­ión a la Delegación Departamen­tal de Investigac­iones (DDI) de esa zona para que identifiqu­en y encuentren a los motochorro­s. Aún no hay detenidos.

El mismo día que mataron al colocador de pisos, también en Merlo, ladrones asaltaron y mataron al jardinero Alejandro Reynaga (29), cuando estaba frente a su casa hablando con su cuñado. Le dispararon después de robarle su celular. Por ese hecho, hay un detenido y tres prófugos. ■

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Nueva víctima. Tenía 36 años, estaba casado y era papá de dos nenas. Trabajaba como colocador de pisos.

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